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Uber vuelve a España con conductores legales y tirando tarifas

Uber vuelve a España hoy, concretamente a Madrid. Con este retorno consolida su estrategia para tratar de acabar con las críticas y protestas generadas tras su primer desembarco en 2014 (cuando lo hizo primero en Barcelona y luego en la capital) y que acabó con la suspensión del servicio UberPop que prestaba entonces, que se centraba en conductores sin licencia. La compañía estadounidense vuelve ahora con UberX -un servicio similar al que ofrece ahora Cabify- y que consiste en utilizar solo aquellos chóferes que dispongan de licencias VTC. La empresa entra tirando los precios, compitiendo especialmente con el sector del taxi con el que ha protagonizado fuertes enfrentamientos. Desde la propia compañía señalan que “el ahorro medio respecto a alternativas tradicionales es de un 30% en los trayectos más habituales y de hasta un 40% en viajes al aeropuerto”.

A partir de hoy, se podrá contratar UberX en Madrid a través de la aplicación móvil de la propia empresa. Los servicios de esta plataforma que pone en contacto a conductores y viajeros están ya presentes en 400 ciudadaes de 69 países, aunque su desembarco en muchas de ellas no ha estado exento de polémica. En ciudades europeas como París o Londres ya está presente este servicio con el que desembarcan ahora en España, con más de 12.000 conductores en el primer caso y con más de 25.000 en el segundo.

¿Cuánto costará?

El servicio de la compañía tendrá una tarifa mínima de cinco euros y el resto se determinará por una combinación de tiempo y distancia recorrida. Son llamativas las rutas que la propia empresa pone como ejemplos de precios estimados en su web y que ofrecen una idea del público al que se dirigen. Así, la empresa apunta que un trayecto desde Cibeles hasta el aeropuerto costará alrededor de 20 euros -lo que supone 10 euros menos de la tarifa fija actual que cuesta un taxi-. Otros ejemplos de trayectos que ofrece Uber en la web creada para este lanzamiento parte del Círculo de Bellas Artes con destino Azca con un coste aproximado de 5,5 euros; otro va del IE Business School a Malasaña por un precio estimado de 5 euros o de Goya a Ponzano, con un coste que rondaría los cinco euros.

¿Cómo funciona la app?

El usuario tiene que descargarse la aplicación y darse de alta en ella para lo que le pedirán datos personales y el número de la tarjeta. En el primer viaje se le pedirá además el DNI. Tras este trámite, ya se puede pedir el servicio de un conductor o bien en el punto donde se está o bien desde donde se quiera partir. En ese momento, la aplicación muestra el tiempo que queda para que llegue el coche, el nombre del conductor, la marca el modelo y la matrícula del coche para saber cuál es su vehículo. Una vez en el vehículo se puede ver la ruta y el tiempo estimado hasta lugar de destino. La aplicación permite ponerse en contacto al conductor y el pasajero pero oculta los números de telefóno. 

Para pagar, el trayecto finaliza sin otra gestión adicional, se cobra a través de la tarjeta que ha facilitado en el perfil y el usuario recibe un resumen del trayecto en el email. Además, podrá descargar su factura en la página web o en la aplicación. Para compartir el pago, la aplicación tiene una opción de dividir tarifa entre varios usuarios que tengan cuenta de Uber.

¿Qué pedirán a los conductores?

Para registrarse en la plataforma se pedirán una serie de formularios al conductor como la licencia VTC del vehículo, la ficha técnica del vehículo para comprobar que ha superado la ITV, el recibo de pago del seguro del vehículo para garantizar su vigencia, el alta del conductor en el régimen de autónomos o constitución como empresa y el certificado de antecedentes penales. 

Las licencias VTC consiste en un trámite administrativo similar al de las licencias de los taxis. El número que se pueden otorgar de estas VTC está limitado a 1 por cada 30 taxis, según estableció el Gobierno en la modificación del Reglamento de Ordenación del Transporte Terrestre aprobado in extremis por el Ejecutivo ahora en funciones. Esta normativa aprobada pocas semanas antes de las elecciones blindaba a los taxistas frente a la irrupción de nuevas aplicaciones como Cabify, que ya estaba operativa en España, o como la posible vuelta de Uber.

¿Y los impuestos?

Otra de las críticas desatadas por estas nuevas plataformas ha sido la del pago de impuesto. La plataforma no controla que los conductores no paguen impuestos. “Los trabajadores autónomos y empresas son los responsables de su tributación. Solo ellos conocen cuáles son sus costes, que varían en función del tamaño del coche y el tipo de combustible entre otros, los ingresos que reciben de otras fuentes y las exenciones a las que están sujetos”, apunta la compañía.

Aunque asegura que sigue unos determinados pasos para “facilitar la fiscalización” de la actividad. La compañía sí que solicita a los conductores o empresas que se den de alta en este servicio es que acrediten su afiliación a la Seguridad Social mediante el certificado correspondiente. Entre el resto de características, Uber asegura que pone a disposición de los conductores un panel de control desde el que puede acceder a la información y documentación necesaria para facilitar la tributación de su actividad, como por ejemplo, facturas individualizadas por trayecto, desglose detallado del IVA y resumen mensual o anual de su actividad en la plataforma.