Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
Mauricio Colmenero, Confucio y mucho dinero: una mañana con el presidente de la CEOE
Me han avisado a última hora de que a las nueve tengo que ir a un acto del boss de los empresarios españoles, así que no me ha dado tiempo a ponerme la americana de las bodas (cada vez menos afortunadamente, las bodas quiero decir; una de las pocas cosas buenas de hacerse viejo) y he aparecido en la conferencia con un chubasquero, más propio de caminar por los Pirineos que de aplaudir al líder de la patronal española. Chubasquero, jersey de rayas y zapatillas gastadas. Pero no llevo coleta, lo que resulta bastante tranquilizador en determinados ambientes.
Antonio Garamendi, el presidente de la CEOE, ha venido en plan jugador de fútbol que no quiere dar titulares. Y lo cierto es que en mañanas como la de este viernes dan más titulares las luces de Navidad de Vigo. La concurrencia está con ganas de que Garamendi hable del futuro Gobierno pero Garamendi ha venido a hablar de otro libro.
Garamendi había sugerido su querencia por un Gobierno de la Gran Coalición en una entrevista con la SER: “Lógicamente el acuerdo PP-PSOE da más estabilidad porque tiene mayoría”. Lógicamente si lees Expansión.
Pero esta vez no menciona la Gran Coalición, ni a Podemos ni el Apocalipsis. Cuando le preguntan por la alianza sociocomunista, Garamendi aclara que no va a “hablar de siglas” y suelta algunas generalidades. Entre los oyentes del Foro de la revista Dato Económico que tiene delante hay mucho político que apoya al Gobierno rojeras: hay gente del PSOE y del PNV, que lo va a respaldar. Hay hasta un señor de EH Bildu. Es de los pocos que no lleva corbata. Pero bueno, tampoco lleva coleta.
Garamendi está en Vitoria, la única capital vasca sin estrellas Michelín y donde los descuentos del pintxo-pote triunfan entre las clases populares. Garamendi es vasco -“mi tierra”, dice- y preside la mayor organización de los empresarios de España -“mi país”-, que es como “mi tierra” pero no exactamente.
El acto arranca sin que Garamendi pida un minuto de silencio por los presos, los de la CEOE, aunque ahora que lo pienso, Gerardo Díaz Ferrán ya está en la calle y no hay razón para ello. A Garamendi le preceden en la palabra algunos empresarios y directivos locales. Uno de ellos le pide al presi que transmita ilusión por el futuro. “Estamos cansados de los puntos negros”, afirma sin aclarar a qué se refiere y entre el fervor de quienes hemos sufrido con saña el acné durante nuestra adolescencia.
Garamendi viene a hablar de lo que pasa en el mundo y termina hablando mucho de sí mismo. “Yo he venido en un BMW”, dice Garamendi nada más empezar. “A mí me gusta navegar”, apostilla un poco después. La cosa va tomando forma de canción de Carolina Durante pero no pasa de ahí.
Garamendi menciona a dos personas “de mucha valía” a las que llama habitualmente. Los oráculos son Javier Solana y Josep Piqué, dos expolíticos de los años de bonanza del bipartidismo, y uno se tiene que esforzar por recordar si eran de un partido o del contrario. Garamendi cuenta que los dos le vienen avisando de que nos van a comer los chinos.
El capitalismo de los chinos nos va a llevar por delante si no despertamos, viene a decir Garamendi, que argumenta -y a partir de aquí me pierdo un poco- que “Oriente viene de Confucio y eso es el orden como principal valor”, mientras nosotros “venimos del cristianismo y la Revolución francesa, de la libertad, igualdad y fraternidad”. No menciona que en España somos más de vivan las caenas que de guillotinar a reyes, pero vamos, que nos comen los chinos.
A Garamendi le molesta la imagen que tienen los empresarios en la sociedad española y cree necesario que “se ponga en valor en las escuelas el mundo de la empresa y el empresario”. Le echa en parte la culpa a la tele en la que los empresarios siempre son los malvados de la peli. Pone como ejemplo al señor Burns de Los Simpson y a Mauricio Colmenero, el del bar de Aída, “divertidísimo, pero machista y racista”, para servirle a usted y al mundo entero. “No hay nunca un programa de televisión en el que el empresario haga alguna cosa que esté bien”. No sé si vale, pero Ironman salvó el mundo.
Garamendi aclara que los empresarios no son como la gente cree que son. “Cuando se dan premios a empresarios, nunca te hablan del dinero que han ganado, te hablan de su familia, de su empresa, de sus trabajadores y te hablan de su ilusión”, explica. Hablar de dinero es vulgar, suelen afirmar los que tienen mucho dinero.
Hablando de mucho dinero, Garamendi pide la eliminación del Impuesto de Patrimonio que pagan los que tienen mucho dinero. Los gobernantes del PNV que hay en la sala no necesitan que les convenzan de ello: ya están haciendo planes para cargárselo el año que viene. Por si acaso Garamendi insiste y pide que se deje de aumentar la presión fiscal sobre el ahorro de los “empresarios con caras y ojos”. “Es fundamental suprimir el Impuesto de Patrimonio que desanima a cualquiera para arrancar”. A cualquiera que tenga varios cientos de miles de euros, por concretar. “El Impuesto de Patrimonio no recauda absolutamente nada”, dice para luego matizar que es “marginal”. En Euskadi, unos 180 millones de euros que no te dan ni para pagar a los becarios explotados de los restaurantes Michelín.
Garamendi critica la subida del SMI “por las formas”, pide menos impuestos, menos cotizaciones fiscales, que las universidades formen a los trabajadores de las empresas, reclama menos burocracia por parte de las administraciones y que el Gobierno sea moderado y estable. “La CEOE no hace política”, dice en un momento dado. En la calle llueve. Menos mal que he traído el chubasquero.
Sobre este blog
Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.