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¿Una consulta habilitante?

Es cierto. Has convivido durante casi toda tu vida adulta con gobiernos del PNV, en

tu Ayuntamiento, en tu Diputación, en Gasteiz. Incluso quien gobernaba en Madrid lo hacía muchas veces gracias a pactos con el PNV. Y tienes razón en que nunca, jamás de los jamases, ni tu ayuntamiento, ni tu diputación, ni tu gobierno te consultaron sobre nada que no tuvieran que consultar por exigencia legal. Donde gobierna el PNV, nunca se pregunta. Ahora dicen que te quieren consultar. Que quieren hacer una “consulta habilitante”.

No te preguntaron sobre las mayores infraestructuras que se construyeron en el

país. No te consultaron sobre el Tren de Alta Velocidad. Tampoco sobre la supersur, esa carísima autopista que está siempre medio vacía a pesar de que los carteles a la entrada inducen por confusión a entrar en ella. Ni sobre el modelo energético. No te preguntaron si creías que la fiscalidad debía basarse en las rentas del trabajo o si las rentas del capital debían tributar igual. No te consultaron para bajar el Impuesto de sociedades en Euskadi por debajo incluso del tipo español. No te preguntaron en su día sobre las vacaciones fiscales vascas, ni te preguntan hoy sobre las bonificaciones fiscales para algunos inversores extranjeros. Nunca te preguntaron sobre los impuestos con los que tú ibas a mantener sus gobiernos, ni sobre dónde se debía gastar tu dinero. Mucho menos te preguntaron sobre cuestiones como si se debía regular o prohibir tal o cual espectáculo con maltrato animal. Nunca, nada.

Había diversas razones para no consultarte. Una de ellas es que miran con sospecha la participación directa. Consideran que quienes la promueven son unos populistas y unos demagogos. Que los ciudadanos votan cada cuatro años para algo. Que la virtud está en la delegación, en la vida parlamentaria y especialmente en los pactos entre partidos diferentes. Que el mejor político es el que más pacta, sin importar demasiado el qué, el cómo y el con quién. Que lo importante es saber negociar, transigir y acordar, sin detenerse en las circunstancias concretas que rodean cada pacto. En resumen, casi te acaban convenciendo de que la mejor forma de decidir es votar cada cuatro años y a partir de ahí, que cada partido pacte hasta con el diablo.

No les convence la cultura de los países que equilibran la democracia representativa con las consultas periódicas a la ciudadanía, como sucede en Suiza e incluso en Estados Unidos, donde aprovechan cada proceso electoral para acumular por el mismo precio un paquete de consultas ciudadanas sobre temas diversos. Ni qué decir de procesos de participación más avanzados, en los que la ciudadanía no se limita a participar en la fase descendente del proceso, como algunos que se han desarrollado en municipios vascos no gobernados por el PNV.

En todo aquello sobre lo que tienen competencia y poder, les gusta decidir por sí

solos o a través de pactos negociados con mayor o menor transparencia, pero siempre sin necesidad de “interrumpir” a la ciudadanía con consultas. Siempre lo han hecho así y nunca han convocado una consulta que no fuera obligatoria por ley; pero esta vez quieren hacer una excepción. Quieren preguntarte sobre un documento que han acordado con Bildu y que quieren que tú confirmes. No importa que sepan que, para que entre en vigor un nuevo Estatuto, ya es obligatorio someterlo a referéndum. Quieren una consulta más sobre un documento previo. No les preocupa gastarse el dinero en una consulta que ellos mismos afirman que no tendrá ningún valor jurídico. Una consulta en la que es previsible el resultado. Si el Ayuntamiento de Bilbao preguntara a las gentes de la ciudad si les gustaría que tuviera más competencias o más recursos a coste cero, parece claro que no se opondrían.

Por eso, esta vez no hablarán del enorme mérito de quien sabe negociar y llegar a

acuerdos transversales entre diferentes en sede parlamentaria o a pactos de tú a tú entre gobiernos. Tampoco reconocerán su parte de responsabilidad en que no hayan conseguido acuerdos más amplios. Como un viejo patrón, que decía: “He pescado tantas toneladas de anchoa; pero los marineros me han roto las redes”. Pues así mismo: si consigo acuerdosventre diferentes es mi virtud; si no los consigo, es responsabilidad de los otros, no mía.

En resumen, han decidido que te van a preguntar sobre una cuestión concreta y sin que sirva de precedente. Pero no hay que escatimar su capacidad. Es posible que te convenzan de que lo hacen por tu bien. Porque de repente están muy interesados en saber lo que realmente piensas. Incluso porque quieren empoderarte y que ejercites tu derecho a decidir. Y van a pedirte que lo ejerzas ratificando el acuerdo tomado en sede parlamentaria por la mayoría que conforman dos de los cinco partidos representados.

Sí, tienes razón, siempre les podrás decir: “¿Pero no eran ustedes los paladines de

la negociación y de los acuerdos?, ¿no eran ustedes los genios del realismo político, los que siempre y bajo cualquier circunstancia conseguían los mejores acuerdos posibles, aunque se vieran forzados a pactar con el diablo?....pues actúen en consecuencia y llámenme a votar cuando hayan conseguido un acuerdo amplio para cambiar el estatus político, es decir, las reglas de juego; que ustedes saben muy bien que eso no se debe hacer con mayoría ordinaria, como si fuese una decisión corriente, sino con mayoría cualificada de dos tercios. Y sobre todo...no me llamen sólo una vez y precisamente para debilitar a sus rivales políticos; llámenme siempre que haya que tomar una decisión importante y entonces creeré que de verdad les preocupa mi derecho a decidir

Es cierto. Has convivido durante casi toda tu vida adulta con gobiernos del PNV, en

tu Ayuntamiento, en tu Diputación, en Gasteiz. Incluso quien gobernaba en Madrid lo hacía muchas veces gracias a pactos con el PNV. Y tienes razón en que nunca, jamás de los jamases, ni tu ayuntamiento, ni tu diputación, ni tu gobierno te consultaron sobre nada que no tuvieran que consultar por exigencia legal. Donde gobierna el PNV, nunca se pregunta. Ahora dicen que te quieren consultar. Que quieren hacer una “consulta habilitante”.