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Doce ideas de juegos para compartir con niños esta Semana Santa

Niños jugando

Eric Santaona

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La Semana Santa puede ser difícil para los adultos, sobre todo para aquellos habituados a realizar muchas actividades sociales fuera de casa y en contacto con otras personas. Pero sin duda es aún más dura para los niños, que en general tienen más energía para gastar y a veces son presa fácil del aburrimiento.

Es cierto que un poco de aburrimiento puede ser beneficioso para los pequeños. Y también que los videojuegos y otros entretenimientos tecnológicos pueden estar bien durante un rato, pero tampoco es bueno que pasen mucho tiempo frente a las pantallas.

Los días de fiesta se les pueden hacer interminables y, en consecuencia, también pueden tornarse demasiado largos para sus padres y madres. Para ayudar a paliar tal situación, a continuación se enumeran dieciséis actividades que se les pueden proponer o hacer con ellos en estas jornadas.

Juegos para los que no hace falta ningún material extra

1. Acertijos

Los acertijos pueden ser muy divertidos y estimulantes para los niños, pues constituyen auténticos retos para su capacidad deductiva. En la web hay muchísimas páginas que ofrecen esta clase de problemas.

Desde el “veo veo” o simples adivinanzas para los más pequeños hasta incógnitas que desafían su pensamiento lateral, como por ejemplo el que plantea: ¿Qué es lo que puedes encontrar una vez en un minuto, dos veces en un momento y ninguna vez en cien años? (la letra M).

Una posibilidad es establecer una rutina: plantear el acertijo por la mañana y dar a los niños un buen rato para que lo resuelvan. La respuesta correcta, si ellos no la encuentran, les llegará siempre en el mismo momento del día (a una hora determinada, después de comer, etc.).

2. Palabras encadenadas

Es un clásico: el primer jugador dice una palabra y luego los demás, por turnos, tienen que decir otras palabras que estén “encadenadas” a la anterior. ¿Cómo se encadenan?

Pues cada una debe empezar con la última letra o la última sílaba (esto se acuerda antes de empezar) de la anterior. Ejemplo de palabras encadenadas por sílabas: tomate, teléfono, nocivo, vocal, calcio, etc.

También se pueden hacer “canciones encadenadas”, que son aquellas en las que se modifica una parte de la letra (como la de los elefantes que se balancean sobre la tela de una araña) o se añade un nuevo elemento en cada repetición (como la de la chivita que no quiere salir de ahí).

3. Adivinar el personaje

Cada jugador piensa en un personaje, sin decirlo en voz alta. Los demás tienen que hacerle preguntas para descubrir quién es. Una variante es invertir la ecuación: a cada jugador se le asigna un personaje y todos los demás saben quién es, pero el propio jugador no.

Puede tener el nombre del personaje escrito en un pósit y pegado en la frente, y hace preguntas (¿soy una mujer?, ¿existo en el mundo real?, ¿tengo superpoderes?, etc.) hasta descubrir de qué personaje se trata.

4. Tipoteo

Alguien elige un verbo y habla sobre él, pero lo sustituye por la palabra “tipotear”. Dice, por ejemplo: “Yo tipoteo todos los días. A veces tipoteo solo, otras veces con mamá, pero a ella no le gusta mucho tipotear”, etc. Los demás pueden hacer preguntas hasta que logran deducir qué verbo es.

5. El juego de las películas

Se dividen en dos equipos y, por turnos y solo con gestos y movimientos del cuerpo –sin hablar–, cada jugador debe hacer que sus compañeros acierten el título de una película (pero también se pueden representar otras frases o ideas, aunque el juego se llame “de las películas”).

6. Las siete diferencias

Este juego es un clásico de los periódicos y las revistas, pero se puede jugar también sin ellos: un jugador observa una habitación, luego sale y otro hace pequeños cambios (mueve unos objetos, oculta otros, etc). El primero debe descubrir las diferencias, que pueden ser más o menos de siete, por supuesto.

Actividades para las que hace falta boli, lápices y papel

1. El ahorcado

Otro clásico que casi no necesita descripción. El jugador dice letras: si están en la palabra o la frase a descubrir, se escriben sobre las correspondientes rayitas, y si no están, se va dibujando el cuerpo de la persona que, si no encuentra a tiempo la palabra, terminará “ahorcada”.

2. Alto el lápiz

También conocido en otros países como tutti frutti o Scattergories, es sobre todo un juego del lenguaje. Consiste en encontrar elementos de diversas categorías (países, comidas, cantantes, etc.) cuyos nombres comiencen con una determinada letra, elegida al azar. Cuando uno de los jugadores completa su lista, dice “alto el lápiz” y entonces se comparan las respuestas.

3. Manualidades con papel

Aviones, flores, animales: la técnica del origami permite crear múltiples figuras solo con papel, y esto puede equivaler a horas de entretenimiento en casa. En YouTube y muchas webs hay muchísimos tutoriales para iniciarse en este arte japonés.

Actividades que requieren algo más de producción

1. Búsqueda del tesoro

Se esconde un “tesoro” en algún lugar de la casa y luego se diseminan pistas de forma tal que una conduzca a otra. Cuanto mayor sea la cantidad y la originalidad de las pistas, mayor será la diversión.

2. Títeres

Una ventaja de esta actividad es que contempla varias etapas. En primer lugar, confeccionar los títeres, que se pueden hacer con elementos de uso cotidiano, como calcetines, botones, retales, etc. Se puede armar incluso el escenario para la obra. Luego hay que elegir o crear una historia y, por último, representarla.

3. Campamento dentro de casa

Algo que hace mucha ilusión a los pequeños es la sensación de estar en otra parte. Por eso, se puede plantear la idea de un “campamento en casa”. Es un juego, pero también puede ser una manera de ayudarles a entender mejor las dificultades de estar confinados: hay que arreglarse con lo que se tiene al alcance de la mano.

Lo ideal es hacer el “campamento interior” en una tienda de campaña y con colchonetas y sacos de dormir. Pero si no se cuenta con estos materiales también se pueden emplear mantas y muebles para crear el refugio.

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