Comenzó vendiendo bocadillos y acabó presidiendo un gran grupo alimentario con más de 2.200 trabajadores y una facturación cercana a los 700 millones de euros. La historia de Tomás Pascual y la compañía que lleva su nombre, Calidad Pascual, es un relato de esfuerzo y constancia. Solo así este empresario segoviano (aunque muy ligado desde su niñez a Burgos) consiguió sacar adelante la cooperativa en quiebra que adquirió en 1969 y transformarla en un uno de los mayores imperios alimentarios de España.
“Yo no tenía ni idea acerca del negocio de la leche”, aseguró en diversas ocasiones Pascual, antes de fallecer en 2006. El emprendedor también contó que se metió en esto “de la manera más tonta”, cuando el director de la Caja de Ahorros de Burgos confió en él para hacerse cargo de la cooperativa, pese a su inexperiencia en el sector.
La entidad aportó el capital y Tomás Pascual su tesón. A partir de una pequeña empresa lechera con serias dificultades económicas, Tomás logró marcar un hito en la historia de la producción alimentaria española: crear la primera línea de obtención de leche UHT, uperisada o de larga duración, envasada en tetrabrik aséptico.
La llegada de la uperisación y el brik
Fue a en la década de los 70 cuando sobrevino la revolución que habría de transformar la industria láctea española: la llegada de la uperisación y el brik. Ambas llevaban años usándose en el mercado anglosajón, pero en nuestro país solo recalaron tras una labor de investigación de Pascual. No en vano, la imposibilidad de vender la cantidad total de leche que producía obligó al empresario a buscar una solución innovadora que permitiese conservar la leche en buenas condiciones. La central láctea tenía capacidad para fabricar tres mil litros de leche al día, y para sacarla adelante era preciso expandir la cartera de clientes a otras poblaciones.
Obligado por las circunstancias, Pascual viajó hasta Suiza, donde descubrió una máquina, el uperisador, que sometía la leche a una inyección de vapor a 148 grados durante 2,4 segundos y conseguía una total destrucción de las bacterias, pero sin alterar el sabor y respetando sus vitaminas y proteínas; y, lo más importante, permitía una conservación durante tres meses sin necesidad de frío.
Resuelto el problema de la durabilidad, quedaba otro escollo por resolver: dar con el envase correcto. La solución vino de la empresa sueca TetraPak, una compañía que había desarrollado en colaboración con Alpura y la Central Lechera de Berna un envase de cartón al que habían dado en llamar “Tetra Standard Aseptic”. Este nuevo envase acabaría siendo el conocido tetrabrik, un formato de cartón reforzado con capas de aluminio, que permitía conservar la leche mucho más tiempo y en mejores condiciones.
De esta forma, en 1973 Leche Pascual se convierte en la primera empresa española en comercializar leche líquida uperisada en envase tetrabrik aséptico.
50 años después, el consumo de leche de larga vida en España es mayoritario y Calidad Pascual puede presumir de haberse convertido en uno de los grandes grupos alimentarios españoles. No en vano, la compañía, pionera también en el lanzamiento de la leche desnatada en la década de los 80, emplea a más de 2.200 trabajadores, muchos de los cuales han sido testigos de su evolución.
Es el caso de la familia Ribate. Luis Ribate, el primer empleado de la compañía comenzó a trabajar en Leche Pacual en 1969. Posteriormente siguieron sus pasos su hija Begoña, el marido de esta, José Ignacio Carrasco, y el hijo de ambos, Sergio Carrasco Ribate. “Se puede decir que he nacido en Pascual”, asegura Begoña. “La leche se mama y yo he mamado Pascual”, cuenta José Ignacio, actualmente director de la fábrica ARTEOVO. De los primeros años, destaca “el orgullo de pertenencia que teníamos todos”, y que hoy permanece entre sus dos millares de asalariados.
Desde que en 2006 Tomás Pascual Gómez-Cuétara fuera nombrado presidente de Calidad Pascual, la empresa ha experimentado una gran expansión y consolidación, pero la apuesta por el talento ha continuado. “La gestión de personas es el eje principal de la estrategia de Calidad Pascual, ellos son el motor de la compañía” recuerda frecuentemente el actual presidente, hijo de Tomás. Este año, Calidad Pascual ha sido reconocida como uno de los mejores lugares para trabajar en España, según el ranking Best Place to Work 2019.
Actualmente, la empresa cuenta con 6 plantas, 27 delegaciones y una gama superior a 200 productos entre las marcas Pascual, Bezoya, Vivesoy, Bifrutas, The Goods y Mocay Caffè.