Entrevista Alpinista, empresaria y conferenciante

Edurne Pasaban: “Bicicleta es libertad”

Andoni Toña

5 de noviembre de 2021 00:02 h

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Ingeniera técnica industrial, conferenciante, empresaria. La fama como deportista de alto nivel de Edurne Pasaban, premiada con el prestigioso Adventurer of the Year de National Geographic de 2010, tapa de alguna forma la personalidad poliédrica de esta mujer con querencias filantrópicas que en su día la llevaron a crear la Fundación Edurne Pasaban-Montañeros por el Himalaya, cuyo objetivo es dar acceso a la educación a niños y niñas de Nepal.

Aunque al nombrarla inevitablemente acuda a nuestra mente la imagen poderosa de las montañas nevadas del techo del mundo, no estará demás recordar que para convivir con sus asperezas, Pasaban pulió su forma física a base de horas y horas de pedaleo sobre una bicicleta.   

Usaba la bicicleta como entrenamiento de cara a la montaña e incluso algún ciclista profesional le llegó a preparar un entrenamiento específico. ¿Su afición por la bici viene de ahí o es anterior?

La bici entra en mi vida por mediación del triatlón. Conozco este deporte y ahí empiezo a entrenar en bici de carretera. Todo va muy ligado a mi profesión como montañera, porque el triatlón y la bici me enseñaron toda la filosofía de entrenamiento que luego me sirvió para la montaña. A los 22 dejé el mundo del triatlón, aunque luego seguí utilizando la bicicleta como modo de preparación a lo largo de toda mi vida deportiva. En ese sentido la bici fue una herramienta fundamental a la hora de prepararme para la montaña. Pasado el tiempo de aquellas metas, el ciclismo queda como un medio para sentirme bien, una herramienta de salud al alcance de cualquier practicante.

Primer recuerdo ciclista.

El recuerdo de tus primeras pedaladas en bici siempre es de la niñez, normalmente con tus amigos en el barrio. Algo que recuerdo ahora con mi hijo. Primero empiezas a caminar y luego te montan en una bici. 

Ya de mayor llega el tiempo de entrenar en serio. A mi me dejaron una bici de carretera para que probase, ni recuerdo su marca. Siendo yo de Tolosa mi primera reminiscencia de esfuerzo encima de esa bici es de la típica vuelta por Tolosa, Ordizia y Larraiz.

Mi gran aventura en bici con alforjas, la mayor que he vivido, fue en 2005. Desde la capital de Mongolia, Ulan Bator, a Pekín. Unos 1200 kilómetros. Cruzar toda Mongolia en bicicleta es uno de mis mejores viajes a pedales

Me dicen que el rodillo ha llegado a ser parte del mobiliario de su vivienda.

Sí, total. Aquí en Vielha lo tengo desmontado ahora por necesidades del momento, pero en mi casa de Donostia está siempre presente, mirando a la ventana. Ahora ya es un mueble más de casa.

¿Qué papel desempeña la bicicleta en su vida de ahora?

Me sigue gustando mucho andar en bicicleta, sobre todo en verano. Ahora me he pasado a la bicicleta de monte que te proporciona otra forma de disfrute y a parte es un vehículo que usamos mucho para desplazarnos por aquí y dar paseos con nuestro hijo de tres años. La bici para nosotros, como para tantos otros, es una diversión.

No pasa un fin de semana sin que salgamos a dar una vuelta por un sendero o un bidegorri. Creo que cuando mi hijo Max tenía cuatro en meses ya le llevábamos metidito en el carro de la bici.

Mira, mi pareja nunca ha sido una persona que haya tenido el deporte como la base de su vida, pero con la bici hemos encontrado un enlace para disfrutar juntos. Yo era de hacer diferentes deportes y él no, y mira, con la bici nos hemos enganchado juntos y nos ha unido aún más.

Aventurera nata, ¿se ha animado alguna vez a viajar en bici con alforjas?

