Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
No escampará
No adivino aún qué le puede pasar a Europa con su nuevo mapa electoral, pero sí tengo la certeza de que en España no escampará y de que en Euskadi va a subir el nivel del agua. Por lo menos, de momento. Quiero decir que me da la impresión de que la tormenta desatada con lo ocurrido el 25-M, el comportamiento del voto que ha dejado atónitos a muchos, no ha hecho más que comenzar. Que tiene que llover todavía mucho para que veamos prosperar cambios en la actitud y en el comportamiento de los partidos que se espantan ahora ante la posibilidad real de que el bipartidismo haya tocado fondo y emerjan potentes fuerzas que luchan sin grandes medios contra la regresión.
Ya se que casi todos (la situación socialista es de imposible escaqueo) han hecho lecturas positivas de sus resultados. Y algunos tienen sobradas razones. No me refiero sólo a Podemos con su fulgurante y prometedora irrupción, también pienso en EH Bildu, que consolida apoyos sin que le pase factura su discutida gestión en Gipuzkoa, o el PNV, que sostiene (aunque seguido muy de cerca por sus competidores) una primera posición en Euskadi.
Pero en lo que pienso es en lo que viene. Da pavor pensar que esa falta de autocrítica, tan notable en el PP ante unos malísimos resultados, sirva de motor a las reformas que anuncia pendientes y que provocarán nuevas restricciones democráticas y mayores recortes sociales. Si a pesar de los votos y escaños perdidos se sienten apoyados como “ganadores” de la contienda, darán por buenas lo que han sido hasta ahora políticas demoledoras y nada les impedirá continuar imponiéndolas. Si todo lo que se proponen es “dinamizar” el partido para ganar las próximas elecciones municipales, que Dios se apiade de nosotros.
Porque, además, el PP dirigirá la situación con su principal opositor fuera de juego. Resulta evidente que el PSOE no está hoy en condiciones de casi nada y mucho menos de cantarle las cuarenta a Rajoy. Los socialistas han salido tan notablemente perjudicados de la cita europea, que bastante ocupación tendrán las próximas semanas con intentar que el congreso extraordinario de julio no les reviente en su propia contra.
Tampoco en Euskadi están para muchos juegos. Parece claro que no se ha comprendido muy bien cuál es la propuesta socialista ni ese papel del PSE combinando apoyo al gobierno de Iñigo Urkullu a la vez que azote del PNV. Y todo ello, claro, con las personas de siempre y actitudes de siempre al frente del cotarro. De momento, Patxi López, aclara solo que su futuro no está en Euskadi, pero hasta ahora en las prometidas renovaciones del socialismo vasco no ha entrado aire fresco ni ha habido lugar a las sorpresas.
No habrá igualmente remanso en las aguas nacionalistas. Aunque hoy por hoy son las únicas fuerzas que en Euskadi pueden sacar pecho, está cantado que la rivalidad por la primera posición entre el PNV y EH Bildu dará mucho que hablar ante las municipales y forales del año próximo.
Es cierto que, de momento, los jeltzales evitan con largas cambiadas caer en las redes que hábilmente les tiende la coalición abertzale. No obstante, la proximidad de la consulta soberanista en Catalunya -la cita es el 9 de noviembre- avivará, sin duda, la tensión y el debate en torno a una cuestión que los peneuvistas están empeñados en circunscribir por ahora a la ponencia de autogobierno creada en el Parlamento.
Por todo esto -y por más cosas ¡claro!-.supongo que las aguas van a bajar revueltas, que nos va a seguir cayendo mucho encima. Creo que, de momento, no escampará. Ni en la política, ni en la economía, ni en las pavorosas cifras de desempleo.
No adivino aún qué le puede pasar a Europa con su nuevo mapa electoral, pero sí tengo la certeza de que en España no escampará y de que en Euskadi va a subir el nivel del agua. Por lo menos, de momento. Quiero decir que me da la impresión de que la tormenta desatada con lo ocurrido el 25-M, el comportamiento del voto que ha dejado atónitos a muchos, no ha hecho más que comenzar. Que tiene que llover todavía mucho para que veamos prosperar cambios en la actitud y en el comportamiento de los partidos que se espantan ahora ante la posibilidad real de que el bipartidismo haya tocado fondo y emerjan potentes fuerzas que luchan sin grandes medios contra la regresión.
Ya se que casi todos (la situación socialista es de imposible escaqueo) han hecho lecturas positivas de sus resultados. Y algunos tienen sobradas razones. No me refiero sólo a Podemos con su fulgurante y prometedora irrupción, también pienso en EH Bildu, que consolida apoyos sin que le pase factura su discutida gestión en Gipuzkoa, o el PNV, que sostiene (aunque seguido muy de cerca por sus competidores) una primera posición en Euskadi.