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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Una antigua mina reconvertida en lago

Un lago de 2,2 kilómetros de longitud por un kilómetro de ancho esconde uno de los secretos ambientales de Galicia. El hueco de la antigua mina de Meirama, en el municipio de Cerceda (A Coruña) que cesó su actividad en 2008, ha sido llenado con 150 hectómetros cúbicos de agua de gran calidad.

De esta mina se extraía un tipo de carbón, llamado lignito, para alimentar a la central térmica de Meirama, ubicada en un área anexa a la mina, y a su vez producir electricidad para toda la comarca de A Coruña y las industrias de alrededor. A lo largo de 28 años, José Prego, antiguo trabajador de la mina, vio cómo se terminaba la explotación y cómo evolucionaba el plan de restauración y de llenado hasta lo que es ahora, una reserva de agua para la comarca.

Gas Natural Fenosa ha destinado 60 millones de euros en impulsar la rehabilitación ambiental de este enclave de más de 1.000 hectáreas que se ha convertido en una de las principales reservas hídricas y de biodiversidad de Galicia. La buena calidad de las aguas del lago de Meirama demuestra el éxito de la restauración del espacio afectado por la actividad minera.

“El lago se ha llenado básicamente con el agua procedente de riachuelos que se encuentran en la cabecera de la cuenca, por eso, aunque el llenado ha sido lento, la calidad del agua es la misma que la de los ríos. Es de una calidad buena”, asegura Jordi Delgado, profesor de la Universidade da Coruña (UDC) que ha dirigido al grupo de investigadores que han realizado el estudio y control de la calidad del agua del Lago Meirama.

Enclave estratégico

La buena calidad de las aguas del Lago de Meirama y su enclave estratégico hizo que en septiembre de 2013 Augas de Galicia autorizara el aprovechamiento del espacio como reservorio de agua para la ciudad de A Coruña y su área de influencia. “Es un uso singular, único en el mundo y muy importante en la zona dado que la ciudad solo cuenta con un pequeño embalse, que no puede crecer, y que produce carencia de agua cuando hay situaciones de escasez de lluvia. Por lo tanto, tener esta reserva tan cerca de la ciudad es una garantía de suministro y de calidad para el futuro”, afirma Delgado.

Se trata del primer caso del mundo de un lago de estas características que será usado para abastecer a grandes poblaciones sin mediar un tratamiento intensivo para uso de las aguas. Este hecho significativo ha sido posible gracias al estudio puntero - realizado por Gas Natural Fenosa junto con el grupo de investigadores - sobre la evolución físico-química del lago y a un estricto control de la calidad de las aguas - se han registrado de más de 300.000 datos -.

De escombrera a pulmón verde

Esta rehabilitación ha supuesto un impulso para la biodiversidad de la zona, en la que Gas Natural Fenosa ha plantado más de 450.000 árboles y donde casi 840 especies vegetales y animales han sido identificadas, algunas de ellas endémicas. Esta actuación ambiental ha recuperado el espacio afectado por la actividad minera convirtiéndolo en un hábitat tranquilo y protegido, lo que supondrá un impulso al desarrollo cultural y turístico de la zona.

“Los bosques de este espacio antes eran antiguas escombreras. El estéril que se sacaba de la mina, se vertía, se acondicionaba, se perfilaba, se echaba tierra vegetal y ahora se encuentra en la situación actual. Si te dicen que el espacio era antes una mina, posiblemente no lo creas”, cuenta Roberto González Philippon, subdirector de Operaciones de Recursos Naturales de Gas Natural Fenosa.

Un lago de 2,2 kilómetros de longitud por un kilómetro de ancho esconde uno de los secretos ambientales de Galicia. El hueco de la antigua mina de Meirama, en el municipio de Cerceda (A Coruña) que cesó su actividad en 2008, ha sido llenado con 150 hectómetros cúbicos de agua de gran calidad.

De esta mina se extraía un tipo de carbón, llamado lignito, para alimentar a la central térmica de Meirama, ubicada en un área anexa a la mina, y a su vez producir electricidad para toda la comarca de A Coruña y las industrias de alrededor. A lo largo de 28 años, José Prego, antiguo trabajador de la mina, vio cómo se terminaba la explotación y cómo evolucionaba el plan de restauración y de llenado hasta lo que es ahora, una reserva de agua para la comarca.