Ultrarricos y Lasquetty de patronos: el lobby que compara a Pedro Sánchez con un nazi y proclama “la liberación fiscal”
Un patronato con multimillonarios como Juan Abelló o la dueña de Prosegur, Helena Revoredo, un consejo asesor por el que han pasado Daniel Lacalle, Fernando del Pino (hermano del presidente de Ferrovial) o Cayetana Álvarez de Toledo, y un presidente que compara a Pedro Sánchez con el nazi Goebbels.
Es Civismo, fundación sin ánimo de lucro que se define como “think tank o catalizador de ideas que trabaja en la defensa de la libertad”. Esta entidad ha fichado como patrono a Javier Fernández-Lasquetty, impulsor de eso que Isabel Díaz Ayuso llama “liberalismo a la madrileña”. El nombramiento lo aprobó su patronato en su última reunión hace unas semanas, confirma su director general, Albert Guivernau.
El ex gurú económico de Ayuso e ideólogo de la privatización sanitaria de Esperanza Aguirre se ha mostrado muy activo desde que hace un año dejó la política. “Quien pueda hacer que haga, quien pueda contribuir que contribuya”, dijo su antiguo jefe, José María Aznar, en noviembre.
Entonces trascendió el fichaje de Lasquetty, patrono de la FAES, como asesor de la multimillonaria Alicia Koplowitz en su sicav. Luego recaló en la farmacéutica Cofares. Se ha convertido en vicepresidente para Relaciones Institucionales de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) del nobel Mario Vargas Llosa. O patrono de la Fundación del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), que en marzo denunció a la Fiscalía por revelar datos que desmentían la versión de Miguel Ángel Rodríguez sobre los delitos fiscales de Alberto González Amador, pareja de Ayuso.
Sin hacer ascos a seguir cobrando de lo público (el Ayuntamiento de Las Rozas, feudo del PP, lo nombró consejero en una empresa municipal que le paga una dieta de 1.183,23 euros netos por reunión, como contó El País), Lasquetty se ha unido ahora al patronato de Civismo, que dice promover “una sociedad civil activa, que se involucre en el diseño de unas políticas públicas hechas a la medida del ciudadano, de modo que éste pueda ejercer su libertad individual, contribuyendo así a la prosperidad colectiva”.
Civismo, cuyos “principales valores” son “la primacía de la persona, la tolerancia, el Estado limitado y representativo, el imperio de la ley, la propiedad privada y el libre mercado”, viene a ser otro satélite del universo de autoproclamados defensores de la libertad que han proliferado en Madrid en los últimos años, vinculados a organizaciones internacionales ultraliberales como el Cato Institute, Atlas Network o la Mont Pelerin Society.
Simpatiza con los postulados del argentino Javier Milei, sin abrazar el “anarcocapitalismo” por el que abogan a ultranza el argentino y su admirado Jesús Huerta de Soto. Este excéntrico multimillonario empresario español de los seguros y catedrático en una universidad pública madrileña (la Rey Juan Carlos) lleva años instando a los acólitos de la denominada Escuela Austríaca de economía a convertir Madrid en “la nueva Viena”.
“Indicios positivos” con Milei
El director general de Civismo discrepa de las “formas” de Milei pero cree “interesante” el debate abierto con su llegada al poder “sobre medidas económicas más liberales”. El “reto”, dice al teléfono Guivernau, es “ver la efectividad de esas medidas”. Él ve “indicios positivos”: “Se está empezando a dar crédito en Argentina por primera vez en años” y eso es una “muestra de confianza en la economía”, defiende.
El tono de Civismo es menos agresivo que el del Instituto Juan de Mariana, que dirige un pupilo de Lasquetty y ex alto cargo de Ayuso, Manuel Llamas. Este otro think tank es el que invitó al presidente argentino en su última visita a Madrid. En teoría tampoco tiene ánimo de lucro, pero participa en el negocio de la educación privada (es accionista de una universidad recién creada). Y la familia de su presidente y fundador hace caja con sus cursos de verano en modestos negocios turísticos mientras cobra importantes subvenciones públicas.
