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Álava se abre a “redescubrir” Iruña-Veleia con su circo romano de 5.000 espectadores pero apela a la “cautela”

Javier Fernández Bordegarai, Javier e Iker Ordoño, Ana del Val y Andoni Iturbe, en la presentación del hallazgo

Rubén Pereda

Vitoria —

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La instituciones y los investigadores han presentado este miércoles en Vitoria el hallazgo de un circo romano en el yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia, situado a las afueras de la ciudad. De 80 metros de longitud y 72 de anchura, el edificio habría podido albergar a hasta 5.000 espectadores y podría obligar a repensar algunas concepciones sobre el asentamiento, pues hasta la fecha solo se tiene constancia de otros dos circos permanentes en el norte peninsular y ambos estaban enmarcados en ciudades romanas relevantes, como Tarraco y Calagurris. Tanto el Gobierno vasco como la Diputación de Álava han reafirmado su compromiso con la investigación en el yacimiento, donde gracias a la aplicación de técnicas de reconstrucción virtual del patrimonio se empiezan a intuir nuevas estructuras, edificios y vías. Los trabajos, han señalado los investigadores, van y han de ir “a fuego lento”, pero permitirán “redescubrir” Iruña-Veleia. Tanto las instituciones como los investigadores han reiterado, en cualquier caso, la necesidad de actuar con cautela y prudencia.

Los orígenes del hallazgo se remontan al año 2020, cuando los hermanos Javier e Iker Ordoño, de la empresa Arkikus, elaboraron un estudio preliminar en el que aportaban pruebas de la presencia de centenares de infraestructuras romanas en el subsuelo de la zona de Iruña-Veleia. El asentamiento estaba ubicado en la calzada romana que conectaba las actuales ciudades de Astorga y Burdeos, en plena Iter XXXIV. La pareja de hermanos, que aúna las habilidades y conocimientos de arqueólogo de uno y de arquitecto de otro, considera que, si bien “a fuego lento”, se está redescubriendo el lugar. En 2020, mientras estaban embarcándose en otros proyectos, detectaron el rastro de algunas estructuras “de interés” y dieron el parte a la Diputación, que acabaría contratándolos.

Si el área vallada de Iruña-Veleia comprende 11 hectáreas, los hermanos han revisado hasta 251. ¿Cómo? Han empleado, por un lado, la cartografía ya elaborada por las instituciones, así como la técnica LiDAR, que se vale de pulsos de luz infrarroja para detectar elementos. Entre el material empleado se cuentan también ortofotografías tomadas en la primera mitad del siglo XX, desde las del aviador Julio Ruiz de Alda a las reunidas por vuelos estadounidenses sobre el terreno. Son muchas y variadas las pistas para detectar estas estructuras antiguas, desde detalles como una orientación diferente a la de las parcelas que las circundan ahora y que las circundaban en otros periodos históricos. “Vemos una serie de recintos imbricados, vemos espacios absidales, vemos estructuras reticuladas, zonas porticadas con columnas... Todo esto no es casualidad”, han explicado.

Si bien son muchas las estructuras que se intuyen y que tanto las instituciones como los hermanos quieren estudiar con mayor profundidad en el futuro, es el posible circo romano el que más interés ha suscitado en los últimos días. Ya desde el comienzo de las labores de los Ordoño se intuía un gran recinto rectangular, pero para completar el puzle faltaba el círculo en el que las cuadrigas hacían el giro durante la carrera. Y se puede apreciar en las imágenes. Los expertos han explicado este miércoles que los cultivos que crecen sobre arranques de muro tienen menos nutrientes, lo que provoca que en determinadas épocas del año crezcan menos y permitan adivinar estructuras como esta. “Las parcelas agrícolas se adaptaban a la morfología del circo, según se ven en las imágenes tomadas por un vuelo estadounidense en la década de 1940”, han abundado los hermanos.

