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Nuevos modelos de gestión del agua para afrontar la sequía

El Clot de Galvany

À. Monreal

Cambiar las bañeras por duchas, cerrar el grifo al cepillarse los dientes o escoger lavavajillas y lavadoras eficientes. Estos son algunos de los nuevos hábitos que parte de la ciudadanía ha adoptado últimamente, consciente de que los recursos del planeta no son infinitos. Y España adolece, sobre todo, de carestía de agua.

La disponibilidad de agua es desigual en el país, y se ha intensificado en los últimos años. “Este año el concepto de España húmeda y seca ha sido llevado al extremo por la meteorología”, manifestó Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Las lluvias han estado “muy mal repartidas”, insistió, con más de 2.500 litros por metro cuadrado en Galicia mientras el extremo sureste peninsular apenas ha alcanzado los 80 litros por metro cuadrado.

La misma conclusión se obtiene al observar las reservas hidrológicas: España en conjunto se encuentra ahora en el 48,5% de su capacidad total, con los extremos representados por la zona del Segura —que roza el 15%— y las cuencas internas del País Vasco —que han llegado al 90,5%—. “Alrededor de 100.000 habitantes aún enfrentan problemas de acceso al agua potable, con cortes de suministro en áreas como la comarca del Priorat (Cataluña), la Sierra Sur de Sevilla y el litoral de Málaga”, señala el último informe de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS).

Cada 24 de octubre, Día Internacional contra el Cambio Climático, supone un buen momento para reflexionar y tomar conciencia de que la emergencia climática en la que estamos inmersos acentuará la escasez de agua en España, así como las lluvias torrenciales. Este escenario obliga a repensar cómo se utiliza y gestiona este recurso esencial, y a buscar soluciones innovadoras que garanticen su disponibilidad de manera sostenible. Un camino que Agbar, parte del grupo Veolia, ha empezado a andar y que pasa por preservar los recursos naturales, regenerar los ecosistemas, impulsar la digitalización y las infraestructuras verdes para adaptarse a este escenario. 

Tecnología para reutilizar el agua

La responsabilidad con el uso que se da al agua no solo atañe a la ciudadanía, sino también a las infraestructuras que gestionan y proveen este líquido esencial para el desarrollo de nuestras actividades. Y  pasa por adoptar la economía circular. Así, en lugar de depender exclusivamente de los recursos hídricos disponibles y de la cantidad de lluvia, la economía circular permite regenerar y reutilizar el agua para nuevos usos. 

Con este objetivo, Agbar está transformando las plantas depuradoras tradicionales en ecofactorías donde, además de impulsar la circularidad del agua, se revalorizan los residuos en nuevos recursos. Se trata de un modelo que las Naciones Unidas han reconocido por su lucha contra el cambio climático, y representa un cambio de paradigma en la gestión del agua. Las ecofactorías son plantas donde se regenera el agua para su reutilización posterior, se transforman los residuos en recursos –como por ejemplo los lodos de depuración en abono para la agricultura–, se generan energías renovables con el fin de conseguir el autoabastecimiento de la fábrica y se maximiza el impacto positivo en el entorno. Así, tras un tratamiento avanzado, se reaprovecha el agua en la agricultura, en la industria o en las ciudades para el riego de zonas verdes urbanas o la limpieza de calles, entre varios nuevos usos. En España ya son referentes las ecofactorías del Baix Llobregat (Barcelona) y la Bio Sur (Granada). 

Por su parte, el Parc Natural del Túria (Valencia) acoge el proyecto Guardian, una infraestructura pionera también desarrollada por Agbar. En este caso se trata de un sistema innovador que permite reutilizar el agua para proteger el parque ante incendios forestales, mediante la instalación de 40 cañones de agua regenerada. Es una iniciativa única en Europa por ahora que integra tecnología avanzada con sensores que monitorizan el bosque en tiempo real y una estación de regeneración de agua. De esta forma, las aguas residuales se pueden convertir en un recurso clave para preservar zonas forestales.

Papel clave de la digitalización

Junto a los cambios de modelo que suponen las ecofactorías, Agbar también está implementando una red de hubs digitales, llamados Dinapsis Hubgrade by Veolia. Son espacios en los que el conocimiento de los expertos se combina con tecnología de vanguardia —inteligencia artificial, grandes conjuntos de datos y machine learning— para llevar a cabo una gestión de los recursos hídricos más eficiente y para optimizar las respuestas ante eventos climáticos extremos.

Otra de las estrategias de la empresa para combatir el cambio climático es el desarrollo de infraestructuras verdes, que promueven un modelo de gestión respetuoso con el entorno natural. Un buen ejemplo de ello ha sido la recuperación del Clot de Galvany (Alicante) que, gracias al uso de agua regenerada, se ha restaurado como un ecosistema de gran valor ambiental. Estos proyectos no solo ayudan a restaurar y conservar la biodiversidad, sino que también ofrecen soluciones eficaces para mitigar los efectos del cambio climático en zonas urbanas y rurales.

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