Espacio para la reflexión y el análisis a cargo de parlamentarios europeos españoles.
Cannabis: la planta de los mil usos
En tiempos inmemoriales, cultivar cáñamo (Cannabis sativa) formaba parte del corazón productivo de muchos países, donde se plantaba con la misma naturalidad que el algodón o las hortalizas. Fue una de las primeras plantas utilizadas para extraer fibra y era reconocida por su resistencia en la fabricación de cuerdas, papel y aceite para lámparas.
De la planta del cannabis se dice que es la planta de los mil usos. Es un poco como el cerdo, del que se aprovechan hasta los andares. En España incluso se observan sus hojas en las banderas de algunos municipios (como Santa Cruz de los Cáñamos, en Ciudad Real, o Cañamares, en Cuenca) debido a la vital importancia que la planta suponía para la economía local. La prohibición del cultivo del cannabis tiene su origen en Estados Unidos y está llena de prejuicios raciales, desconocimiento y también intereses económicos de grandes empresas.
Se dice que fueron los mexicanos quienes, a principios del s.XX, llevaron la costumbre de fumar cannabis a Estados Unidos, desatando su prohibición. “Todos los mexicanos están locos y es esta hierba la que los vuelve locos”, dijo un senador de Texas en aquella época. Han pasado más de cien años. Hoy conocemos los beneficios del uso medicinal del cannabis: glaucoma, autismo, quimioterapia, parkinson, reducción del riesgo de obesidad y diabetes; también sirve para algunos tipos de epilepsia e incluso mitiga el dolor menstrual, ayuda en procesos de ansiedad y depresión, etc. Debemos seguir investigando en esta línea para descubrir todo lo que nos puede dar, porque es profundamente triste que despojen irracionalmente a los pueblos de la capacidad de conocer y reconocer todos los atributos que nos regala la tierra.
La normalización del cultivo y consumo del cannabis ha ido aumentando en los últimos años en España, demostrando que la sociedad, también en este tema, va por delante de los gobernantes. Por otra parte, se están dando sendos procesos de regularización del uso y tenencia del cannabis en distintos países del mundo y de Europa. Uno de los más recientes ha sido Portugal, donde esperan que la liberalización de su cultivo suponga un impulso para el deprimido sector agrario.
Necesitamos hacer desaparecer los impedimentos legales sobre la planta que imposibilitan que la investigación básica y clínica avancen. Pero no es sólo de usos medicinales de lo que hablamos. De las semillas del cannabis, por ejemplo, ricas proteínas, omega 3 y omega 6, se puede obtener aceite comestible, harina, leche, pan, cosméticos, jabón, lubricantes y biocombustibles. Por todo esto es necesario un enfoque integral sobre su cultivo. Estoy convencida de la necesidad de ir más allá de la legalización por prescripción médica, ya que el cannabis podría suponer un impulso económico para el mundo rural en términos de producción ecológica, comercialización y consumo de proximidad.
Intentando abrir camino en esta dirección, la semana pasada, desde Podemos anunciamos el debate que celebraremos en el Parlamento Europeo sobre la regularización del cannabis en Europa. Aunque las reacciones fueron positivas, la mayoría se referían al cannabis única y exclusivamente en sus facetas terapéutica o de ocio. Pocas respuestas iban más allá de ambas concepciones. Creo que esto pone de manifiesto cómo se ha demonizado el cannabis desde hace mucho tiempo y el desconocimiento en general que hay acerca de la marihuana (el término que suele usarse para hablar de las variedades del cannabis que sirven para fumar).
Creo que debemos ampliar la mirada y luchar por la legalización del cannabis simplemente como lo que es: una planta. Abrir este debate es reconciliarnos con la naturaleza, con nuestros antepasados y con la vida. Porque la tierra es fuente de vida y observarla, mimarla y estudiarla sin estigmas para saber sacar lo más provechoso de ella es, desde luego, el mayor legado que podemos dejar a quienes vengan detrás. Escribamos el futuro sin ataduras y con responsabilidad.
En tiempos inmemoriales, cultivar cáñamo (Cannabis sativa) formaba parte del corazón productivo de muchos países, donde se plantaba con la misma naturalidad que el algodón o las hortalizas. Fue una de las primeras plantas utilizadas para extraer fibra y era reconocida por su resistencia en la fabricación de cuerdas, papel y aceite para lámparas.
De la planta del cannabis se dice que es la planta de los mil usos. Es un poco como el cerdo, del que se aprovechan hasta los andares. En España incluso se observan sus hojas en las banderas de algunos municipios (como Santa Cruz de los Cáñamos, en Ciudad Real, o Cañamares, en Cuenca) debido a la vital importancia que la planta suponía para la economía local. La prohibición del cultivo del cannabis tiene su origen en Estados Unidos y está llena de prejuicios raciales, desconocimiento y también intereses económicos de grandes empresas.