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Guns N' Roses: apetito por la destrucción (y el dólar)

En Euskadi, la política ha dejado de darnos un par de días históricos por semana, como sucedía hace unos años (y algunos dicen que sucede ahora en Catalunya); en cuanto al fútbol, San Mamés y Anoeta distan mucho de ser las ollas a presión que antaño resultaban temibles para los equipos rivales; el País, en general, va perdiendo algo de épica, y eso se percibe también en los ambientes rockeros, donde la añoranza del pasado es una constante. Quizás por ello, a pocos días de que se llegue a uno de los conciertos de la década, no se percibe aún el aroma de las grandes ocasiones. Aunque es posible que influya el hecho de que, con la llegada de las redes sociales, se creen corrientes de opinión artificiales. La última dice, sobre Guns N’ Roses, que lo sofisticado entre los rockeros es despreciar su concierto. Por varias y diversas razones, pero despreciarlo. Sea como sea, la llegada de los californianos supondrá un hito indudable, y promete ser una celebración de las de guardarse para siempre en la memoria. Aunque, otra vez, el pasado y las comparaciones serán inevitables. ¿Qué sabemos de la gira de Guns N’ Roses a estas alturas?

Está batiendo records de recaudación: sólo con el paso de los años sabremos si el reencuentro entre Axl y Slash obedece a una amistad unida de nuevo gracias al pegamento de Duff McKagan, o a un interés por llenarse los bolsillos. Sea como sea, el público les estaba esperando. Sólo así se puede entender que hayan cosechado, hasta el tramo europeo, 230 millones de dólares (a los que deben restarse los gastos de producción). Sólo en Australia y Nueva Zelanda se han embolsado 38 millones. La gira se llama “Not in this lifetime” porque eso era lo que respondía Axl cuando le preguntaban si estaría dispuesto a reunirse con sus viejos compañeros alguna vez. Seguro que no pensaba volver a tener en esta vida la cuenta corriente tan llena.

Volverá a ser un gran espectáculo de Rock : el repertorio de una banda como Guns N’ Roses, que han facturado una docena de clásicos imprescindibles en la historia del Rock duro (desde Sweet child O’mine hasta November rain , pasando por You could be mine o Welcome to the jungle ), es asombroso y muy difícilmente superable. Muy pocos pueden presumir de tocar 25 o 26 canciones de las cuales el público se sabrá de memoria más de la mitad y, al mismo tiempo, permitirse el lujo de hacer cinco o seis versiones de temas clásicos de todos los tiempos. Si no varían durante la gira europea, harán nueve de los Use your Illusion , otras nueve del Appetite por destruction , cinco o seis versiones, y dos o tres del defenestrado Chinese democracy .

Esta vez sí son puntuales: a diferencia de los excesos de la primera época del grupo, donde les importaba todo muy poco, ahora salen al escenario en el momento convenido, y se marchan cuando es la hora. Desconozco si han hecho terapia o simplemente han madurado, pero debemos saber que no hay margen para retrasos de dos horas ni nada similar. Sólo el temor a un atentado –el reciente de Manchester condicionará el ambiente- podría hacer que se desluzcan los planes.

Los recintos van a ser especiales : tanto en San Mamés, que acogerá el primer concierto masivo desde su inauguración, como en el Calderón, que dará su último servicio antes de ser derruido, los dos estadios de su gira española grabarán estos conciertos en sus libros de historia. También el marco hace de esta gira algo único e irrepetible.

¿Son los Guns N’ Roses de la década de los 90? Ni ellos ni nosotros lo somos.

Hacer comparaciones es absurdo. Evidentemente, pensar en que Axl Rose tiene su garganta igual de afinada sería, simplemente, soñar; igualmente, creer que la brillantez de Slash será la misma tampoco tiene sentido; la formación no es la clásica (es más, cada uno tendrá su alineación favorita), pero es una reunión por la que todos hemos suspirado alguna vez, y las crónicas que nos han llegado desde Estados Unidos o América Latina aseguran que se trata de una gran celebración rockera. Difícilmente saldrá alguien defraudado. Vendrán, salvo sorpresa, Axl Rose , Slash , Duff McKagan , Dizzy Reed , Richard Fortus , Frank Ferrer y Melissa Reese.

