En España, ocho de cada diez hogares —el 80,2%— asegura tener varios espacios para reciclar, de los cuales uno de ellos está dedicado al contenedor amarillo —para los envases de plástico, metal y briks—. Eso significa también que existen aproximadamente dos de cada diez hogares —19,8%— en los que no se recicla. Así que cabe preguntarse cuáles son las razones que encuentran para no hacerlo. Por desgracia, los mitos, bulos y leyendas urbanas que se extienden sobre el proceso de reciclaje son habituales y — todo hay que decirlo— poco originales.
¿Para qué separar si luego se mezcla todo en los camiones?
Esta leyenda urbana siempre se encuentra en el podio entre los ciudadanos que no reciclan. Hay que señalar que hay leves variantes de este bulo: la de que se mezcla en los camiones de recogida, en las plantas o en incluso en ambos lugares. “¡Pero si los camiones de basura son siempre los mismos y van a los mismos sitios!”, exclama Lucía Medina, de 21 años, cuando se le pregunta al respecto. Y hay que reconocer que puede tener razón en la primera parte porque en muchas localidades los camiones son los mismos, pero, y aquí viene lo fundamental, las rutas varían en función de los días. Es decir, que un mismo camión recoge un día los envases del contenedor amarillo y otro día diferente, los del azul. También, especialmente en zonas poco pobladas, existen los camiones con doble compartimento que permiten la recogida de envases y basura normal —conocida como la fracción resto— sin que se produzcan mezclas ni trasvases.
Así los residuos llegan separados a las plantas que, a su vez, seleccionan y clasifican no sólo por el tipo de residuo —envases de plástico, metálicos o briks— sino también por la clase de material, diferenciando por ejemplo entre los distintos tipos de plástico existentes (PET, PEAD, etc.)
“Reciclar no sirve para nada”
No hay duda de que es otra de las excusas más mencionadas. Para Luis Alba, de 33 años, lo que puedan hacer los ciudadanos es muy poco relevante: “El problema son las grandes empresas, pero ponen el foco en nosotros porque es más sencillo”. Sin embargo, el año pasado se reciclaron en España 1.683.890 toneladas de envases de plástico, metal, madera, briks, papel o cartón, un 3,5% más que el año anterior. Esto significa que cada ciudadano separó, de media, 19,6 kilos en el contenedor azul y 20,4 kilos en el amarillo.
Y estos datos no solo se traducen en residuos que se convierten en nuevas materias primas con las que fabricar productos como textiles, tuberías, mobiliario urbano o nuevos envases, también significan el ahorro de 9,84 millones de megavatios hora (MWH) de energía, de 15,53 millones de metros cúbicos de agua y que 1,7 millones de toneladas de dióxido de carbono no fueron emitidas a la atmósfera.
“Para algo se paga la tasa de basuras”
“Si yo recojo mi basura, la separo y la llevo yo mismo al contenedor ¿para qué pago la tasa de basuras? ¿Qué estoy pagando si lo hago yo todo?”, se pregunta Antonio Haro, de 59 años. Lo cierto es que lo que se paga con esa tasa municipal es la recogida y gestión de los residuos de las fracciones orgánicas y resto, esto es, los contenedores de color marrón y gris. La gestión del reciclaje de los envases de plástico, metal, brik, papel y cartón está financiada por las empresas que ponen estos envases en el mercado a través del pago del llamado punto verde.
Como dato, en 2023, las más de 14.600 empresas que forman parte de Ecoembes financiaron con 789,9 millones de euros la operativa del reciclaje. Aquí se incluyen los casi 400.000 contenedores amarillos y más de 253.000 azules que hay disponibles en las calles de toda España, además de los más de 57.600 puntos de reciclaje y 310 máquinas RECICLOS instaladas en espacios de gran afluencia de público. Y, por supuesto, esa cantidad sufraga también conceptos como la puesta en circulación de los camiones de recogida, el pago de operarios, los procesos de selección en las plantas, el traslado de residuos, las campañas de concienciación o la innovación para la mejora del sistema.
“Hasta que no se pague por hacerlo como en otros países, no reciclo”
“Lo he visto viajando. Por ejemplo, en Alemania pagan por reciclar porque de verdad les interesa que se haga. Aquí quieren que lo hagamos gratis”, asegura Carlos Almeida, de 29 años. En realidad, en Alemania no es que paguen por reciclar, sino que al comprar una bebida, se paga un extra por el envase y luego, si se devuelve, se reembolsa ese dinero. Es un sistema que funciona en algunos países y que no es más que la devolución de una fianza que los consumidores adelantan al comprar algunos productos y que, al devolver el envase, les es reintegrado, pero ningún país paga a sus ciudadanos por reciclar.
“Separar los envases quita puestos de trabajo”
“Al final lo de poner cada vez más contenedores es una forma de que nosotros separemos y ellos puedan ahorrarse puestos de trabajo”, señala David Garrido, de 72 años. Sin embargo, sucede justo lo contrario de lo que opina David. La economía circular y el reciclaje generan empleo. En concreto, en España el reciclaje de envases de plástico, metal, madera, brik, papel y cartón genera 42.500 empleos que, de otra forma, no existirían. Operarios de recogida de residuos, conductores de camiones, personal de las plantas de separación de residuos, transportistas para las balas de materiales separados para reciclar, operarios de las empresas recicladoras homologadas, etc. Son necesarios para el ciclo del reciclaje y para asegurar la circularidad de los envases que llegan a los contenedores amarillos y azules.