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Suplementos de testosterona: ¿qué peligros tienen?

Foto: Nathan Cowley

Jordi Sabaté

Fabián, lector y socio de eldiario.es, nos explica la siguiente situación: “acabo de cumplir 60 años y hasta hace poco me he sentido bastante bien de vitalidad, con relaciones sexuales normales y buena forma física, pero sin saber demasiado por qué, en el último medio año he empezado a notarme un poco decaído, cansado, falto de ganas para el sexo y con poca actividad física, por lo que he engordado. Un amigo me ha comentado que el también pasó por un periodo así y lo superó tomando suplementos de testosterona, en concreto me ha recomendado uno. ¿Debo tomarlo? Quisiera que me asesorarais. Gracias”.

Antes que nada, Fabián, si crees que precisas asesoramiento, qué mejor que buscar un médico, te vale con un especialista en medicina general para empezar. Ellas y ellos son los indicados para asesorarte sobre estos temas, no los periodistas como el que escribe. De todos modos, nos proponemos darte una ligera guía sobre estos suplementos a través de lo que dicen los estudios existentes y los organismos internacionales.

Qué es la testosterona

A nivel general, la testosterona es principal hormona de la diferenciación masculina, si bien las mujeres también la poseen en dosis mucho más bajas, unas 20 veces. La testosterona es la responsable de que los hombres tengamos más vello facial que las mujeres, así como pelo en el pecho, la espalda o las piernas. Del mismo modo es responsable de que tengamos mayor volumen muscular y menos porcentaje de grasa, de que gritemos más y con voz grave, de que poseamos una mayor agresividad, etc. Y la testosterona también regula en los hombres el deseo sexual.

El pico de producción de testosterona, y la mayor concentración en sangre, es en la adolescencia, durante la etapa del crecimiento para dejar de ser infantes. A este respecto, también está relacionada con el mantenimiento de la densidad ósea. Después desciende progresivamente, despacio al principio, un poco más deprisa a partir de la cuarentena y a partir de los cincuenta su descenso es más sensible, dando lugar a un fenómeno conocido como andropausia o menopausia masculina.

Este es el responsable de una mayor tendencia a engordar y de la pérdida parcial de masa muscular a partir de esta edad, así como de una menor densidad del vello en la barba. También del descenso del deseo sexual que sienten algunos hombres, o de la sensación de fatiga o, si se quiere, de menos vigor. De todos modos, en la mayoría de los casos, entre el 80% y el 94%, este descenso de los niveles de testosterona es natural y bastante mesurado, dando simplemente efectos propios de la edad y muchas veces incluso imperceptibles o que pueden ser contrarrestados con ejercicio y comida sana.

El problema real sería un descenso pronunciado de esta hormona (por debajo de los 300 nanogramos por decilitro), algo que afecta a entre un 6% y un 20% de los hombres y que se conoce como hipogonadismo. El hipogonadismo suele ser fruto de problemas de balance hormonal o de infecciones y enfermedades muy concretas, y puede manifestarse tanto en el feto como en los adolescentes o los adultos, que es cuando sus efectos se notan al acompañarse del descenso natural de los niveles de testosterona. En tales casos puede conllevar aumento de peso, de grasa abdominal, pérdida exagerada de vello y de masa muscular, fatiga, depresión o inhibición del deseo sexual.

Suplementos: ¿una solución?

El hipogonadismo se detecta por análisis de sangre, por lo que ante la sospecha no cabe más que acudir al médico. No obstante, muchos hombres aquejados de la caída de testosterona, natural o patológica, prefieren acudir directamente a los suplementos de testosterona en gel o cápsulas que pueden conseguirse más o menos clandestinamente en páginas de internet y que en realidad solo van destinados a aquellos que sufren de hipogonadismo.

Se sabe que los medicamentos tienen un efecto positivo en los pacientes con este problema, ya que restablecen los niveles de testosterona sérica normales. Sin embargo, según el ensayo citado en este artículo, previo a la realización de un estudio más amplio, en individuos maduros sin hipogonadismo los resultados son más bien discretos, si bien sí se observó una levemente mayor masa muscular y un ligero aumento del deseo sexual en los hombres estudiados. Pero en cuanto al vigor y menor cansancio no se observó ningún beneficio.

Aumento del riesgo de accidentes cardiovasculares

Es por ello que conviene fijarse en las contrapartidas, pues altos niveles de testosterona, que son los que muestran los hombres que se medican sin necesitarlo, pueden comportar graves riesgos para la salud cardiovascular. La Fundación Española del Corazón asegura que los suplementos de testosterona aumentan entre un 20% y un 30% el riesgo cardiovascular. El problema es que el incremento de masa muscular aumenta el nivel de glóbulos rojos, puesto que el crecimiento del músculo tiene unos mayores requerimientos de respiración celular. Esto incide en un mayor riesgo de precipitaciones de sólidos que formen trombos en las venas.

Por otro lado, una investigación publicada en PLOS One, y realizada sobre 55.000 hombres sin hipogonadismo, detectó que a los 90 días de realizar un tratamiento de sustitución con suplementos, los hombres mayores de 65 años duplicaban el riesgo de padecer un infarto de miocardio. En cuanto a los jóvenes el aumento solo se daba entre aquellos que tenían problemas previos. Curiosamente a los 90 día de abandonar el tratamiento el riesgo se moderaba de nuevo.

Incremento del antígeno PSA

Se sabe también que un nivel alto de testosterona incide en el aumento del riesgo de próstata inflamada y en la aceleración del cáncer de próstata en individuos que lo tuvieran ya. Al menos sí incide en el aumento del antígeno PSA, aunque este índice resulta controvertido al dar muchos falsos positivos. Curiosamente estos riesgos no se dan en las personas con hipogonadismo, lo cual viene a indicar que el exceso de testosterona es tan contraproducente como su carencia. La Food and Drug Administration (FDA) ya expresó hace dos años su preocupación por el aumento del consumo indiscriminado de estos productos entre hombres de mediana edad. 

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