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La UE culmina la salida del tratado postsoviético que blindaba las inversiones en energías fósiles

Imagen de archivo de una manifestación contra los combustibles fósiles. EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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La UE ha culminado su salida del del Tratado de la Carta de Energía que blinda las inversiones en combustibles fósiles y que está desfasado teniendo en cuenta los objetivos medioambientales que se han asumido en el marco de la ONU para combatir la emergencia climática. Tras varios intentos fallidos para renovar el acuerdo, que data de la etapa postsoviética, la presión aumentó con la retirada de varios países, entre ellos, España, forzando a Bruselas a plantear la retirada que, tras recibir el aval de la Eurocámara, han ratificado definitivamente los 27 este jueves.

“Con las decisiones adoptadas hoy, la Unión Europea y Euratom abandonarán el Tratado sobre la Carta de la Energía, mientras que los estados miembros podrán apoyar su modernización durante la próxima Conferencia sobre la Carta de la Energía”, señala el Consejo de la UE en un comunicado. La decisión, por tanto, supone que los países europeos que no quieran retirarse puedan permanecer con un acuerdo renovado. Esa es la intención de gobiernos como el de Chipre o Eslovaquia.

El tratado se puso en marcha en el año 1994 para proteger las inversiones en infraestructuras energéticas en los países postsoviéticos, concediendo amplias protecciones a los inversores. El texto no se renueva desde 1998 y en 2022 los intentos volvieron a ser fallidos. Desde entonces, varios estados miembros comenzaron el proceso de su retirada: Eslovenia, Luxemburgo, España, Francia, Países Bajos, Alemania, Polonia, Dinamarca, Portugal, Austria o Bélgica.

Los países que se han mostrado favorables a la retirada sostienen que el tratado no cumple los estándares energéticos que ha ido aprobando la UE para combatir el cambio climático. Esa actualización del marco regulatorio prevé de hecho reducir la dependencia de los combustibles fósiles para cumplir con la neutralidad climática en 2050 y una reducción del 55% de las emisiones para 2030.

“Existe desde hace más de treinta años y ya no está alineado con los el Acuerdo de París, con los objetivos climáticos y con las urgencia”, ha señalado sobre el tratado la ministra de Energía de Bélgica, Tinne Van der Straeten, cuyo país desempeña este semestre la presidencia del Consejo de la UE y ha diseñado la denominada “una hoja de ruta belga”, que supone la retirada en bloque de la UE y, en paralelo, la autorización para que los estados miembros que quieran puedan seguir formando parte del acuerdo y renegociarlo en noviembre.

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