Otras comunidades, no solo Madrid, tienen en marcha huelgas de sus sanitarios. Otras regiones, no solo la capital, tienen problemas con su sanidad pública: por el envejecimiento y la dispersión de la población, por las nuevas inversiones necesarias para afrontar los tratamientos más caros, porque los profesionales están mejor pagados en otros países de Europa y muchos se van… El problema de la sanidad no es solo madrileño, pero hay varias cosas que solo ocurren en Madrid. Son al menos tres anomalías.
La primera: que Madrid es el único lugar de toda España donde se insulta a los médicos, a los pacientes y a cualquiera que ose protestar. Ante una de las manifestaciones más multitudinarias que se recuerdan en la ciudad –la segunda en pocos meses–, la respuesta del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha sido la de siempre: el desdén, el insulto y la provocación. Que empezó este mismo sábado, antes de la manifestación, con ese tuit mezquino de la Comunidad de Madrid, tergiversando las palabras de la viuda de Carlos Saura en defensa de la sanidad. Y que después ha seguido, tras la manifestación, con los habituales desprecios a los cientos de miles de personas que salieron a la calle a defender la sanidad.
“Lo único que demuestra es la frustración de la izquierda”, aseguró este lunes Ayuso, que sigue aplicando su manual. La presidenta de Madrid vive por y para la confrontación, y está dispuesta a mantener este pulso hasta el final.
Aprovechando que venía esta manifestación, Ayuso se programó un viaje a Israel, para reunirse con el gobierno más extremista de este país en muchos años. ¿Sabe la presidenta de Madrid cuáles son sus competencias? ¿Que la política exterior no le toca a su Gobierno, pero la sanidad sí? Es su estrategia de siempre: entretenerse con todo lo que no le toca para eludir sus responsabilidades.
La segunda anomalía: la ausencia de una negociación digna ante este conflicto. Madrid es la única comunidad donde el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, se ha negado a reunirse con los sanitarios, en huelga desde hace más de dos meses. No les quiere siquiera recibir, en un desprecio difícil de entender. ¿Qué tiene en su agenda en estos momentos el consejero de Sanidad que tenga más relevancia que este asunto? ¿Alguien en el PP lo sabe explicar?
El argumento de Ruiz Escudero es que “esta es una huelga política” contra Ayuso, lo que choca de bruces con la realidad. Porque lo que piden los médicos no es que caiga Ayuso: son reivindicaciones laborales y salariales a las que tiene derecho cualquier trabajador. Son peticiones como una subida de 400 euros a los médicos de atención primaria –la propia Isabel Díaz Ayuso prometió en 2020 una subida aún mayor, de 479 euros, que después no cumplió–, o que se contrate a más médicos de familia y pediatras para desatascar el colapso de los centros de salud.
La tercera anomalía se resume en este gráfico: Madrid es la comunidad más rica de España y la que menos invierte por habitante en Sanidad.
Ayuso también es la presidenta autonómica que más impuestos ha recortado en su mandato, pero no encuentra dinero para los médicos. El Gobierno de Madrid, desde que ella está al frente, ha rebajado los impuestos en alrededor de 600 millones de euros anuales; un regalo que fundamentalmente ha ido destinado a las rentas más altas de la región. Por poner las cifras en proporción: lo que piden los médicos de atención primaria supondría una inversión de 42 millones de euros anuales entre mejoras de sueldo y nuevos contratos.
Entre las últimas rebajas de impuestos que ha aprobado el Gobierno de Madrid hay una especialmente sangrante para los intereses de cualquier ciudadano común. Se trata de un incentivo fiscal para inversores extranjeros, a los que Ayuso bonificará con una deducción del 20% en el IRPF del tramo autonómico. Según las explicaciones que dio la propia presidenta, a un rico de otro país que se compre un piso en Madrid de 300.000 euros se le devolverán 60.000 euros en seis años a través del tramo autonómico en el IRPF. ¿Y si invierte un millón? Pues la Comunidad de Madrid le regalará 200.000 euros.
Las consecuencias de este regalo fiscal para millonarios extranjeros son muy fáciles de pronosticar: tal y como denuncian los expertos, que los precios de los pisos en Madrid suban aún más. Todo se fía a lo de siempre: a esa mítica curva de Laffer, tantas veces desmentida, que dice que rebajar impuestos genera riqueza. Y mientras el Gobierno de Madrid acusa a los médicos de “una huelga política” aplica su política, que tiene coherencia, que sigue un plan. Que pasa por un modelo de sociedad donde sobran los servicios públicos y el Estado actúa como Robin Hood, pero al revés: robar a los pobres para dárselo a los ricos.
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Otras comunidades, no solo Madrid, tienen en marcha huelgas de sus sanitarios. Otras regiones, no solo la capital, tienen problemas con su sanidad pública: por el envejecimiento y la dispersión de la población, por las nuevas inversiones necesarias para afrontar los tratamientos más caros, porque los profesionales están mejor pagados en otros países de Europa y muchos se van… El problema de la sanidad no es solo madrileño, pero hay varias cosas que solo ocurren en Madrid. Son al menos tres anomalías.
La primera: que Madrid es el único lugar de toda España donde se insulta a los médicos, a los pacientes y a cualquiera que ose protestar. Ante una de las manifestaciones más multitudinarias que se recuerdan en la ciudad –la segunda en pocos meses–, la respuesta del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha sido la de siempre: el desdén, el insulto y la provocación. Que empezó este mismo sábado, antes de la manifestación, con ese tuit mezquino de la Comunidad de Madrid, tergiversando las palabras de la viuda de Carlos Saura en defensa de la sanidad. Y que después ha seguido, tras la manifestación, con los habituales desprecios a los cientos de miles de personas que salieron a la calle a defender la sanidad.