Elecciones otra vez... Y las cuentan, a su manera, Barbijaputa, Mariola Cubells, Edu Galán, Lucía Lijtmaer y José Antonio Pérez.
La noche sin votantes de Podemos
Quizá en otros tiempos de la historia de la tele pública, un debate con siete candidatos (PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, PNV, ERC, y CDC) en el que solo había una mujer, por cierto, a una semana vista de las elecciones, nos habría parecido loable, lógico, correcto sin más. Pero claro, el desprestigio de TVE es de tal magnitud (ni te ven ni te creen, dicen los veteranos por los pasillos), que anoche el debate que montaron sus responsables de informativos, que no se puede decir que no fuera imparcial o neutral, y casi diría yo que necesario, resultaba precisamente eso, poco creíble. Que Julio Somoano, el periodista que malbarató los servicios informativos durante el tiempo que los dirigió, se ponga al frente de un programa de ese tipo, a mí personalmente ya me tira para atrás. También la retahíla de despropósitos, manipulaciones y desvaríos que esa cadena acumula influye y mucho.
Así que ese escenario está contaminado ya y resulta difícil ver lo que allí sucede con inocencia. El espectador avezado espera que en cualquier momento se la cuelen. Dicho esto, el debate plural (aunque no paritario, culpa, supongo, de los partidos) era una buena idea y estuvo bien, correcto, con una buena y plural representación de todo el arco parlamentario. Un plató sobrio, con planos cenitales, donde hubo intervenciones pausadas y medidas, con un tono bastante comedido. Sin alardes.
La competencia era dura en esa primera noche de verano. Pedro Sánchez estaba a la misma hora en El Hormiguero, con la camisa de cuadros por fuera del pantalón. Pablo Motos le confesó que ya sabía a quién iba a votar, “lo decidí el sábado”. Y todos intuimos que a Podemos no iba a ser. La semana anterior se había declarado indeciso ante Rivera. Deduje que tanta entrevista a líderes, por fin lo habría hecho ver la luz.
Mientras los representantes de todos los partidos debatían al ritmo de Somoano, que ya os adelanto que a Podemos no creo que vote tampoco, en Tele 5 se disputaba otro partido de la Eurocopa y Albert Rivera estaba como en casa en El Cascabel de 13 TV, donde los tertulianos y el presentador no tenían mucha pinta de comunistas radicales. Bueno, igual de radicales sí, dependiendo de lo que cada uno entienda por radicales. Y Robocop, la película, en La Sexta. No sé qué votaría este tipo si pudiera.
Todos y cada uno de esos espacios fueron TT durante su emisión. Incluido un debate entre candidatos que emitió la televisión autonómica canaria. Esto lo dedico a todos los que dicen que la tele ya no se ve tanto y que internet la ha desbancado. Y que la política no interesa. Pues eso, todos los programas fueron tendencia.
En TVE los candidatos sacaban cartelitos con gráficos (y en twitter animaban a ¡chupito!), hablaban de líneas rojas (chupito también), de Cataluña como razón electoral, del paro y de la corrupción. No hubo nada en el planteamiento del debate sobre la violencia machista, que ha matado a 20 mujeres en lo que va de año. Solo la representante del PSOE, Isabel Rodríguez, la citó en su minuto final. Errejón, tranquilo como siempre, sin tener que rebajar el tono como achacan a su líder, daba titulares. Tuvo un momento surrealista con Pablo Casado, del PP.
-Con Ada Colau están los okupas, dijo Casado
-¿No había okupas antes en Barcelona?, le preguntó el de Podemos
-No, no había, concluyó Casado
Acabó el debate y nos vimos como al principio: sin pistas sobre pactos, alianzas, etc...
Pero si la competencia televisiva durante la primera parte había sido dura, la última media hora de debate tuvo un contrincante imbatible: el programa Mi casa es la tuya, de Tele 5, donde Bertín Osborne recibió a José Luis Moreno, que es un viejo amigo. Yo hice zapping a momentos porque me debo a mi público y ya no pude quitarme de la cabeza la imagen del ventrílocuo con algo parecido a un pijama de urgencias y unos ojos muy marcados con lo que parecía un eyeliner. Pregunté en twitter mientras la pareja, (que desde aquí os digo que tampoco tienen pinta de votar a Podemos), interactuaba en el sofá, y todos corroboraron que efectivamente lo llevaba. Acabó el debate y me pasé a verlo, pero esa crónica no entra aquí. Si os interesa, le decís a los colegas de eldiario.es que me la pidan. Y la hago de mil amores.
Mañana miércoles va a El Hormiguero a divertirse, Mariano Rajoy, como ya os dije. Y yo ando preocupada porque no sé de qué van a alimentarse las teles a partir del lunes, o cuando finalmente pase la resaca electoral de verdad. Me pregunto además de dónde salen todos esos votos que les dan las encuestas a Podemos. Porque desde luego, de los que poblaban anoche la tele, no.
Quizá en otros tiempos de la historia de la tele pública, un debate con siete candidatos (PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, PNV, ERC, y CDC) en el que solo había una mujer, por cierto, a una semana vista de las elecciones, nos habría parecido loable, lógico, correcto sin más. Pero claro, el desprestigio de TVE es de tal magnitud (ni te ven ni te creen, dicen los veteranos por los pasillos), que anoche el debate que montaron sus responsables de informativos, que no se puede decir que no fuera imparcial o neutral, y casi diría yo que necesario, resultaba precisamente eso, poco creíble. Que Julio Somoano, el periodista que malbarató los servicios informativos durante el tiempo que los dirigió, se ponga al frente de un programa de ese tipo, a mí personalmente ya me tira para atrás. También la retahíla de despropósitos, manipulaciones y desvaríos que esa cadena acumula influye y mucho.
Así que ese escenario está contaminado ya y resulta difícil ver lo que allí sucede con inocencia. El espectador avezado espera que en cualquier momento se la cuelen. Dicho esto, el debate plural (aunque no paritario, culpa, supongo, de los partidos) era una buena idea y estuvo bien, correcto, con una buena y plural representación de todo el arco parlamentario. Un plató sobrio, con planos cenitales, donde hubo intervenciones pausadas y medidas, con un tono bastante comedido. Sin alardes.