En el contexto de la Década Digital, el vertiginoso avance tecnológico ha hecho que la demanda de competencias digitales crezca a pasos agigantados. La inteligencia artificial, el análisis de datos y la ciberseguridad lideran este incremento, con un aumento del 454% en la demanda de empleos en los últimos cinco años, según datos del informe Radiografía de Empleos y Sectores Emergentes 2024 de la Asociación DigitalES. Sin embargo, la participación de especialistas en tecnologías de la información y comunicación (TIC) en España se mantiene en un 4,4%, por debajo del promedio europeo, que es del 4,8%.
Atendiendo a la hoja de ruta hacia 2030, el programa Itinerario hacia la Década Digital de la Unión Europea prevé que, para entonces, serán necesarios 20 millones de especialistas en TIC —frente a los casi 10 millones actuales— para competir en el ámbito global. En este sentido, España debe hacer un esfuerzo para duplicar su base de talento tecnológico si quiere posicionarse competitivamente en el escenario internacional.
La brecha en formación digital
Frente a este panorama de fuerza laboral digital, el sistema educativo se convierte más que nunca en un agente clave para reducir la brecha tecnológica. Este desafío implica un compromiso profundo de equipar a las nuevas generaciones —nativos digitales, centennials, millennials y la generación Z— con las habilidades necesarias para liderar el cambio y afrontar los desafíos de un mundo cada vez más digitalizado.
No obstante, la presión no solo recae sobre los estudiantes; también afecta a los docentes, quienes también deben adaptarse a las exigencias del nuevo mercado. Eduard Contijoch, director del Máster de Transformación Digital e Innovación en Inesdi Business Techschool y senior manager en Minsait (Indra Group), resalta la necesidad de cambiar la perspectiva educativa tradicional: “Debemos perder el paradigma de que el experto desde la tarima es quien difunde el conocimiento a los alumnos. El docente tiene que convertirse en un dinamizador del conocimiento; en alguien que constantemente reevalúe y adapte el conjunto de habilidades y experiencias prácticas y teóricas necesarias para conectar a los alumnos con las necesidades tecnológicas del mercado actual”.
De este modo, la formación digital se convierte no solo en una necesidad, sino en una responsabilidad compartida, que favorece alianzas entre el sector empresarial y centros del conocimiento para impulsar una capacitación efectiva y fortalecer la vocación en áreas de transformación. Santiago Huertas, director de Talento en Minsait (Grupo Indra) subraya que “la clave está en diseñar itinerarios docentes que respondan a las necesidades del mercado, atrayendo y guiando a los nuevos talentos. La colaboración entre la academia y el sector empresarial es clave para promover iniciativas que faciliten el intercambio de conocimientos y el desarrollo de habilidades específicas, lo que a su vez mejora la empleabilidad de los estudiantes”.
Iniciativas académicas y empresariales
Gracias a su vasta experiencia en el desarrollo de tecnologías avanzadas para diversos sectores, compañías como Minsait proporcionan una perspectiva práctica sobre la aplicación de estas nuevas tecnologías, lo que permite que el enfoque de las cátedras universitarias se ajuste a las competencias demandadas del mercado actual.
En esta línea, surgen iniciativas como la Cátedra Sociedad Digital en la Universidad de Sevilla, donde se llevan a cabo foros de discusión académica a través de seminarios, talleres o jornadas temáticas enfocadas en áreas cercanas a la ciudadanía como los servicios sociales, los territorios inteligentes o la evaluación de políticas públicas. En ellas se destaca el abordaje de mejores prácticas en la analítica de datos, la ciberseguridad, la protección de datos personales y sensibles, así como la necesidad de desarrollar marcos éticos y legales para el uso responsable de la inteligencia artificial.
Con el mismo enfoque de aprendizaje, se promueven programas de especialización en inteligencia artificial, como el Máster en Liderazgo y Gestión Responsable de la IA de IFFE Business School, que permite a los estudiantes adquirir habilidades para desarrollar estrategias más competitivas y maximizar el valor de la digitalización en inteligencia artificial. En la misma dirección, resalta la propuesta de la Universidad de La Coruña, cuyo objetivo es impulsar planes estratégicos que potencien el desarrollo de la ciudad en el ámbito de las TIC a través de actividades de docencia, formación y transparencia en IA, fortaleciendo así la oferta educativa de la UDC en un área con gran demanda de expertos.
En el campo del ciberespacio —un área de vital importancia en la era digital—, emergen propuestas como la Cátedra de Ciberinteligencia de la Universidad de Málaga (UMA). Dirigida a estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática, esta cátedra brinda formación especializada y promueve la investigación de técnicas y herramientas de contrainteligencia que permite la detección temprana de ciberataques.
Destacan también otros proyectos dedicados a fomentar la comprensión y el debate sobre la digitalización en ámbitos tan sensibles y determinantes para el futuro como el jurídico. En la Universitat de València (UV), la Cátedra UV Legaltech Lab prepara a los estudiantes de la Facultad de Derecho, y, gracias a la colaboración con Minsait en el diseño y desarrollo de herramientas para el sector, se abren múltiples oportunidades laborales para los futuros profesionales jurídicos. Estas oportunidades se centran en áreas como la automatización de procesos legales, la aplicación de inteligencia artificial para analizar grandes volúmenes de datos jurídicos y el análisis predictivo, que responde a las necesidades de la industria jurídica cada vez más digitalizada.
La transformación digital ya es una revolución estructural que derriba barreras y crea entornos llenos de nuevas posibilidades. El sistema educativo debe responder a esta urgencia y trabajar en conjunto con el sector empresarial para formar profesionales que lideren en un mundo cada vez más tecnológico. El reto no es menor, pero los pasos ya dados muestran que España puede cerrar la brecha y ganar posiciones en este nuevo paradigma.