A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.
La no noticia de verificadores y ETA
Lo único que me importa de ETA es que ya no mata. El resto me aburre y se ha convertido en una mezcla de marketing barato acompañado del antiperiodismo que nos invade y lo ensucia todo. Se presentan unos señores en Euskadi bajo la etiqueta de verificadores y nos volvemos locos. No anuncian nada de nada y se convierten en portada de todos los medios de comunicación. ¿Por qué? Porque es un contenido fácil apoyado en el drama del pasado y alentado por políticos de diversa condición. Resultado real: la nada absoluta.
Lo único que espero de ETA es que nos deje en paz y que desaparezca definitivamente. Ese día será noticia. El resto es una broma de mal gusto. ¿Hay alguna diferencia entre antes y después de que llegaran los verificadores de marras? Me temo que no. Ni sabemos qué armas tienen ni cuándo desaparece ETA. Solo somos conscientes de que han llegado unos señores que en una buena estrategia de marketing han puesto a ETA en el centro de la agenda política.
Me sobra la ponencia de paz en la que nadie se pone de acuerdo porque es el tiempo el que cicatrizará las heridas, me sobran los grupos de contactos y los verificadores porque no sirven para nada. ETA perdió su batalla estúpida de muerte y sufrimiento y sencillamente decidió de la mano de la izquierda abertzale cambiar de estrategia. Esperemos que no vuelva a hacerlo. No olviden que no renuncian a su pasado de muerte.
Dejémonos de marketing y de dar oxígeno al cadáver del terrorismo. Dejemos de hablar de ETA. Tanto de que ETA es más peligrosa que nunca como de acudir a su propaganda. Desaparezca y no hagamos caso a voceros como los verificadores faltos de transparencia. Señores de origen curioso y se remuneraciones desconocidas. ¿Quién les paga y quién les ha invitado? Pedimos transparencia y hacemos al mismo tiempo caso a la nada que nos cuenta cualquiera. Echo de menos la mente crítica, especialmente en los medios de comunicación.
Lo único que me importa de ETA es que ya no mata. El resto me aburre y se ha convertido en una mezcla de marketing barato acompañado del antiperiodismo que nos invade y lo ensucia todo. Se presentan unos señores en Euskadi bajo la etiqueta de verificadores y nos volvemos locos. No anuncian nada de nada y se convierten en portada de todos los medios de comunicación. ¿Por qué? Porque es un contenido fácil apoyado en el drama del pasado y alentado por políticos de diversa condición. Resultado real: la nada absoluta.
Lo único que espero de ETA es que nos deje en paz y que desaparezca definitivamente. Ese día será noticia. El resto es una broma de mal gusto. ¿Hay alguna diferencia entre antes y después de que llegaran los verificadores de marras? Me temo que no. Ni sabemos qué armas tienen ni cuándo desaparece ETA. Solo somos conscientes de que han llegado unos señores que en una buena estrategia de marketing han puesto a ETA en el centro de la agenda política.