José Luis Casado es un bilbaíno de 73 años que hace pocos meses ha regresado a casa después de completar la vuelta a Australia en bicicleta. Hizo un primer viaje por el sur de este inmenso continente en 2019 y ahora, en 2022, tras una pandemia y una operación de cadera, ha terminado su objetivo por el norte para completar así todo el perímetro australiano, de casi 14.000 km, casi nada.
José Luis es un apasionado de la bicicleta. De niño esperaba a que algún vecino le dejara montar un rato. Al poco de cumplir los 14 años, participó en la Prueba Cicloturista Vitoria organizada por la S.C. Vitoriana con cinco puertos en 217 km de recorrido. Luego compitió en juveniles, yendo en bici hasta los sitios donde iba a competir, y de ahí pasó a ser uno más del numeroso colectivo de cicloturistas vascos, primero con la S.C. Santutxu y más tarde en la S.C. Bilbaina.
El destino hizo que, desgraciadamente, se quedara viudo con 60 años. Con dos hijos ya mayores, que además se fueron a vivir a Singapur y a Estados Unidos, la bicicleta pasó a ocupar aún más horas en su vida de lo que ya lo hacía anteriormente. El gusanillo por las largas distancias comenzó al completar sus primeras pruebas Brevets de 200, 300, 400, 600 y 1.000 km, completando su currículum con las máximas pruebas de esta categoría en la Madrid-Gijón-Madrid y la París-Brest-París, ambas de 1.200 km. Pocos años después, se animó a hacer viajes largos en bicicleta con alforjas, y así completó la vuelta a la península en 2016 en 33 etapas incluyendo Portugal, tras 4.500 km y 53.000 m de desnivel acumulado, y al año siguiente cruzó Estados Unidos de costa a costa, desde Los Ángeles a Chicago, donde finaliza la conocida ruta 66 y continuando hasta Nueva York. Fueron 63 días y 5.500 km. Y eso, sin hablar inglés, ayudándose del traductor de Google cuando había cobertura.
En ese viaje, por lo menos, tenía a su hija Marta en el país para echarle una mano, en caso de necesidad. Para esa aventura, al ser un país con muchos más habitantes que en Australia y con más poblaciones, no llevó ni tienda ni saco de dormir, y echó mano de moteles de carretera. Al llevar menos peso, podía hacer etapas más largas, de unos 150 km, y así avanzar más rápido. Solo en la zona del desierto de Mojave tuvo un tramo bastante largo sin nada en medio. Lo peor del viaje fue cuando en una parte de la zona media del país le pilló una inundación muy importante que le hizo estar parado unos días, pues una gran parte de las carreteras se había inundado. Aunque tuvo ofertas para llevarle en coche a otro sitio, él no se rindió y esperó a poder seguir en la bicicleta al cesar las lluvias. Su consuegro le llevó a San Louis, mientras mejoraban las comunicaciones, pero días mas tarde le volvió a dejar donde había tenido que detener el viaje, para seguir de nuevo en bicicleta.
De un viaje impresionante e inmenso, pero por un país civilizado, a través de los Estados Unidos, José Luis afrontó su siguiente gran viaje, más inmenso, más impresionante y buena parte por territorio inhabitado, por el continente australiano. A veces no nos hacemos la idea de lo grande que es Australia, un país de solo 25 millones de habitantes, mucho menos que en España, pero con unas distancias enormes. De un extremo a otro hay 4.000 km en línea recta, como desde Cádiz a Moscú, y salvo en las zonas de costa donde están las principales, ciudades, como Perth, Sídney, Melbourne o Brisbane, en el resto del país apenas vive gente. Así que cualquier viaje alrededor del país, aunque sea en coche, es una aventura, por lo que lo hecho por José Luis es de una dificultad y de un mérito enorme. No es la primera persona en dar toda la vuelta a Australia en bicicleta, pero sí que es casi seguro la persona de más edad en el mundo en conseguirlo en solitario y sin apoyo, ya que lo ha terminado con 73 años.
