Un gráfico bastante claro: la evolución del número de afiliados a la Seguridad Social de los últimos diez años en términos desestacionalizados. En román paladino: el número de personas que trabajan y cotizan en España, sean asalariados o autónomos. Es probablemente el indicador más acertado para medir la dureza de la crisis, mucho más que el propio paro. En los índices de desempleo no aparece todo el mundo: solo los que buscan trabajo y, en un momento como el actual, muchos están resignados a que no podrán encontrarlo o directamente han emigrado. Si hoy mantuviésemos la misma población activa que teníamos en 2008, el paro rondaría el 29%, no el 26% en el que estamos. Desde el pico máximo en 2008 de 19,4 millones de cotizantes hemos pasado a solo 16,2 millones.
Hagamos zoom en el gráfico. Ésta es la evolución del empleo durante los últimos dos años, desde que el PP ganó las elecciones (he cambiado la escala para que se vea más claro). ¿El resultado? Un millón menos de puestos de trabajo: desde los 17,2 millones de afiliados que se encontró Mariano Rajoy cuando llegó a La Moncloa a los 16,2 que hay ahora. En el último año, de septiembre de 2012 a septiembre de 2013, se han perdido medio millón de cotizantes. Es cierto que el ritmo de destrucción de empleos se ha reducido. Desde enero, la economía destruye puestos de trabajo algo más despacio y el dato de septiembre ha supuesto incluso una ligera subida, en términos desestacionalizados. Sin embargo, este frenazo en el ritmo destrucción de empleo no es la primera vez que ocurre. Hay un precedente: los famosos brotes verdes de Zapatero y Salgado.
El tercer gráfico es algo más difícil de entender: es la variación interanual de la afiliación desestacionalizada desde el año 2009 (cortesía de @Caoticaeconomia). Es decir: a qué velocidad aumenta o disminuye el número de personas que cotizan. Está en negativo porque llevamos perdiendo empleos desde 2008. Cuanto más arriba está la curva, mejor: se destruyen puestos de trabajo más despacio; sin embargo, el grafico no se ha puesto en positivo desde hace años.
Hoy, igual que en la primavera de 2009, parece que ya llueve menos y que el empleo en España se desangra a un ritmo más lento. E incluso es posible que de verdad hayamos tocado fondo y no vayamos a muchísimo peor durante los próximos meses. En el mejor de los casos, estamos ante un cambio de tendencia, pero ni el paro bajará rápido ni el empleo crecerá como en los tiempos de la burbuja. Además, no todos los puestos de trabajo son iguales y los de hoy son menos estables y están peor pagados. Es muy improbable que vayamos a ver los 19,4 millones de cotizantes en la Seguridad Social que tuvimos en 2008 hasta dentro de muchísimos años. ¿Un brote verde? Sí, lo hay. Y ojalá se consolide. Pero de ahí a vender que “España es el ejemplo del mundo”, o que “hoy se habla de cuán grande va a ser la recuperación de España”, van varias toneladas de propaganda.
Un gráfico bastante claro: la evolución del número de afiliados a la Seguridad Social de los últimos diez años en términos desestacionalizados. En román paladino: el número de personas que trabajan y cotizan en España, sean asalariados o autónomos. Es probablemente el indicador más acertado para medir la dureza de la crisis, mucho más que el propio paro. En los índices de desempleo no aparece todo el mundo: solo los que buscan trabajo y, en un momento como el actual, muchos están resignados a que no podrán encontrarlo o directamente han emigrado. Si hoy mantuviésemos la misma población activa que teníamos en 2008, el paro rondaría el 29%, no el 26% en el que estamos. Desde el pico máximo en 2008 de 19,4 millones de cotizantes hemos pasado a solo 16,2 millones.