Más allá de formas y fondo, en los órganos de dirección del Juan de Mariana no hay ninguna figura empresarial relevante. Y en el patronato de Civismo hay varios ultrarricos: personas cuyo patrimonio (sin contar la primera vivienda) supera con mucho los 30 millones de dólares. Junto a Abelló y Revoredo, también es patrono la primera fortuna de Álava, Víctor de Urrutia, máximo accionista de las bodegas CVNE, exvicepresidente de Iberdrola o socio del gigante de la educación privada Proeduca Altus (Universidad Internacional de La Rioja). Urrutia acaba de comprar un 5% de LLYC, una de las principales firmas de consultoría y lobby de España.
Le acompaña otro multimillonario poco conocido, Víctor Ruiz, principal accionista de la cotizada Azkoyen y fundador de la ingeniería Eurofinsa. Ruiz todavía era socio de esa empresa (tenía el 50% y lo vendió antes de su quiebra) cuando se convirtió en accionista relevante de Libertad Digital, la emisora de Federico Jiménez Losantos.
El cuartel general del holding de Ruiz está en el edificio Eurocentro, frente al estadio Santiago Bernabéu. En él ondea estos días una bandera venezolana. Está a pocos metros de la sede de Civismo, cuyo presidente, Julio Pomés, es una persona con escaso bagaje empresarial.
En la última memoria anual del think tank (de 2022), en la que no hay datos de los fondos que maneja ni cómo se financia, Pomés se despacha contra Pedro Sánchez por su gestión de la pandemia: “Ningún gobierno europeo aplicó un confinamiento tan largo y salvaje en toda la Unión Europea” como el socialista, que “salvando las distancias, recordaba la figura del ministro de la propaganda nazi Joseph Goebbels” y “se permitió presumir de que era nuestro protector, mediante un adoctrinamiento masivo en sus largas comparecencias en los informativos”.
Pomés, que en los 90 daba clases de Química (disciplina de la que es doctor) en la Universidad Pública de Navarra, se recicló a principios de siglo como lobista. Primero montó un think tank allí (Institución Futuro) y luego creó Civismo, cuya primera sede estuvo durante años en Navarra, a la que está muy vinculado: su hermano es Javier Pomés, ex eurodiputado de UPN-PP que en 2018 aceptó una condena de 16 meses de cárcel por alzamiento de bienes al ayudar a un jeque árabe a eludir una deuda millonaria con la Seguridad Social. Poco después, trascendía que Julio Pomés estaba pidiendo por carta a empresarios de Navarra dinero para financiar un informe contrario al gobierno que entonces lideraba Uxue Barcos, nacionalista de izquierdas.
Tras dejar Pamplona, Civismo se trasladó a la sede que ocupó hasta hace poco, en el 114 del Paseo de la Castellana. En el 116 está el edificio Huarte, que toma su nombre de una familia muy vinculada a Navarra, al franquismo y al think tank. El patriarca, el constructor Félix Huarte, procurador franquista y vicepresidente de la Diputación Foral de Navarra de 1964 a 1971, se hizo de oro con las concesiones de la dictadura y construyó el Valle de los Caídos o el Santiago Bernabéu.
En los 80, constructora Huarte se vendió al recientemente fallecido Juan Miguel Villar Mir (de ahí surgió OHL) y los herederos gestionan actualmente Uriel Inversiones, presidido por Juan Félix Huarte, vicepresidente de Civismo, al que lleva vinculado desde su creación en 2009. Su holding opera en renovables, comercio de café, inmobiliario o la recogida de residuos sólidos urbanos a través de Aborgase, concesionaria de ese servicio en Sevilla.