Existen otros pioneros en la hazaña de recorrer Australia en bicicleta, como lo fue la mexicana Bertha Corte, que durante el 2012 lo completó en solitario durante 10 meses a sus 54 años. José Luis lo ha hecho en dos tramos en dos años diferentes, en los que ha sumado más de 13.700 km en 161 días en total. En 2019 fue de Perth hasta Rockhampton en 71 días (6.672 km) por el sur del país entre septiembre y noviembre, y en 2022 ha ido desde Rockhampton hasta Perth en 90 días (7.050 km) por el norte, comenzando entre abril y julio. Había pensado hacerlo en un solo viaje, pero se hubiera metido en la temporada de lluvias en la zona norte, con habituales inundaciones en esa área, y por eso decidió hacerlo en dos años diferentes. Pero la pandemia y el cierre de fronteras se interpusieron y lo tuvo que retrasar hasta el 2022. Entre medias, pasó por una segunda operación de cadera.
En el primer viaje, el viento le dio de cara todos los días menos uno, pero así y todo pudo hacer una media de 93 km al día, con varias etapas por encima de 150 km, lo que teniendo en cuenta el viento, el peso de todos los bultos (alrededor de unos 55 kg entre equipo y comida) y el tamaño de la bicicleta, es algo extraordinario. José Luis prefería hacer etapas largas porque en la mayor parte del recorrido no había zonas para acampar o para comprar comida. Así que, a falta de un pueblo, una gasolinera o una buena área de descanso donde acampar, era mejor seguir pedaleando. Aun así, también hubo tramos de 200 y 300 kilómetros entre poblaciones, en las que tenía que llevar agua y provisiones extras para varios días. El recorrido lo compartió con multitud de viajeros en autocaravana que muchas veces, al verle parado en una esquina, le ofrecían fruta, café, agua y en ocasiones comida casera.
Del viento tan fuerte que tuvo que aguantar, José Luis cuenta la anécdota de que uno de los días le costó casi diez minutos hacer un último kilómetro para llegar a una gasolinera y poder acampar en un lugar seguro. Allí, una catalana que se encontró le dijo que el siguiente pueblo estaba a 120 km pero que podía coger el autobús. Él le dijo, por supuesto, que de autobús nada, que él lo tenía que hacer en bicicleta, a lo que ella contestó bromeado, que se notaba que era de Bilbao.
De Australia también recuerda que en más de una ocasión tuvo sensación de inseguridad en algunos lugares del recorrido, temiendo que le pudieran robar, cosa que en Estados Unidos no le ocurrió. Pero eso sí, en cuanto a la seguridad vial, en Australia lo pasó francamente muy mal, ya que no hay arcén en las carreteras y los camiones le adelantaban sin dejarle espacio, e incluso arrinconándole adrede para echarle de la carretera. Durante los dos viajes, José Luis se encontró con algunos otros ciclistas haciendo parte del recorrido que él estaba haciendo. Con algunos de ellos compartió varias etapas. Pero como él no habla inglés, le resultaba muy difícil la comunicación con ellos, por lo que tampoco estuvo mucho tiempo en compañía, además de que el ritmo y la duración de las etapas no les coincidían, ya que José Luis es un ciclista que rueda rápido.
Mientras en el primer viaje por Australia llevó alforjas, en el segundo llevó un carro del mismo peso con carga. Allí llevaba la tienda, el saco, la ropa, etc. y agua y comida para dos o tres días, por si acaso. En la zona sur del país, así como en su lado oeste, llegó a rodar bajo temperaturas que rondaban los 44 grados en ocasiones. Sin embargo, una vez que comenzó a descender por el lado noroeste del país, el clima cambiaba al lado extremo y hubo varios días con mucho frío por las mañanas y otros días de mucha lluvia, por lo que llevó bastante ropa. Uno de los días llovió tan fuerte mientras acampaba que le empapó la tienda de campaña y tuvo que rodar al día siguiente con todo mojado, incluyendo la tienda. Debido a las altas temperaturas en la zona suroeste del país, cerca de Sidney, tuvo que hacer un cambio en el recorrido para evitar los terribles incendios que asolaron la costa oeste durante el verano australiano del 2019.
Sobre la fauna australiana, José Luis sufrió algunas picaduras de insectos y vio muchos canguros, pero la mayoría de ellos estaban muertos a la orilla de la carretera. Algunos vivos sí que vio, pero enseguida salían corriendo y no podía ni fotografiarles. Aun así, tuvo la ocasión en una de las acampadas de hacerse amigo de un wallaby (como un canguro, pero algo más pequeño) muy simpático.
