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Comercios que sobreviven y comercios que reviven tras la COVID-19

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¡Ras! Una persiana se cierra. Es la persiana de Amortiguadores Serteo, un negocio local en la calle Simón Bolívar de Bilbao. Esta vez la persiana se cierra de forma definitiva, no volverá a abrir. La pandemia de la COVID-19 y la crisis que ha traído consigo han conseguido tumbar 1.400 negocios en Euskadi durante el año 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Justo enfrente del comercio de amortiguadores que acaba de cerrar se encuentra Idoia, dueña de la pequeña papelería Ever, que encara el futuro con una gran incertidumbre.

Las ventas de Idoia han descendido en picado desde que comenzó la crisis sanitaria: “Las ventas actuales no llegan ni al 40% en relación a los ingresos de hace un par de años”, asegura la dueña de Ever. Idoia se ha visto obligada a subir el precio de sus productos debido a las malas ventas y, sobre todo, al encarecimiento de la utilización de contenedores marítimos —de hasta el 600%— que su negocio necesita para abastecerse. El cierre de su papelería es un miedo que acompaña a Idoia a diario, quien teme acabar como el negocio al otro lado de la acera.

Las ventas actuales no llegan ni al 40% en relación a los ingresos de hace un par de años

Luz en Bilbao

Pero no todo ha sido gris para los negocios locales bilbaínos en estos últimos meses. Ha habido sectores que se han visto beneficiados por esta complicada situación y, gracias a un enorme y constante esfuerzo, no sólo han resistido, sino que han sacado provecho de la pandemia y han notado un considerable aumento de ventas respecto a los años previos a esta crisis. Con una política basada en la atención personalizada y la cercanía de la que carecen las páginas web, algunos negocios como el de Ana Rosa han incrementado sus beneficios estos últimos meses.

Ana Rosa regenta una pequeña frutería llamada frutería de Ana Rosa situada en la calle Pérez Galdós de Bilbao. A raíz de la pandemia ha conseguido sacar beneficio y vender incluso más productos de los que solía vender: “La pandemia nos afectó positivamente, durante los primeros meses las personas tenían miedo de salir a la calle y de acudir a grandes superficies por miedo a contagiarse”, comenta la dueña de una de las más clásicas fruterías bilbaínas. El sector de la alimentación ha sido, en general, uno de los que mejor parados ha salido durante el torrencial cierre de persianas.

Durante los primeros meses las personas tenían miedo de salir a la calle y de acudir a grandes superficies por miedo a contagiarse

'Beneficios' de la pandemia

Otro caso es el de Javier, dueño de la tienda de cuadros y enmarcaciones La Paleta, en la calle Licenciado Poza de Bilbao. Durante el confinamiento, gran cantidad de personas se ha dado cuenta de los muchos pósteres, diplomas o pinturas que tienen esparcidas por sus casas y han pensado que no les vendría mal colocarles un marco para que adornen los pasillos de sus viviendas. Aquí es donde entra Javier, quien ha recibido un inusual número de encargos desde que comenzó la pandemia a principios del año 2020. “La situación nunca ha sido buena en mi sector”, asegura Javier, “pero se podría decir que esta crisis me ha beneficiado económicamente”.

La pandemia nos ha ayudado a salir adelante con el negocio

En la misma calle, a pocos metros de La Paleta, se encuentra Xabier, gerente de la floristería Landatxu Loredenda. El florista asegura haber mejorado sus ventas desde el inicio de la crisis sanitaria: “Las personas, al estar encerradas en casa, necesitaban darle un poco de alegría al hogar, y por ese motivo compraban plantas o ramos de flores”, indica el dependiente de la floristería. “La pandemia nos ha ayudado a salir adelante con el negocio”, añade Xabier, “es una tendencia que se va a consolidar”. Además, el propietario asegura “tener un trato especial con el cliente” y “ofrecer un servicio personalizado, a gusto del consumidor”.

En el número 4 de la calle Indautxu de Bilbao se sitúa el mayorista de mobiliario Narata. Desde el año 2010 en que abrió, el matrimonio compuesto por Ainara Barañano y Aristide Stornelli dirige incansablemente Narata. Los dueños de este negocio local bilbaíno han visto cómo “ascendían sin cesar” sus beneficios desde que comenzó la pandemia. El positivo cambio se debe —explica Aristide— a que la población se dio cuenta de lo desaprovechados que tenían los espacios de sus viviendas mientras estaban encerrados en sus casas. Algo muy similar a lo que le ocurrió a La Paleta. El tipo de consumidor que prefiere ver, oler y tocar lo que va a adornar su casa antes de comprarlo ayudó a estos negocios que tanto compiten contra las empresas multinacionales.

