Sesenta mujeres de una pequeña aldea en el delta del Sine Saloum, al suroeste de Senegal, han logrado transformar en una oportunidad el agua proveniente del mar, la escasez de lluvias y la ausencia de humedad. La asociación DIAM BOUGUM en Faoye, Senegal, emprendió hace unos años un proyecto para explotar y comercializar la sal depositada en los pozos que se forman en la embocadura. Este negocio responsable ha permitido a estas mujeres encontrar un modo de vida para construir su futuro y colaborar en el desarrollo de sus comunidades.
Ahora, el programa de cooperación internacional Santander Best África, con la colaboración de Prosalus y Sapop, apoya a esta asociación de mujeres para facilitarles tanto la adquisición de nuevos materiales y equipos, como la formación en gestión, contabilidad, técnicas de marketing y comercialización necesarias para aumentar los ingresos derivados de esta actividad.
Gambia, Senegal o Marruecos son algunos países en los que Santander Best África, impulsa proyectos de mujeres emprendedoras que contribuyen al desarrollo de los lugares en los que viven y ayudan a preservar el entorno local. En total, treinta y cuatro proyectos respaldados por la Fundación Banco Santander de diferentes actividades y tamaños, operan con el objetivo de relanzar el turismo en la región. La pandemia de la COVID ha impactado con dureza a una de las mayores fuentes de ingresos del continente. Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), el sector turístico es crítico: emplea en África a más de 20 millones de personas y es de los ámbitos laborales que cuenta con mayor número de mujeres, uno de los colectivos más vulnerables de la región.
Santander Best África aúna emprendimiento, igualdad y sostenibilidad. Los proyectos seleccionados promocionan el empleo de la mujer —con especial énfasis en las madres con difícil acceso al mercado laboral— y la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Pero, al mismo tiempo, están relacionados directa o indirectamente con el desarrollo de un turismo responsable: artesanía, alojamientos, transporte, patrimonio natural o cultural y agricultura sostenible. De hecho, muchos de ellos ya forman parte de rutas turísticas africanas, una tierra que no tiene comparación en belleza y medio ambiente para los viajeros de todo el mundo.
Es el caso de Chez Leontine, una joven madre de la etnia bedik que gestiona un albergue rural en el corazón del País Bassari, Senegal, compuesto por ocho cabañas rústicas y comedor. Leontine es también la promotora de una cooperativa de productoras de harina en su población natal. O Elizabeth Diouf, que gestiona un alojamiento turístico en la región de Casamance, donde se conservan celosamente la cultura y las tradiciones locales.
En Gambia, Mama Africa es un un pequeño complejo hotelero en la costa propiedad de la artista Isha Fofana, donde se integra una galería centrada en el arte y la cultura del país, y es también una asociación sin fines de lucro que da apoyo a mujeres en situación vulnerable. Otro ejemplo de valor emprendedor es el de Claudette Sarr-Krook, que ha pasado de elaborar productos lácteos desde su propia cocina en Kololi, Gambia, a crear una pequeña factoría que suministra sus productos a supermercados, hoteles y restaurantes. En la actualidad, emplea a 12 personas, nueve de ellas mujeres. O la Organización de vendedoras de frutas de la playa de Kotu. Todos los miembros de la asociación son mujeres, compran las frutas que venden a los turistas en el mercado local y en un puesto de la asociación localizado en la playa de Kotu.
La asociación de mujeres Al Amal puso en marcha en 2018, en Tetuán, Marruecos, una pastelería para ofrecer empleo protegido a mujeres víctimas de violencia en situación de vulnerabilidad social y económica. En la pastelería Moltaka Rayahin se permite que las mujeres maltratadas puedan formarse, trabajar y generar ingresos suficientes para rehacer su vida. La iniciativa, desarrollada con la colaboración de Fundación CODESPA, contempla la mejora de la oferta gastronómica de la pastelería, el asesoramiento técnico para el acceso a nuevos canales de venta de sus productos y el fortalecimiento del equipo de gestión para seguir expandiendo el negocio y así poder incorporar a más mujeres en el futuro.
Esto es solo una muestra de los numerosos proyectos que apoya Santander Best Africa desde su creación en 2020. En palabras de Fundación Banco Santander, el programa pretende fomentar un turismo responsable, justo en la distribución de los beneficios y comprometido con la preservación del patrimonio. “Prestamos apoyo para asegurar la continuidad del negocio y el empleo, para favorecer la capacitación y el aprendizaje compartido entre las emprendedoras”, explican. Para ello, ofrecen formación, promoción, asistencia técnica —con la introducción progresiva de tecnología— y financiación.
El turismo sostenible, según la OMT, debe dar un uso óptimo a los recursos medioambientales, mantener los procesos ecológicos esenciales y ayudar a conservar los recursos naturales y la biodiversidad. Ha de respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, conservar sus activos culturales y arquitectónicos y sus valores tradicionales, y contribuir al entendimiento y la tolerancia intercultural. Asegurar actividades económicas viables a largo plazo que reporten beneficios socioeconómicos bien distribuidos, incluyendo la generación de oportunidades de empleo estable y la obtención de ingresos y servicios sociales para las comunidades anfitrionas, y que contribuyan a la reducción de la pobreza.