Guns N’ Roses son un súper grupo. Ellos desafiaron en pocos años las marcas alcanzadas por los más grandes de la historia. Llenan estadios con una facilidad asombrosa y su público es transversal. El confeti, las luces, el volumen y su magnetismo serán sólo aderezos para que las grandes canciones que van a interpretar queden rodeadas de una celebración espectacular. Hay menos épica que hace 25 años, sí, pero las emociones se van a desbordar, y más vale que estemos allí para sentirlas. Tiempo habrá de discutir si el precio de la entrada mereció la pena. Aunque yo creo que sí: mejor un recuerdo caro que una espinita perpetua por haber renunciado a verles.

Último repertorio de la gira, con nuevas canciones:

Intro

Looney tunes

The equilizer (Harry Gregson-Williams)

It’s so easy

Mr Brownstone

Chinese democracy

Welcome to the jungle

Double talkin’ jive

Better

Estranged

Live and let die (Wings cover)

Rocket queen

You could be mine

New rose (The Damned cover)

This I love

Civil war (intro de “Voodoo child”)

  1. Black Hole Sun (Soundgarden cover-Chris Cornell tribute, live debut)

Coma (with band introductions)

  1. Slash Guitar Solo

Speak softly love (Nino Rota, El padrino)

Sweet child O’mine

Out Ta Get Me

Wish you were here (Pink Floyd cover,Slash &Richard Fortus guitar duet)

November rain

Knockin’ on heaven’s door (Bod Dylan cover, with 'Only Women Bleed' intro)

Nightrain

Traca final

   24. Patience

   25. There Was a Time)

   26. The seeker (The who)

   27. Paradise city

Salida: You Know My Name (Chris Cornell song)

En Euskadi, la política ha dejado de darnos un par de días históricos por semana, como sucedía hace unos años (y algunos dicen que sucede ahora en Catalunya); en cuanto al fútbol, San Mamés y Anoeta distan mucho de ser las ollas a presión que antaño resultaban temibles para los equipos rivales; el País, en general, va perdiendo algo de épica, y eso se percibe también en los ambientes rockeros, donde la añoranza del pasado es una constante. Quizás por ello, a pocos días de que se llegue a uno de los conciertos de la década, no se percibe aún el aroma de las grandes ocasiones. Aunque es posible que influya el hecho de que, con la llegada de las redes sociales, se creen corrientes de opinión artificiales. La última dice, sobre Guns N’ Roses, que lo sofisticado entre los rockeros es despreciar su concierto. Por varias y diversas razones, pero despreciarlo. Sea como sea, la llegada de los californianos supondrá un hito indudable, y promete ser una celebración de las de guardarse para siempre en la memoria. Aunque, otra vez, el pasado y las comparaciones serán inevitables. ¿Qué sabemos de la gira de Guns N’ Roses a estas alturas?

Está batiendo records de recaudación: sólo con el paso de los años sabremos si el reencuentro entre Axl y Slash obedece a una amistad unida de nuevo gracias al pegamento de Duff McKagan, o a un interés por llenarse los bolsillos. Sea como sea, el público les estaba esperando. Sólo así se puede entender que hayan cosechado, hasta el tramo europeo, 230 millones de dólares (a los que deben restarse los gastos de producción). Sólo en Australia y Nueva Zelanda se han embolsado 38 millones. La gira se llama “Not in this lifetime” porque eso era lo que respondía Axl cuando le preguntaban si estaría dispuesto a reunirse con sus viejos compañeros alguna vez. Seguro que no pensaba volver a tener en esta vida la cuenta corriente tan llena.