Australia tiene una fauna muy poco amigable. En la zona sur del continente habitan unos tipos de urracas, magpies, que atacan a cualquier ser vivo que pase cerca de sus nidos. José Luis sufrió también el ataque de estas aves que descendían rápido y picaban su casco. Tuvo un percance con una rodilla que le dio guerra algunos días, y como estaba muy lejos como para que le viera un médico en persona y la lesión no resultaba ser de una gravedad suficiente para ser trasladado en avioneta al centro médico más cercano, por teléfono pudo ponerse en contacto con un médico, y con la ayuda de una argentina que trabajaba en una gasolinera y que hizo las veces de traductora con el médico del seguro para que le atendieran y finalmente con hielo y antiinflamatorios y un par de días de descanso pudo continuar.
En el 2022, a los pocos días de salir de Rockhamton, tuvo un accidente con un coche que se lo llevó por delante. A pesar del golpe, pudo continuar otros 30 kilómetros hasta el siguiente pueblo donde iba a hacer noche. Horas después del accidente y una vez se bajó de la bicicleta y el cuerpo se enfrió, comenzaron los dolores en las costillas. Un gran moratón en un lateral de su espalda dejaba una clara marca de dónde se había llevado la mayor parte del golpe. El día siguiente lo pasó en un centro médico cercano donde descartaron roturas y con la adecuada medicación para el dolor pudo continuar dos días después su viaje.
Salvo estos dos incidentes, no hubo mayores problemas físicos, salvo las irritaciones de piel típicas de llevar muchos kilómetros con calor y alguna molestia en los isquiones. Aunque no hay muchos puertos de montaña altos, sí que tuvo que superar unos tres puertos repartidos en la costa oeste de Perth, al sur en Port Augusta y otro cerca de Sídney, este último de hasta un 18% de desnivel que le obligó a echar pie en tierra y subir los últimos dos kilómetros a pie. El resto del recorrido en la parte sur fue más llano, pero el fuerte viento lo hacía cuesta arriba. En la parte norte el terreno tenía largos tramos con ligera pendiente, que arrastrando un carro detrás los hacían muy intensos. Por todo esto, José Luis perdió doce kilos de peso.
Extractos del diario de viaje
Estos son algunos extractos del diario de viaje de José Luis Casado:
27 de septiembre: Norseman-Fraser Range (105,58 km, 1.267,55 acumulados)
Viento, viento y viento, agotador física y mentalmente. Nada más salir, una subidita de 7 km para calentar un poquito y con el viento de frente no hay bajadas, no paras de dar pedales un solo minuto. Como apunte curioso, iba rodando y me he cruzado con un ciclista asiático que por lo cargado que iba está haciendo alguna hazaña (ahora que lo pienso, él tenía viento de espalda). El momento ha sido gracioso, nos hemos mirado en plan “¡Anda! ¿Tú también!?”. Hemos dudado según nos aproximábamos el uno al otro, paro... no paro… Se nos ha cruzado un canguro a toda velocidad cuando estábamos muy cerca. Total, que al final, atentos los dos a la reacción del canguro, que para dónde tiraba…, que si me va a tirar…; total, que no hemos parado. ¡Qué lástima!
30 de septiembre: Baxter Rest Area-Caiguna (95,48 km, 1.543,55 acumulados)
Qué odisea hoy. Recogiendo la tienda y todo el equipo me note algo raro en la rodilla, como un pequeño tirón, pero nada grave, “una tontería”. Pero hoy el viento, tal y como ponía el pronóstico de ayer ha sido fortísimo, y el esfuerzo ha sido tan grande que mi rodilla se ha resentido y por la parte superior está tan hinchada que no soy capaz de doblarla.
Ahora lo complicado es que aquí tanto el médico, hospital, o farmacia más cercanos están a 840 km hacia el este o 350 km al oeste. Pero ahí ando, a ver si el seguro me pone una avioneta al sitio “más cercano” para que me vea un médico.
Veremos si mejora poco a poco y os cuento. Por el momento mañana toca descanso.
8 de octubre: Nullarbor-Descanso
La rodilla muy bien, ayer a la noche con solo un poco de descanso y hielo ya me encontraba bien, podría haber seguido, pero tampoco me hace mal un día de descanso extra por si acaso.
Un camarero argentino que trabaja en la gasolinera/motel/restaurante y que tenía un par de horas de descanso me llevó en su coche a ver las ballenas, porque había que conducir unos 20 km hasta la costa. La foto no hace justicia a verlas en vivo a las ballenas.
