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Del rap pedagógico a programar robots para luchar contra el fracaso escolar, los premios a la innovación de Fundación “la Caixa”

Proyecto Tardes de Garaje. Asociación Garaje. Madrid.

Candela Choclán

La Fundación “la Caixa” ha reconocido la visión innovadora de diez proyectos sociales, en la sexta edición de los Premios a la Innovación Social 2021. Estos galardones suponen un reconocimiento especial a las entidades que desarrollaron proyectos que aportan respuestas eficaces, eficientes, sostenibles y justas frente a los complejos retos sociales que afronta la sociedad. 

En total, en esta edición se presentaron 57 candidaturas, y de estos, se han seleccionado una decena de ganadores, que recibirán un premio de 15.000 euros cada uno, y tres accésits de 5.000 euros cada uno. Estas aportaciones económicas extra se suman a la financiación que estos proyectos ya recibieron en 2019 en el momento de ser seleccionados por las convocatorias sociales de la Fundación“ la Caixa”. 

Uno de los proyectos distinguidos ha sido Tardes de Garaje, un proyecto de ocio educativo y terapéutico de la Comunidad de Madrid que conecta a adolescentes con profesionales de la pedagogía y de la música rap, generando una obra musical innovadora, educativa y con capacidad de sensibilización social.  

El objetivo, cuenta la responsable del departamento de formación de Garaje, Luz Herrero es “utilizar el rap como arteterapia y artivismo” al ser una herramienta muy práctica de intervención y centro de interés para los jóvenes. “Trazamos una serie de objetivos de manera conjunta tanto en el estudio de grabación como de manera personal e intentamos que los temas reflexionen acerca de sus propias vidas, el mundo que quieren y lo que quieren logran en la vida”. 

Los jóvenes como referentes y altavoces

Así, los jóvenes están involucrados en el proceso creativo desde la creación de la base musical hasta la letra de las canciones. Las sesiones se hacen con un educador y con un profesional de la música. Además, graban sus propios videoclips y hacen bolos para difundir su mensaje en lugares de especial influencia juvenil, ya que al poner a jóvenes en situación de vulnerabilidad como referentes y altavoces sobre problemas que afectan a sus contemporáneos, los empoderan y se convierten en parte de la solución. 

“A día de hoy un 75% de la plantilla de Garaje la componen personas jóvenes que en el pasado participaron en talleres o espacios de garaje”, explica Herrero, que insiste en que la intención es que los jóvenes que pasan por la entidad sigan vinculados a ella pese a que su ciclo vital en el proyecto se haya cumplido. Esto es posible gracias a su escuela de ocio y tiempo libre que es oficial y está homologada por la Comunidad de Madrid. 

El premio no solo ha supuesto una mayor visibilidad para la asociación y una ayuda para establecer redes con otras entidades que busquen lo mismo como la red ONG Madrid, sino que pretenden expandir la metodología del proyecto más allá de la Comunidad Madrid. 

Contra el absentismo y el fracaso escolar

Otro de los proyectos ha sido Aprendemos juntos, desarrollado por la asociación YMCA en Badajoz para luchar contra el absentismo y el fracaso escolar.  Una apuesta por el uso de la robótica para aprender el currículum de primaria mediante la metodología STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés). Lo que se hace es que se le enseña al niño en primer lugar un lenguaje computacional para que pueda utilizar un programa informático por el que hace que un robot funcione y haga lo que el niño quiera que haga. 

“Por ejemplo, para que el robot vaya señalando cuáles son los días de la semana en inglés tanto el robot como el niño deben tener este tipo de conocimiento”, señala el director de YMCA en Badajoz, Mariano Enrique. Para estos niños de sexto de primaria es un juego, trabajan jugando, aprenden jugando. “Esto hace que la motivación crezca, que la relación con los iguales y que retome el gusto por la formación y la enseñanza”. 

Enrique explica cómo el proyecto ha creado dos tipos de impacto: “El cuantitativo que se puede medir con la asistencia que ha sido un 90% y un aumento considerable en el número de aprobados. Y, por otra parte, un impacto cualitativo de atención, de concentración, de motivación, de autonomía y hábito de estudio, de relación con los compañeros”. 

Así, el gran cambio se ve cuando el niño de “forma autónoma e independiente” es capaz de manejar y decirle a un robot que haga lo que quiera después de un trabajo colaborativo.  El proyecto ha supuesto que los alumnos pasen de ser meros consumidores de informática a ser constructores y ser protagonistas del día de hoy. Un reto que el proyecto ha afrontado después de que la pandemia pusiera al descubierto una carencia digital, presente en las familias en situación de vulnerabilidad en las que la brecha digital es mucho mayor. 

Los resultados han sido tan positivos, que el programa deja este año de ser piloto para implantarse en las sedes que YMCA tiene en Teruel, Valencia, Logroño y Valladolid. Con la dotación del premio de la Fundación“ la Caixa” la organización pretende dar continuidad al proyecto y dotar a la entidad de los medios necesarios para que más niños tengan la oportunidad de formarse de una forma diferente y, sobre todo, divertida. 

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