El pasado miércoles comparecía ante los medios de comunicación la plana mayor de los responsables de previsiones de los principales institutos de estudios económicos de Alemania. Se presentaban un informe económico sobre la situación del país en estos tiempos de pandemia. Según su análisis, en Alemania “la recuperación está perdiendo ímpetu”.
Así figura en el texto que firman conjuntamente los expertos del Instituto para la Economía de Kiel (IfW), el Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW), el Instituto Ifo de Múnich, el Instituto Halle para la Investigación Económica (IWH) y el Instituto Leibniz para la Investigación Económica.
Los responsables de las previsiones económicas de dichas instituciones se veían obligados a corregir en ese último informe sus predicciones iniciales sobre los efectos de la COVID-19 en el rendimiento de la economía de Alemania, considerada en Europa la locomotora del crecimiento. Según sus previsiones corregidas, la economía germana caerá un 5,4% este año, cuando anteriormente habían predicho una caída del 4,2%.
Esa corrección sitúa la contracción a niveles similares a los de la crisis de 2009, cuando la caída del PIB alemán fue del 5,7%. Desde que hicieran sus primeras previsiones pandémicas, los expertos del DIW, IfW, IHW y compañía han constatado que “la recuperación está siendo frenada por aquellos sectores que son especialmente dependientes de los contactos sociales, como la restauración y el turismo”, según plantea en el comunicado de presentación de su último informe.
Para restauración y turismo, la “pseudo-tregua” planteada al sector por el coronavirus en buena parte de la primavera y el verano no ha sido suficiente para levantar los efectos de las restricciones contra la propagación del virus. En Alemania no hubo un confinamiento para la población y la economía como el registrado en otros países europeos como Francia, Italia o España.
Aún así, hubo cierres temporales de comercios, incluidos bares y restaurantes. Éstos pudieron reabrir en primavera y agosto. Pero ante la segunda ola de contagios que ha llegado con el otoño, desde hace unos días esos locales no pueden vender alcohol a partir de los 23h00 en aquellas ciudades como Berlín, donde la incidencia del virus supera los 50 nuevos casos positivos por 100.000 habitantes en los últimos siete días.
Por otro lado, en compañías aéreas, hoteles y agencias de viajes no se atisba un horizonte económicamente saludable desde que entraron en vigor las primeras restricciones contra la propagación del coronavirus. Basta ver el ejemplo de la compañía aérea Lufthansa, en la que se estima se pierde un millón de euros cada hora y media. Es sólo gracias a un rescate de 9.000 millones de euros de dinero público que dicha compañía se mantiene a flote.
Este miércoles, el Gobierno federal y el de los 16 Länder germanos ultimaban medidas como la imposición de una hora de cierre en los locales de restauración del país. Para este sector de la economía, los expertos de los grandes centros de investigación económica tienen previsiones nada halagüeñas.
Restauración y turismo, afectados por las medidas anti-COVID-19
“La actividad en esta parte de la economía alemana seguirá afectada durante un tiempo y se recuperará una vez que las medidas de control de la pandemia dejen de ser válidas”, indica el comunicado del IfW y compañía. Estos institutos prevén que la próxima primavera podrían tener lugar, “hasta cierto punto”, un levantamiento de esas medidas de control de la pandemia que tanto daño están haciendo a estos sectores.
El análisis que presentaban los grandes expertos alemanes parecía reconfortar al ministro de Economía de la canciller Angela Merkel, el también conservador Peter Altmaier. Él decía a cuenta de las previsiones de los expertos que esas estimaciones estaban alineadas con las que maneja el Gobierno.
“El diagnóstico está en la línea de las valoraciones del Gobierno federal. La caída será menos dramática de lo que se pensaba inicialmente”, señalaba el ministro de Economía tras darse a conocer las previsiones del IfW y compañía.
El pasado mes de abril, en las previsiones que hacía el Ejecutivo alemán se apuntaba que la economía germana iba a caer un 6,3%. Esos valores situaban a la economía teutona en la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. El pasado mes de septiembre, Altmaier corregía esa previsión para situar la contracción en un 5,8%, apenas una décima más que el 5,7% de la recesión causada por la crisis de 2009.
Alemania parece, por tanto, haber evitado de momento esa amenazante “mayor recesión desde la Segunda Guerra Mundial”. Sin embargo, la recuperación no será tan rápida como se había pensado. En esto también coinciden Gobierno y expertos. Para éstos últimos, el PIB alemán crecerá un 4,7% en 2021. En su anterior previsión conjunta habían evaluado el crecimiento en un 5,8%.
Crece el ángulo de la uve de la recuperación
“Hemos corregido la previsión del crecimiento por el cambio en el ritmo de la economía y también porque las restricciones han tenido un impacto más largo. Primero pensábamos en una recuperación con forma de uve, ahora el ángulo de la uve se ha hecho mayor”, explicaba este miércoles en rueda de prensa Stefan Kooths, responsable de previsiones económicas del IfW.
Kooths y compañía no parecen fiarse del todo de datos como los que presentaba Agencia Federal para el Empleo (BA) a finales del pasado mes. Según dicho organismo federal, en septiembre caía por primera vez el número de desempleados desde que comenzó la pandemia. Pese al golpe del coronavirus, la economía germana volvía a crear 108.000 puestos de trabajo, según los datos de la BA.
Aún así, el número de desempleados en Alemania alcanza los 2,8 millones. Es un 6,2% de la población activa. Entre ellos no figuran los millones de personas que actualmente reciben subvención de jornada reducida, una medida implementada a principios de la crisis para, entre otras cosas, evitar despidos.
“El número de empleados a vuelto a crecer, pero los niveles de empleo previos a la crisis no llegarán hasta mediados de 2020”, estiman los expertos alemanes. Tanto las últimas previsiones de los expertos como las del Ejecutivo – donde ven crecer la economía en 2021 un 4,4% – están sujetas a que no se repita un segundo “confinamiento”. Este término es el que se emplea aquí para aludir al periodo entre marzo y abril que trajo consigo la puesta en marcha de las medidas más restrictivas contra la propagación de la COVID-19.
El coronavirus, ¿bajo control en Alemania?
“La caída de este año es menos dramática de lo que se temía inicialmente, y podemos esperar una subida fuerte el año que viene”, pero “todo esto está sujeto a que la propagación del coronavirus no se haga incontrolada y que se evite un segundo confinamiento”, según el ministro de Economía de Merkel.
Que vuelvan a tomarse las medidas más duras para frenar la propagación del virus es un escenario que los responsables políticos alemanes parecen querer evitar a toda cosa. Sin embargo, en las últimas dos semanas no ha parado de crecer el número de contagios. En la mañana de este miércoles, se contaban 5.132 nuevos casos en las últimas 24 horas.
Es la primera vez que se “supera la barrera de los 5.000 nuevos casos desde el pasado 9 de abril”, según Olaf Gersemann, responsable de información económica del diario Die Welt. Con ese dato sobre la mesa, la pregunta para la economía alemana es: ¿sigue “controlado” el coronavirus tal y como afirmaba el ministro de Sanidad, el conservador Jens Spahn, el pasado 17 de abril?