Juan Félix Huarte es también miembro del Consejo Empresario Asesor de la FIL y patrono de la ultraconservadora Fundación Neos, presidida por el exministro Jaime Mayor Oreja. Desde el edificio Huarte (donde está la sede de Uriel), la extrema derecha desplegó en mayo de 2020 una enorme pancarta contra Pedro Sánchez y el confinamiento. La campaña la difundió en esos días en redes un agitador ultraderechista entonces poco conocido y hoy eurodiputado, Alvise Pérez.
En Civismo, Lasquetty ha cubierto la vacante del aristócrata y empresario Carlos Espinosa de los Monteros, ex comisionado de la Marca España con Mariano Rajoy y consejero de Uriel Inversiones, de los Huarte. El padre del ultraderechista y ex diputado de Vox Iván Espinosa de los Monteros llegó a ser vicepresidente de Civismo. Estuvo vinculado a ella desde sus inicios.
Otros patronos son el financiero Claudio Aguirre, primo de Esperanza Aguirre, o el empresario Fernando Jorro Sainz de Rozas, de una familia históricamente vinculada a la industria del tabaco (fueron socios del banquero y contrabandista Juan March) y a la constructora Ginés y Navarro, germen de la actual ACS.
Civismo tan pronto critica el intervencionismo del gobierno sobre el sector del vapeo como arremete contra el impuesto a bancos y energéticas, “la mayor agresión fiscal que ha sufrido nuestra joven democracia”, según su presidente. Tiene entre sus estudios más conocidos su “Día de la Liberación Fiscal”: cuándo calcula que un español deja de pagar impuestos cada año. Su última estimación, publicada el pasado lunes, sitúa esa fecha en el 30 de julio, 17 días más que en 2021.
Su último informe denuncia la “inconsistencia en las políticas fiscales” y el “ahogamiento estructural” de los españoles. Dice que “desde 2018 la fiscalidad familiar no ha parado de crecer” por “las sucesivas subidas del salario mínimo interprofesional” y “la modificación de tramos y tipos en impuestos tanto de ámbito nacional como autonómico y municipal”.
A su conexión con varios ultrarricos se suman sus fuertes relaciones con el gobierno de Ayuso, a la que Civismo entregó en 2021 su premio anual por convertir a la Comunidad de Madrid en “un reducto de libertad”. Su secretario general es un catedrático de la Complutense, Francisco Cabrillo, al que Ayuso nombró en marzo consejero de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid junto al expresidente Joaquín Leguina. Cobra en ese puesto un sueldo público de 101.059,32 euros anuales.
En 2004 Cabrillo ya fue colocado por Aguirre como presidente del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid. Poco después de su cese (en 2012) presidió brevemente Libertad Digital. Entre los ex del patronato de Civismo figura Mauricio Toledano, el otro cofundador de Eurofinsa, ex patrono de la FAES de Aznar, tesorero del Real Madrid entre 1989 y 1994 y ex secretario general de las comunidades judías en España. Toledano lleva tiempo caído en desgracia. Eurofinsa, en liquidación, ha entrado con fuerza en la última lista de morosos. Debe más de 71 millones de euros a Hacienda.
A los patronos se suman los asesores de Civismo: los ya citados Lacalle (ex “jefe de Estrategia”), Álvarez de Toledo o Fernando del Pino, y José María Rotellar, actual asesor a tiempo parcial del gobierno madrileño, o Ignacio Ruiz-Jarabo, ex director de la Agencia Tributaria con Aznar y columnista en medios de derechas.
En esa extensa nómina también figuran los históricos de CEOE José Luis Feito y Juan Iranzo, condenado por las tarjetas black de Caja Madrid; Fernando Becker (ex directivo de Iberdrola y muy vinculado al PP), el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós, el exdiplomático Inocencio Arias o los catedráticos Benito Arruñada y Rafael Pampillón, ex colaborador habitual de FAES. También asesoran a Civismo Luis María Linde, ex gobernador del Banco de España con el PP, y Fernando Eguidazu, consejero del supervisor bancario y ex alto cargo en Exteriores con Rajoy.
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