Un punto de encuentro para reivindicar la política desde las organizaciones juveniles de los principales políticos vascos. Opiniones que se cruzan, se encuentran, que comparten puntos, que salen de un lugar y llegan a otro y que conviven. Jóvenes comprometidos con la política que encuentran en Gaztebiltzarra una parada para debatir.
Red de políticos (Nuevas Generaciones)
Ni bueno ni malo, como el talante. Que la política esté en las redes sociales es tan lógico como necesario. Habitualmente tiendo a salvar a las redes porque, en la medida en la que han transformado nuestra forma de relacionarnos, lo han cambiado absolutamente todo. Pero hoy no voy a hacerlo. No voy a hablar de la revolución que suponen, o de que el futuro, en ámbitos como la transparencia y la participación directa, es mucho más esperanzador gracias a Internet y sus vías.
Salvarlas sería una vaguedad, como decir que hablando se entiende la gente y poner el acento en hablar, en vez de ponerlo en que la gente quiera entenderse. Hay muchos tipos de políticos, en la calle y en las redes: los que interactúan con todos; los que transmiten algo más que unas ideas; los que se despreocupan hasta que llegan unas elecciones; o los que utilizan las redes como cualquier otro medio, para confrontar y ganar. Estos últimos suelen ser todavía los más.
Y en esa misma línea, demasiado politiqueo. No se malinterprete, me refiero a esa política de discurso de gabinete de comunicación. Me refiero a esas posiciones inamovibles para marcar el signo. Mucho 'fake', y muy poca naturalidad. Todo en etiquetas: derecha, izquierda, católico, ateo, feminista, centrista, moderado, liberal, humanista, nacionalista o no nacionalista; y muy poco discurso propio.
Y, sin embargo, esta es una oportunidad más -una de las gordas- para involucrar a los ciudadanos en la vida pública y política. Aunque hoy, la política en las redes, como la política en cualquier otro lugar, es un unos contra otros, una guerra dialéctica en la que lo que más importa es marcar posicionamiento y jugar a la contra, mientras los ciudadanos desvinculados de este mundo se mueren de la vergüenza. Como si un político estuviera en tu salón contándote sus problemas. Conectando solo, sin saberlo, con su parroquia particular.
Afortunadamente, está la otra cara, la de los políticos abiertos, que buscan interactuar con todos y que tratan de empujar a su partido hacia alguna parte. Aquellos que se dan cuenta de que los partidos políticos son de la sociedad y no del conjunto de sus militantes. Los convencidos de que la política en las redes sociales tienen que ser mucho más que una red de políticos y sus acólitos.
Ni bueno ni malo, como el talante. Que la política esté en las redes sociales es tan lógico como necesario. Habitualmente tiendo a salvar a las redes porque, en la medida en la que han transformado nuestra forma de relacionarnos, lo han cambiado absolutamente todo. Pero hoy no voy a hacerlo. No voy a hablar de la revolución que suponen, o de que el futuro, en ámbitos como la transparencia y la participación directa, es mucho más esperanzador gracias a Internet y sus vías.
Salvarlas sería una vaguedad, como decir que hablando se entiende la gente y poner el acento en hablar, en vez de ponerlo en que la gente quiera entenderse. Hay muchos tipos de políticos, en la calle y en las redes: los que interactúan con todos; los que transmiten algo más que unas ideas; los que se despreocupan hasta que llegan unas elecciones; o los que utilizan las redes como cualquier otro medio, para confrontar y ganar. Estos últimos suelen ser todavía los más.