Esa es para mí una de las mejores experiencias que puedes vivir. Mi gran aventura en bici con alforjas, la mayor que he vivido, fue en 2005. Entonces fuimos desde la capital de Mongolia, Ulan Bator, a Pekín. Unos 1200 kilómetros. Cruzar toda Mongolia en bicicleta es uno de mis mejores viajes a pedales y a día de hoy, ya a otro nivel, hemos hecho un montón de vías verdes. Rutas de tres días en bici con alforjas y llevando al peque. Cualquiera que haya disfrutado de un viaje de estos repite, y no te hace falta irte a Ulan Bator. Cualquier reto menos grande en bici es una gran experiencia.

En bici, ¿cuesta arriba o cuesta abajo?

Yo soy de subir, de ir cuestas arriba, porque soy una moto... Bajando soy más miedica. Soy de las que saca ventaja subiendo y lo pierde bajando, je, je. Pero bueno, cada uno está en lo suyo.

En la bici, ¿mejor sola o con grupeta?

Mejor en grupo, aunque muchas veces salgo sola. El planazo grande es salir con los amigos, dar una vuelta con tu cuadrilla a socializar, sin grandes objetivos. Luego terminas tomando un aperitivo, el mejor plan para cualquier día del fin de semana.

Estamos hablando de dos deportes exigentes: montaña y bicicleta, ¿qué valores comparten?

Muchos. El esfuerzo, la capacidad de sufrimiento, la sensación de libertad, el poder compartir esos momentos con un grupo de amigos. En fin, en ambos casos hablamos de actividades que cuestan, que suponen un esfuerzo luego superado por la recompensa que te ofrecen.

Tenemos que cambiar el chip ese de que la bicicleta es solo para cuando hace sol y buen tiempo. Ese cambio, por ejemplo, ya lo veo en Donostia. La gente sale aunque llueva y eso es algo que todavía sorprende a las personas de otros lugares

Y también brindan un medio de conectarse con la naturaleza. 

Sí. Hay gente a la que quizás le de pereza subir al monte a andar, pero no subirse a la bici y dar una vuelta. No se trata de hacer machadas en bici, pero sí que puedes salir al campo, dar una vuelta alrededor de un pantano o algo así. Y entonces la bici te permite una conexión fácil con la naturaleza, con esa vida al aire libre que tanto necesitamos en estos momentos. Vivimos pegados a un ordenador, pendientes del trabajo y la bici siempre es una buena vía de escape. 

Y el ciclismo urbano. ¿Están nuestras ciudades preparadas para recorrerlas en bicicleta?

Hay de todo, depende. Nosotros cuando viajamos solemos llevar la bici en el coche.

Si vamos a ciudades que tienen servicio de bicicletas municipales, las cogemos y recorremos la ciudad en bici, aunque por desgracia no todas están preparadas para ello. Yo tengo la suerte de vivir en Donostia, que es una ciudad muy preparada, un gran ejemplo de la movilidad en bicicleta en España. ¿Que tenemos mucho que mejorar en este aspecto? Pues sí. Yo he vivido en países nórdicos y allí van en bici aunque esté nevando. Y ves a los niños con buzos puestos que van al cole en bici bajo la lluvia, y las mujeres que en todo momento se mueven en bici. 

Aquí tenemos que cambiar el chip ese de que la bicicleta es solo para cuando hace sol y buen tiempo. Ese cambio, por ejemplo, ya lo veo en Donostia. La gente sale aunque llueva y eso es algo que todavía sorprende a las personas de otros lugares.

Y llegamos a la bici eléctrica, ¿qué le parece?

