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Acerca de la debacle de la izquierda federalista vasca
Antes de aparecer los habituales sondeos de opinión ya se podían intuir los resultados de las elecciones al Parlamento Vasco que después confirmarían las urnas. Se esperaba un notable ascenso de EH Bildu, con posible sorpasso al PNV, sin llegar a suponer una amenaza para la continuidad del gobierno de coalición PNV-PSE-EE. Faltaba saber, no pudiendo aclararlo las encuestas, si la división de la izquierda alternativa, víctima de sus propios errores, estaría representada en la cámara de Gasteiz. De eso van estas reflexiones, dedicadas a analizar el conflicto Podemos-Sumar en el escenario de Euskadi.
Negociaciones fallidas
Tras un largo periodo de conversaciones frustradas entre Podemos Euskadi, Sumar Mugimendua, Ezker Anitza-IU y Berdeak Equo, surgió la iniciativa ElkarrekinSumarBai, impulsada por Sabin Zubiri e Imanol Zubero, con el respaldo de unas 500 personas favorables a la confluencia de izquierdas y conscientes de la catástrofe que supondría no lograrla. En ese espacio de mediación, cuyos promotores denominaron transparencia, destacan dos posturas dispares: el pánico de Podemos y la altanería de Sumar. Son las actitudes que se constatan en los respectivos comportamientos.
La dirección de Podemos Euskadi renuncia a que Miren Gorrotxategi sea candidata a la lehendakaritza, asumiendo que la coalición se llame Elkarrekin - Sumar. A cambio reclama encabezar una de las tres listas. Como garantía del cumplimiento de esas condiciones, caso de que la dirección estatal de Podemos impugnase o, como ocurrió en Galicia, si las bases rechazaban el posible acuerdo, la dirección de Podemos Euskadi se comprometía a dimitir y a no presentar candidatura propia. Tales garantías no convencieron a Lander Martínez, antes dirigente de Podemos, ahora de Sumar, que zanjó las conversaciones alegando que Podemos Euskadi no estaba en condiciones políticas ni jurídicas de garantizar el cumplimiento de ningún acuerdo.
Elkarrekin versus Podemos
La dirección de Podemos Euskadi no ha informado ni consultado con las bases ninguna de las decisiones tomadas durante la campaña electoral, pese a que su compromiso de dimitir, si no se asumía el pretendido acuerdo con Sumar, amenazaba la estabilidad del partido. En Podemos, decidir sin consultar es una anomalía, no sirve de justificación que en Sumar sea la norma. La prepotencia de Lander Martínez al rechazar el posible acuerdo evitó un riesgo extremo.
Parecía lógico que tras el fracaso de las negociaciones y la desvinculación de IU y Equo de Elkarrekin, se volviese al Podemos original, pero no, se mantuvo el nombre Elkarrekin, compartido en ayuntamientos y juntas generales con IU y Equo. Hasta la prensa había advertido que Elkarrekin carece de arraigo social. La confusión era inevitable y tuvo consecuencias. El escenario de la noche electoral del 21 de abril se decoró como Elkarrekin, sin referencia a Podemos, cuando la cercana campaña al Parlamento Europeo será estatal y habrá que hacerla como Podemos.
La trayectoria del singular Podemos Euskadi que surgió con tanto ímpetu hace una década está en declive, como su organización interna. Salvo la ocasional presencia pública de Roberto Uriarte, primer secretario general de Podemos Euskadi, poco queda del ideario de la candidatura Euskal Hiria que ganó las primarias para formar el primer Consejo Ciudadano e intentó dirigir el partido con un proyecto innovador, chocando a nivel interno con el dogmatismo del sector anticapitalista, la ambición errejonista y la incomprensión pablista. Por eso su vida fue tan efímera.
Sumar sigue restando
Sumar nació con la misión de agrupar a la izquierda alternativa, aunque desde hace un año, en el acto de Magariños, se conforma con ir ocupando el espacio de Podemos, mientras la derecha política, mediática y judicial, colabora con falsas acusaciones. Si esa caverna no ataca todavía a Yolanda Díaz y a su familia, como ahora a Pedro Sánchez, significa que Podemos sobrevive. El proyecto inicial de Sumar era expandirse desde Unidas Podemos y sus confluencias. Sin haberlo logrado, quedan fuera Podemos y otros grupos. Las fuerzas de ámbito autonómico rechazan la intromisión de Sumar en sus espacios, mientras IU se siente arrinconada. En suma, la izquierda que se considera más consecuente, vuelve a estar dividida y para colmo enfrentada.
