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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Equo también se escribe con #

A veces me paro a pensar cómo sería Equo si no existieran las redes sociales. Creo que la respuesta es clara y compartida: no podría existir. Un proyecto sociopolítico con la ecología política como tronco vertebrador no es demasiado admirado por los medios tradicionales. Seguramente si no estás dentro de una de las cuatro corrientes políticas clásicas de este país estás condenado a ese espacio de “Otros” y a no aparecer más de 10 segundos en televisión. Pero esto está cambiando gracias a las redes sociales y a los medios online.

Las redes sociales son un apoyo fundamental para Equo. Tanto en la transmisión de ideas y de programa como en la comunicación hacia el exterior. Desde las principales redes, Facebook y Twitter, se envían diariamente cientos de mensajes que intentan suplir ese vacío mediático al que estamos sometidos por los medios tradicionales. Desde las cabezas más visibles hasta la última activista trabajamos por compartir un mensaje nuevo, diferente y muy necesario. En su día decidimos no contar con financiación bancaria, por eso no pedimos préstamos porque no queremos hipotecarnos con los intereses privados de la banca. Esta situación nos lleva a optimizar al máximo los pocos recursos que tenemos por lo que no nos podemos permitir (ni queremos) activar las redes sociales sólo para hacer campaña. Hacemos un trabajo día a día, idea a idea y mensaje a mensaje.

La importancia de las redes es cada vez mayor y los partidos políticos lo saben. A ninguno se le ocurriría montar una campaña sin un equipo de redes (o varios) y destinar grandes recursos a la gestión de las mismas. Pero las redes hay que saber gestionarlas. Los mensajes son tan directos que enseguida se sabe si quien realmente escribe es la persona titular de la cuenta o es su equipo de comunicación. Un error muy común es llenar de mensajes las cuentas de líderes políticos en período electoral mientras que el resto del año están inactivas. La ciudadanía quiere interactuar directamente con sus representantes políticos, no escribir a un contestador (equipo de campaña).

El mayor peligro es que, a veces, se nos olvida que las redes sociales son abiertas y que prácticamente cualquier persona puede acceder a la información que publicamos. Esto es sin duda una ventaja a la hora de comunicar un mensaje o unas ideas pero empieza a ser peligroso cuando pensamos que podemos establecer conversaciones y discusiones como si estuviéramos en el patio de casa.

Además las redes sociales no pueden ser un fin ni un sustitutivo. Son y tienen que ser tratadas como un medio más para conectar con la ciudadanía, lanzar mensajes y recoger opiniones. Un medio que conecte a diferentes personas con sensibilidades compartidas y que les permita organizarse. Pero el verdadero trabajo está en la calle, en recorrer la geografía, informar pueblo a pueblo, llegar a todas esas personas que no acceden a las redes y que siguen confiando en lo que les cuenta la televisión, la radio o el periódico del quiosco.

En Equo les debemos mucho a las redes sociales. Como he dicho al comienzo, no creo que pudiéramos existir sin ellas. Por suerte, estamos en el siglo XXI y la comunicación vive una gran revolución.

A veces me paro a pensar cómo sería Equo si no existieran las redes sociales. Creo que la respuesta es clara y compartida: no podría existir. Un proyecto sociopolítico con la ecología política como tronco vertebrador no es demasiado admirado por los medios tradicionales. Seguramente si no estás dentro de una de las cuatro corrientes políticas clásicas de este país estás condenado a ese espacio de “Otros” y a no aparecer más de 10 segundos en televisión. Pero esto está cambiando gracias a las redes sociales y a los medios online.

Las redes sociales son un apoyo fundamental para Equo. Tanto en la transmisión de ideas y de programa como en la comunicación hacia el exterior. Desde las principales redes, Facebook y Twitter, se envían diariamente cientos de mensajes que intentan suplir ese vacío mediático al que estamos sometidos por los medios tradicionales. Desde las cabezas más visibles hasta la última activista trabajamos por compartir un mensaje nuevo, diferente y muy necesario. En su día decidimos no contar con financiación bancaria, por eso no pedimos préstamos porque no queremos hipotecarnos con los intereses privados de la banca. Esta situación nos lleva a optimizar al máximo los pocos recursos que tenemos por lo que no nos podemos permitir (ni queremos) activar las redes sociales sólo para hacer campaña. Hacemos un trabajo día a día, idea a idea y mensaje a mensaje.