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“Todo el mundo puede dejar de ser idiota. Yo lo hice”

Jil Van Eyle y su hija Mónica, fundadores de Teaming

Rita González

“Yo era un idiota. Sinceramente, solo pensaba en mi mismo, en ganar mucho dinero. Creía que la felicidad venía en un coche de tal marca. Fue antes del nacimiento de mi hija Mónica, en 1998, con hidrocefalia, una grave enfermedad. Entonces me convertí en alguien mejor”.

El que habla es Jil Van Eyle, un holandés residente en Barcelona que hace algo más de quince años fundaba una red social sin precedentes. La llamó Teaming y desde ella comenzó a impulsar una solidaridad “democrática y factible” en la que las personas expusiesen sus urgencias y “muchos, con muy poco dinero, pudiesen cambiarlo casi todo”.

Esquiva etiquetas. Asegura que no se trata de una ONG ni una fundación. No tiene oficinas, empleados o número de cuenta. “Es solo una idea para mejorar el mundo” que parte de su historia personal junto a Mónica, presidenta de honor del proyecto, “la autentica fundadora”.

Una de las Teaming Manager –creadora de grupos, como Ayuda urgente para José María y Raquel, una familia que va a ser deshauciada y puede perder a sus hijos- es la escritora Rosa Montero. Para ella, “la grandeza” se encuentra, precisamente, “en que no puedes aportar más de un euro aunque quieras: una solidaridad nada paternalista”. Un euro al mes. Ni más ni menos.

Un euro en cuantas causas se desee de las más de 1.500 que ya conforman esta plataforma transparente y ciudadana en continuo crecimiento. Después de que en 2012 diese el salto a la red, Teaming.net creció exponencialmente y hoy supera los 34.000 teamers. La idea se ha extendido a 40 países, mueve más de 200.000 euros al mes y ha sido nominada a los premios Príncipe de Asturias 2012.

¿Quién puede participar?

Cualquier persona puede ayudar a sufragar un grupo o crear el suyo propio. Rafael Pérez lo hizo en su día para sufragar el coste médico del tratamiento del resistente cáncer de su hija Alba. Tras el fallecimiento de la pequeña, los más de 6.500 teamers del grupo Si alba lucha, yo lucho han decidido continuar aportando un euro cada mes destinado ahora al laboratorio de investigación donde se trató a Alba y proyectan apoyar una beca.

Entre las causas, destacan las de ayuda a la infancia, sobre todo en situación de enfermedad grave, como la de Richi, un niño de 6 años afectado de un tumor cerebral muy agresivo. Otros grupos numerosos son los de defensa de los animales, de apoyo a refugios, para fomentar la adopción o para concienciar, entre otras cuestiones, sobre las matanzas de galgos.

Apoyo de Frank Rijkaard

Empezar fue lo más difícil. Comenzaron movilizando a trabajadores y trabajadoras de varias empresas, que se aliaron para establecer grupos de ayuda a personas que lo necesitaban y hacer microdonaciones individuales. “Costó arrancar, pero se disparó todo cuando Frank Rijkaard nos prestó su apoyo”, cuenta su fundador.

Van Eyle había entablado amistad con el ex futbolista tras ser su asesor personal en la época del Barça. Entonces todavía ejercía de ejecutivo agresivo al volante de un Porsche con una brillante carrera como directivo de marketing de una conocida multinacional. “Encontrarme con gente que también sufría me llevó a relacionarme con personas que trabajaban en el mundo de la solidaridad y eso me transformó”.

Asegura que nunca habría imaginado que el nacimiento de una hija discapacitada se convertiría “en una inspiración tan grande y en algo tan positivo para tanta gente”. “He aprendido que es importante no preguntarte por qué te pasan cosas malas en la vida sino para qué te pasan. Y que para mejorar un poco el mundo tienes que mejorarte primero a ti mismo. Ahora que miro a aquella persona que era antes, creo que todos los materialistas, todo el que vive obsesionando por acumular cosas, puede también dejar también de ser idiota”. De hecho, ha escrito un libro, Cómo dejé de ser un idiota, en el que relata su experiencia para que cunda el ejemplo.

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