El comercio local, también online

Las grandes marcas parecen inmunes a la Covid-19. Empresas de venta online como el gigante Amazon han triplicado sus beneficios en 2021 respecto al año anterior. Por su parte, Nike ha cerrado su último ejercicio fiscal disparando sus beneficios un 125%, según su informe fiscal de 2021 . Frente a estas cifras de vértigo, uno podría llegar a pensar que no hay lugar en el mercado de la venta online para el pequeño comercio. En oposición a este pensamiento se erige Edonora, un comercio local basado casi exclusivamente en la venta online.

Edonora es una 'sneaker store' (término anglosajón para referirse a tiendas de zapatillas) situada en la calle Estraunza de Bilbao. Gorka, dueño de la tienda, confirma haber podido sacar el negocio adelante a través de plataformas de venta online: “Estamos notando cada vez más que las ventas en la tienda física están disminuyendo, cerca de dos tercrios de nuestras 'sneakers' se venden por Internet”, reconoce el dueño de Edonora. En este mercado compite con las grandes marcas y Gorka se siente en clara desventaja. No puede competir con el gigantesco stock de Adidas o con el envío a domicilio en un día de Amazon. Aun así, consigue vender muchos productos gracias al “trato personalizado con un gran conocimiento detrás”. Gorka confirma que, desde que comenzó la crisis de la COVID-19, las ventas electrónicas han subido incluso más de lo que han bajado las físicas.

Estamos notando cada vez más que las ventas en la tienda física están disminuyendo, cerca de ⅔ de nuestras sneakers se venden por internet

La venta online es una forma de comercio que no ha cesado de crecer en los últimos años. En 2020, el comercio electrónico en España sufrió un crecimiento del 36% respecto al año anterior, según datos de Ecommerce Rentable. Pese a esta gran oportunidad que ofrece el mercado actual, algunos comercios se muestran contrarios a tomar parte en él. La principal razón es la gran inversión económica que supone. Idoia (Ever) y Aristide (Narata) afirman que llevan años considerando la opción de adentrarse en el comercio electrónico, pero no se han decidido por el coste que les supondría: “Crear una web funcional y eficaz que permita el tráfico fluido ya supondría un desembolso mínimo de 5.000 euros”, justifica Idoia. Esto sin contar que para mantener activa y sin problemas la web se necesitarían una o dos personas contratadas exclusivamente para ello.

Otra de las razones por las cuales hay comercios que no se decantan por un sistema de venta online es el trato con el cliente. Ana Rosa (Frutería Ana Rosa) antepone la relación cara a cara con el cliente a la venta a través de plataformas electrónicas. Javier (La Paleta) mantiene la misma filosofía: “Mi negocio se basa en la personalización, el cliente viene con una fotografía o un recuerdo que ha traído de un viaje, le ofrezco una idea y soy yo mismo quien realiza el marco”, afirma el gerente de La Paleta. Además, Xabier (Landatxu) apuesta por el encargo telefónico para la venta de sus productos, pero no de manera online: “Al cliente le gusta que la venta se produzca en la tienda, aconsejar también forma parte del negocio”, indica Xabier.

Venta en físico. Venta online. Venta telefónica. Cada negocio elige el método, todos valen. Esta pandemia les ha enseñado a adaptarse y a ser mejores profesionales. Con los diarios y las televisiones repletas de noticias sobre el cierre de negocios durante estos últimos meses toca preguntarse: ¿Y los que siguen? Pues los que siguen se levantan con fuerza a diario para recoger lo que llevan años labrando. ¡Ras! Otro sonido de persiana. Esta vez no es de cierre.

¡Ras! Una persiana se cierra. Es la persiana de Amortiguadores Serteo, un negocio local en la calle Simón Bolívar de Bilbao. Esta vez la persiana se cierra de forma definitiva, no volverá a abrir. La pandemia de la COVID-19 y la crisis que ha traído consigo han conseguido tumbar 1.400 negocios en Euskadi durante el año 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Justo enfrente del comercio de amortiguadores que acaba de cerrar se encuentra Idoia, dueña de la pequeña papelería Ever, que encara el futuro con una gran incertidumbre.

Las ventas de Idoia han descendido en picado desde que comenzó la crisis sanitaria: “Las ventas actuales no llegan ni al 40% en relación a los ingresos de hace un par de años”, asegura la dueña de Ever. Idoia se ha visto obligada a subir el precio de sus productos debido a las malas ventas y, sobre todo, al encarecimiento de la utilización de contenedores marítimos —de hasta el 600%— que su negocio necesita para abastecerse. El cierre de su papelería es un miedo que acompaña a Idoia a diario, quien teme acabar como el negocio al otro lado de la acera.