Según los datos aportados por los propios investigadores, hay constancia en la península ibérica de la existencia de dieciocho recintos de estas características. Cuando comenzaron las labores de identificación, tenían en mente ya las características morfológicas de alguno de ellos, como por ejemplo el de Segóbriga, en la provincia de Cuenca. La existencia de un circo permanente en Iruña-Veleia obligaría a reconsiderar algunas ideas que se tenían sobre el asentamiento. “Una ciudad con un circo romano estable es de un rango mayor de lo que hasta ahora se tenía en mente”, han aseverado. Iruña-Veleia podría haber sido un núcleo relevante en el recorrido de la calzada Iter XXXIV.

En la zona norte de la península, solo se sabía de dos hasta la fecha: uno estaba en Tarraco (actual Tarragona), que fue capital de una provincia romana, y el otro se encontraba en Calagurris (ahora Calahorra), que gozó del rango de municipio. El de Iruña-Veleia habría llegado a albergar a hasta 5.000 espectadores. “No fue efímero. La huella ha quedado marcada en el terreno tras más de 2.000 años”, han dicho los Ordoño.

“Velo negro”

Tanto el Gobierno vasco como la Diputación de Álava han mostrado su intención de seguir financiando la investigación en Iruña-Veleia y se han felicitado por los nuevos descubrimientos. “Iruña-Veleia siempre nos da alegrías”, ha resumido la diputada de Cultura y Deporte, Ana del Val. Ha tildado el lugar de “joya” y de “grandísimo yacimiento de época antigua”, “con un potencial arqueológico e histórico inmenso”. Pero también han querido trasladar un mensaje de cautela a la ciudadanía. “Se trata de un hallazgo muy muy relevante, un hallazgo que hemos querido tratar con mucha cautela, porque ahora lo tienen que certificar los arqueólogos”, ha dicho.

En esa línea, la diputada ha hablado de un “velo negro” con el que el yacimiento tuvo que convivir durante una década. Eliseo Gil, quien fuera responsable de las excavaciones en el yacimiento arqueológico, y su colaborador Óscar Escribano falsificaron piezas para trasladar la idea de que en Iruña-Veleia había hallazgos llamados a cambiar la historia del euskera y del cristianismo. Se encontraban entre ellas el supuesto calvario más antiguo del mundo y hasta jeroglíficos egipcios con menciones a Ramsés y Nefertiti. Gil fue condenado por falsedad documental y por estafa, mientras que Cerdán tuvo que abonar una multa por falsificar unos informes. Pese a que la Diputación pedía penas e indemnizaciones más altas, la estafa se saldó con una indemnización de apenas 72 euros por el daño hecho a cada una de las piezas que se falsificaron.

“Tenemos que intentar rebajar la euforia desde las instituciones. Nos va a dar sorpresas, pero esto se tiene que plasmar en la realidad con actuaciones arqueológicas”, ha expresado Javier Fernández Bordegarai, jefe del Servicio de Museos y Arqueología. “A veces pensamos que nos vamos a encontrar a 'Ben-Hur' y Charlton Heston y luego la realidad es más humilde”, ha ilustrado. Aún faltan evidencias firmes, para lo que se requerirá de nuevos trabajos. “Tiene un potencial enorme. Es una joya por descubrir. Hay que revelar su verdadero potencial. Estamos ante el inicio de una bonita historia, pero esto se cuece a fuego lento”, han explicado los responsables de los hallazgos.

Las instituciones ya han mostrado su compromiso con la financiación de futuros proyectos y todas las partes hacen hincapié en la necesidad de actuar con cautela. “Tenemos curiosidad y hay una oportunidad. No la destruyamos”, ha sentenciado el viceconsejero de Cultura, Andoni Iturbe. Fernández Bordegarai ha aprovechado para pedirle a la ciudadanía que actúe con responsabilidad y deje trabajar a los profesionales. “Hay que evitar que entre gente no deseada a hacer sus pinitos”, ha lamentado sobre aquellos que se acercan a zonas con patrimonio con detectores de metales. Según los últimos datos proporcionados por la Diputación, entre el 1 de enero de 2021 y el 6 de marzo de 2024 se registraron quince actividades clandestinas que podrían ser constitutivas de delito en yacimientos arqueológicos de la provincia. Tres de ellas fueron en Iruña-Veleia.

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