8 de noviembre: Helensburg-Sídney (56,79 km, 5278 acumulados)
Etapa cortita y sencilla, estaba nervioso. Entrar en ciudades tan grandes y llenas de coches siempre lo hace. Pero aquí estamos, en Sídney. La ciudad es impresionante, en serio. He hecho un pequeño desvío en el trayecto para poder ver el símbolo más emblemático, la Sidney Opera House.
6 de mayo: Bowen-Home Hill (105,55 km, 584,65 acumulados)
Pero lo que ha marcado el día de hoy no son ni los kilómetros ni el calor. Un coche casi me lleva por delante. Estoy bien, no me ha dado de lleno, me ha medio esquivado y ha dado en el carro y eso ha desequilibrado la bicicleta y me ha tirado, no sin antes darme con el retrovisor en la espalda según yo iba cayendo. No tengo claro cómo ha pasado todo, solo sé dónde he notado los golpes. La señora, muy arisca, yo creo que en modo de autodefensa, ha llamado a la policía pero se ha marchado. La policía ha ido a buscarme más adelante para cerrar el reporte y ver si estaba bien. Aun así, ahora ya en el motel, empezando a notar un poco más los golpes, algo dolorido sí que estoy, así que mañana me voy a acercar a un centro de salud que hay por aquí cerca para ver que todo sigue en su sitio antes de continuar. Pero ya os digo, estoy bien, después del accidente he continuado pedaleando por 30 kilómetros.
13 de junio: Adelaide River-Darwin (113,11 km, 3.195,69 acumulados)
Una odisea llegar hoy hasta Darwin. Muy mal, he llegado muy disgustado y cabreado. A medida que me acercaba a Darwin, el arcén era de apenas 50 cm y además con bandas sonoras de las que los ciclistas evitamos si no queremos dejarnos los empastes.
Dos camiones de los que transportan ganado y que llevan dos remolques me han pasado cerca, pero a propósito, tanto que uno me ha echado fuera de la carretera, haciéndome bajar con remolque y todo un escalón de unos 15 cm, y el otro no me ha dejado espacio entre él y la mediana de la carretera, metiéndose incluso en el poco arcén que había nada más pasarme. Una camioneta al cabo de un rato, ha decidido que era buena idea hacer esto mismo y encima increparme.
17 de junio: Katherine-Mathison Campsite (102 km, 3.297,69 acumulados)
Hoy toca acampar en medio del camino, eso significa que voy cargado de agua suficiente para dos días. Y es que, aunque paro en áreas de servicio, no siempre encuentro agua en ellas. Se ven camionetas con depósitos de agua de un lado a otro en esta zona.
5 de julio: Pardon-South Hedland (140 km, 5.287,64 acumulados)
La etapa de hoy era larga, pero para rematar no había sitio donde dormir ni acampar. De los 8 hoteles que pueda haber en este sitio, estaban todos sin plazas y el camping tampoco tenía. Al de una hora más o menos, decidí volver a intentarlo con la chica de recepción, le debí de dar pena y me consiguió un hueco para la tienda.
Durante el camino hubo un momento en el que me empezó a entrar muchísimo sueño, por varios kilómetros mi cabeza solo pensaba en lo bien que le sentaría un café, llegué hasta un área de servicio para ver si me despejaba. Me encontraba solo en esa área hasta que una autocaravana llegó, y el hombre que se bajó, nada más verme me ofreció un café (¡ni Juan Valdés es tan oportuno!). Me dio la vida. La odisea tuvo su recompensa, me comí una pizza que creo que es la mejor que he comido nunca. Estoy alimentado por dos días.
11 de julio: Fortescue-Oslow (118 km, 5.744,04 acumulados)
Definición de la etapa: más solo que un uno, en la carretera y para acampar. He llegado a un área que me marcaba como zona de acampada que no llegaban ni los coyotes. He decidido seguir 15 km más hasta otra zona con una zona con sombra.
Quedan 1.300 km hasta Perth. Ya casi estamos.
28 de julio: etapa final
¡Pues ya está! Ya está hecho. Se me han olvidado los enfados con los conductores kamikazes, los días de calor asfixiante, los dolores de muchas horas rodando, el viento, los momentos de soledad… Ya he acabado mi aventura personal a mis 73 años en completar la vuelta a Australia en bicicleta en solitario.
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