Pudiera ocurrir que Podemos acabase siendo un partido testimonial sin apenas presencia institucional. Mientras que, si hubiese nuevas elecciones y llegasen a gobernar las derechas, cabe pensar en la extinción del Movimiento Sumar. Tal es la diferencia entre tener o no tener militancia. Sumar carece de estructura organizativa y de implantación territorial. No lo consiguió en Galicia, tampoco en Euskadi, donde el escaño obtenido pertenece a IU. Podemos no está en mejor situación, pero posee capacidad de resiliencia. Yolanda Díaz logra éxito como ministra, fracasando en el intento de aglutinar y liderar un frente unido de izquierdas. En las elecciones europeas se podrá comprobar hasta donde alcanza la fortaleza de Podemos y de Sumar.
Podemos se marchita, Sumar no germina
La actual izquierda alternativa o federalista, como en otra época la izquierda revolucionaria o radical, se obstina en escindirse e inmolarse a perpetuidad. Otra clave que define a esta corriente política es que sigue acomplejada por la izquierda abertzale, que ha dejado de ser antisistema. EH Bildu (EHB) se podemiza abrazando los derechos sociales y se peneuviza peregrinando a Madrid en busca de prebendas. La competencia directa de esa izquierda tan ideologizada es con EHB. Se avecinaba una sangría de votos, pero durante las campaña electoral se ha preferido confrontar más con el PNV que con EHB.
En el caso de Elkarrekin Podemos tuvo que ser Ione Belarra, secretaria general de Podemos, quien en el acto final de campaña dijese de forma contundente que EHB no promueve la escuela pública, sino la concertada, que comparte con el PNV una ley de cambio climático favorable a empresas energéticas como Iberdrola y Petronor. Toca añadir que EHB ha expresado su disposición a gobernar con el PNV para impulsar conjuntamente un proyecto soberanista. Conviene no olvidar que EHB avanza en demandas sociales y permanece estancado en derechos humanos.
Aparte de errar en el enfoque de la campaña, la dirección de Podemos Euskadi, en concreto Pilar Garrido y David Soto, deben aclarar, no sólo a los cargos, sobre todo a la militancia, las razones por las que alargaron tanto unas negociaciones condenadas al fracaso, mientras Sumar buscaba una candidata, hasta encontrarla en la sede de Podemos. Por qué alteraron el resultado de las primarias, renunciando a la candidatura a la lehendakaritza. Por qué estaban dispuestos a aceptar que no apareciese Podemos en el nombre de la coalición. Por qué pusieron en peligro el futuro del partido, prometiendo dimitir si no se aprobaba su inasumible propuesta. La respuesta a esas incógnitas pudiera ser que no confiaban en su propio proyecto.
Sumar llegó al País Vasco con dos objetivos, los mismos que a nivel estatal: desplazar a Podemos y surgir de sus cenizas. Ha tenido que conformarse con que Podemos quede fuera del Parlamento Vasco, mientras Sumar sigue sin implantarse en Euskadi. El escaño obtenido en Araba es para Ezker Anitza – IU, el socio que aportaba locales y militancia para realizar tareas logísticas.
Mientras Sumar Mugimendua celebra el resultado electoral, el responsable de la campaña, Lander Martínez, es sustituido como secretario de organización. El motivo puede ser que ha perdido la confianza de Yolanda Díaz, o que pudiendo desatar una grave crisis en Podemos Euskadi, su arrogancia lo impidió.
La iniciativa ElkarrekinSumarBai ha convocado una nueva reunión. En ese encuentro se analizarán los resultados electorales, constatando que si se hubiese logrado formar una candidatura conjunta, en vez de un escaño se habrían conseguido al menos tres. Eso suponía que EH Bildu no igualaba en escaños al PNV y que Jon Hernández, miembro de Ezker Anitza-IU y secretario general del PCE-EPK, no tendría que compartir el grupo mixto del Parlamento Vasco con la representante de VOX. Por lo demás, proponer ahora un acuerdo Podemos-Sumar para las elecciones europeas resultaría misión imposible. Tendrán que cicatrizar muchas heridas antes de poder volver a pensar en agrupar a una izquierda que se dice transformadora y necesita tanto renovarse a nivel interno, empezando por transformar su modelo de liderazgo político.
Antes de aparecer los habituales sondeos de opinión ya se podían intuir los resultados de las elecciones al Parlamento Vasco que después confirmarían las urnas. Se esperaba un notable ascenso de EH Bildu, con posible sorpasso al PNV, sin llegar a suponer una amenaza para la continuidad del gobierno de coalición PNV-PSE-EE. Faltaba saber, no pudiendo aclararlo las encuestas, si la división de la izquierda alternativa, víctima de sus propios errores, estaría representada en la cámara de Gasteiz. De eso van estas reflexiones, dedicadas a analizar el conflicto Podemos-Sumar en el escenario de Euskadi.