La portada de mañana
Acceder
Feijóo pide que el Gobierno asuma la gestión de la DANA mientras Mazón se resiste
El esfuerzo colectivo para no dejar nada sin rastrear en el parking de Bonaire
Opinión - Feijóo entierra a Mazón. Por Esther Palomera

Las 'Marloquinas', la innovadora idea de cuatro universitarios para luchar contra la despoblación

En los últimos años, el término España vaciada se ha hecho un hueco en el vocabulario popular. Desde la década de los cincuenta del siglo pasado, la población española viene concentrándose en las grandes ciudades, mientras pueblos y pequeñas ciudades van perdiendo poco a poco a sus habitantes. Este proceso se ha acentuado en este siglo y hoy son muchas las comarcas de interior que se van quedando vacías, con una población cada vez más envejecida, que se queja de la falta de oportunidades, el déficit de infraestructuras y, sobre todo, las dificultades para acceder a servicios básicos.

La realidad de estas zonas rurales no es fácil, pero quienes aún se resisten a abandonar sus pueblos buscan ideas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Gerardo Cambra, un joven de 21 años nacido en Lucena de Jalón (Zaragoza), es una de esas personas preocupadas por la problemática de la España vaciada, ya que afecta de forma directa al pueblo en el que creció. Un núcleo de apenas 40 kilómetros cuadrados que conoce como la palma de su mano, tanto como el camino que solía hacer en bicicleta al pueblo de al lado para comprar chuches o cazar Pokemons. “Cuando llegó el Pokemon Go, no teníamos Poke paradas. Teníamos que ir a otro pueblo a siete u ocho kilómetros”.

En el colegio de Lucena de Jalón solo había cuatro niños, así que cuando Gerardo empezó sus estudios de secundaria tenía que desplazarse cada día al instituto de Épila, a seis kilómetros de distancia. En esos años pasó muchas horas esperando en la parada de autobús de su pueblo, una simple marquesina que ahora quiere convertir en algo más: un lugar desde el que ofrecer diversos servicios a sus paisanos para mejorar la conexión del pueblo con el exterior y cubrir algunas de sus necesidades básicas.

Gracias a este proyecto, Gerardo ha ganado uno de los premios del Challenge Universitario convocado por Fundación Repsol, junto a sus amigos Adrián Almoyna, Gerardo Artal y Daniel Baya, estudiantes de Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto en la Universidad de Zaragoza. Los cuatro vienen de pueblos que sufren la despoblación rural, así que poniendo en común las ideas, sacaron adelante la idea del proyecto a presentar, un proyecto que puede ayudar a mejorar el mundo que conocen. 

“La Marloquina es una marquesina de autobús inteligente que brinda todas las facilidades de una estación de autobús”, explica Gerardo. Venta de billetes, consulta de rutas, horarios de llegada… pero no solo eso. La propuesta de Cambra y sus amigos incluye unos lockers en los que los residentes pueden recoger y enviar paquetes. “Lo que hacemos es darle un incentivo a las empresas de autobuses para que puedan generar más dinero y no opten por la desaparición de estas rutas en pueblos pequeños”. Además, la energía que consumen estas Marloquinas proviene de paneles solares.

Challenge Universitario: una oportunidad para cambiar el mundo

En este Challenge Universitario, Fundación Repsol propuso a estudiantes de grado y de máster que presentaran ideas para solucionar distintos retos derivados de la transición energética. La gran final, celebrada el pasado mes de marzo en formato hackathon, reunió en Madrid a los 93 clasificados –de un total de 1.702 participantes–, organizados en 25 equipos procedentes de 29 universidades diferentes y 12 comunidades autónomas.

El objetivo no era solo identificar soluciones innovadoras para hacer frente a los desafíos de la transición energética, sino crear un entorno que facilite a los jóvenes estudiantes su integración en el mercado laboral. Por ello, el premio va más allá de los 12.000 euros de dotación e incluye la posibilidad de incorporarse a los distintos programas de talento joven que ofrece Repsol. De esta forma, los jóvenes se aseguran de que sus ideas puedan llegar a implementarse y tengan un impacto en la vida real.

Fundación Repsol pidió a los estudiantes universitarios que planteasen ideas sobre uno de los siguientes cinco retos: Ciudades sostenibles y descarbonizadas, Movilidad sostenible y descarbonizada, Economía circular como palanca de la descarbonización, Industria sostenible descarbonizada y Transición energética y sociedad, categoría en la que Gerardo Cambra y su grupo, Los amigos, se llevaron el galardón. “No hay que menospreciar a las generaciones que vienen” señala Gerardo Cambra. “Somos gente con nuevas ideas, nuevas formas de pensar, tan aptos como cualquiera”.