Pues totalmente respetable. Todas esas cosas del purismo se me han pasado. Estoy en otra cosa, otra liga. Yo también monto en bici eléctrica y creo que ha abierto un mundo muy grande, dando posibilidades a mucha gente que no se planteaba montar en bicicleta. Y el ejemplo lo tengo muy cerca, mis padres que con 70 y 77 andan con la bici eléctrica, se hacen 40 kilómetros y comparten rutas con nosotros. Yo nunca hubiera pensado que podía salir a entrenar con mi padre, que tiene 77 años, y juntos rodar en bici una mañana de domingo.

Luego están los 'pros' que dicen que no se puede entrenar con la bici eléctrica, y no es así. Yo me pongo el pulsómetro con la e-Bike y subo las pulsaciones correspondientes que el entrenador me ha indicado, entonces creo que algo haré, ¿no? Creo que este tipo de bicis ha abierto un mundo de posibilidades a mucha gente.

Aparte de deportista, es una mujer con valores. Hablamos de la Fundación Edurne Pasaban en la que trabajan para dar acceso a la educación a niños y niñas de Nepal, es muy buen ejemplo de ello. Hoy la bicicleta es una herramienta para mejorar nuestras vidas, una alternativa sana, sostenible y económica en pro de una transición de movilidad ecológica. ¿Está sensibilizada en este aspecto?

Totalmente. Creo que la bicicleta debiera de estar más presente en nuestras vidas para así hacerlas más sostenible y poder dejar un mejor futuro a nuestros hijos. No podemos tener grandes ciudades rebosantes de polución en las que cada uno de nosotros vaya en su coche a llevar a sus niños al cole, buscando un aparcamiento en la mismísima puerta, encima de la acera. El futuro no debe de ir por ahí. Yo misma, hay días en Donostia en que llueve mucho y tengo que llevar a Max al cole. Me da pereza la bici, cojo el coche y llego al colegio con cargo de conciencia. Eso es lo que tenemos que vencer porque depende de nosotros como sociedad, no del clima, pues de hecho ya lo he visto en otros países. Espero sepamos transmitir esa idea a nuestros hijos, para que poco a poco vayan cambiando la mentalidad de nuestra sociedad.

¿Su lugar ideal para andar en bici?

Nosotros para andar en bici muchas tardes hacemos la ruta de las tres playas en Donostia: la Zurriola, la Concha y Ondarreta. Ideal para hacer cualquier día. Fíjate, creo que si pudiéramos sacar algo positivo, por mínimo que fuera, de la pandemia que estamos viviendo sería que la gente ha tenido tanta necesidad de activarse después del encierro que ahora sale más en bici. Ojala este cambio dure y no sea algo puntual.

No pasa fin de semana sin que salgamos a dar una vuelta por un sendero o un bidegorri

¿Una ruta en bici que tenga en mente para hacer algún día?

Ahora mismo, uf… Tengo algunas en la cabeza, pero para hacerlas con mi hijo, en bici con alforjas. Creo que es una forma ideal de viajar y en concreto conozco algunas rutas muy bonitas por Europa, pero requieren tiempo y eso es lo que no tenemos ahora mismo.

Es una experta en expediciones al éxito; nosotros a andar en bici y empezamos ahora a escalar nuestra primera montaña, ¿qué nos puede recomendar?

Me parece que un proyecto como este de 'Andar en bici' es necesario para poder visualizar lo bueno que puede aportarnos la bicicleta, algo que por lo demás está al alcance de todo el mundo. El ciclismo se parece muchísimo a la montaña. Todos podemos acceder a una bicicleta y todos podemos calzarnos unas botas y subir al monte. A partir de ahí lo que tenemos que hacer ver, que comunicar a todo el mundo, son los beneficios que ello nos aporta, que son salud y sostenibilidad. Ahí creo que vais por buen camino y pienso que el vuestro es un proyecto valiente por nacer en un momento como el que estamos viviendo. ¿Una recomendación? El de saber que todas las grandes montañas se escalan poco a poco, campamento a campamento. Demos pasos pequeños, instalemos el primer campamento y luego el segundo y luego el tercero y así estoy segura de que escalaréis cualquier montaña que os propongáis.