El Tribunal de Cuentas ha afeado a la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), adscrita al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, la adjudicación de la celebración, en diciembre de 2013, de una subasta de relojes y joyas procedentes del embargo de un contribuyente a la empresa Subastas Segre, presidida por Lourdes Cavero, la esposa de Ignacio González, y participada por ella y por varios de sus familiares, incluyendo al entonces presidente de la Comunidad de Madrid.
En el Informe de Fiscalización de la contratación de la Agencia de los ejercicios 2013 y 2014, publicado este lunes, el Tribunal de Cuentas critica que la AEAT llevase a cabo este procedimiento de forma externa, cuando podía haberlo hecho a través de los medios propios de la entidad, logrando mayores ingresos para las arcas públicas.
Respecto a esa adjudicación en concreto, otorgada a Subastas Segre por la Delegación Especial de la Agencia Tributaria en Madrid el 15 de noviembre de 2013, “la Agencia señala que no dispone de medios personales ni materiales adecuados, acudiendo a un procedimiento de adjudicación cerrado, el negociado sin publicidad. No se determina ni cuantifica, por su número y características los objetos a subastar, ni consta, dada la especialidad de la operación, que la AEAT haya efectuado un estudio comparativo de costes si efectuase por sí misma esa subasta, con personal propio, en lugar de acudir a la contratación externa”, dice el informe.
Para el Tribunal de Cuentas, haber realizado esa subasta de forma directa habría sido más “coherente” con “la aplicación del principio de economía en el gasto, si se tiene presente que los recursos dinerarios obtenidos con la subasta deberían ingresarse totalmente a favor de la Agencia, evitando así el pago de la respectiva comisión” a Subastas Segre.
Así, en sus conclusiones, el informe del Tribunal de Cuentas insta al organismo que dirige Santiago Menéndez a precisar “con toda nitidez” en las memorias explicativas de sus contrataciones “la naturaleza y extensión de las necesidades a cubrir”, así como la “idoneidad” de las mismas.
“Rentabilizar”
Preguntada por este asunto, la Agencia Tributaria no precisa cuál fue la comisión abonada a la empresa de Lourdes Cavero por esa operación. En sus alegaciones al informe del Tribunal de Cuentas, el organismo argumenta que se buscó “la mayor rentabilidad posible”. Dada “la singularidad de los bienes a subastar”, se recurrió a una empresa externa “por su experiencia en rentabilizar este tipo de subastas”. También subraya que se incluyó en los expedientes de contratación “la relación detallada de los bienes objeto de subasta, su número y valoración”.
La operación consistió, según informó el diario ABC en diciembre de 2013, en la venta de 98 piezas con un precio de salida de 500.000 euros procedentes, en su mayoría, de los años 80 y 90. “Atención a las piezas que salen a la venta. Una gargantilla de malla en oro blanco y brillantes, con un diseño muy medieval, pero con peso y flexibilidad y un precio de salida de 4.500 euros; otra con un diseño de hojas de parra por 7.600 euros. También, pendientes de brillantes y esmeraldas (4.800 euros), una gargantilla tipo Cartier (5.600) y una sortija con esmeralda central (4.000 euros)”, contaba el rotativo madrileño.
Subastas Segre se adjudicó el concurso “por ser la oferta económicamente más ventajosa”, según el anuncio de adjudicación, que no aportaba detalles sobre la comisión abonada al intermediario, una comisión que, según la versión de la agencia, “no existió”, ya que se trató de un “precio de adjudicación”. Esas fuentes reconocen que fue la propia agencia la que animó a Subastas Segre a presentarse al concurso, al que, según una persona conocedora del proceso, se presentaron otras dos casas madrileñas de subastas: Ansorena y Sala Retiro. En contra de lo habitual en este tipo de procesos, explica esa fuente, la comisión del adjudicatario no corrió a cargo del vendedor (la agencia), sino del precio final de la subasta.
La empresa, que no ha querido hacer comentarios sobre este asunto, está íntimamente vinculada a la familia Cavero y al propio Ignacio González. En su consejo de administración, además de Lourdes Cavero, se sientan su hermana Pilar Cavero y Federico Bonet, viudo de otra de las hermanas, Carmen, fallecida en julio de 2013. El propio González reveló en 2013, cuando todavía era presidente madrileño y presentó sus declaraciones de la renta y de bienes del ejercicio 2011, que era accionista de Subastas Segre, con 391 acciones.