Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Serpiente de verano (del PP)
Yo no echaría las campanas al vuelo. Es más. Hasta temo que se trate de una de esas serpientes de verano que, traspasadas la época estival, te ponen de nuevo en una realidad que es más bien dura, desabrida y dolorosa. Y me refiero a esas 29.841 personas que en España han desaparecido en julio de las listas de demandantes de empleo (se supone que porque han encontrado trabajo) y de las que 371 residen en la Comunidad Autónoma Vasca.
Los datos hechos públicos por el Gobierno confirman ¡cómo no! la noticia esperada con ansiedad por el presidente Mariano Rajoy, que ahora ya vuelve ser feliz porque hay menos personas en paro que las que él y su equipo encontraron cuando, tras ganar las elecciones con mensajes bien distintos, llegaron al ejecutivo en noviembre de 2011.
¿Qué quieren que les diga? Conozco a un número significativo de personas que hacia finales del mes de junio no tenían trabajo y que a primeros de agosto se encuentran, desgraciadamente, en la misma situación. En fin, que no tengo la suerte de poder comentarles personalmente el caso de ninguno de esos 29.481 afortunados. No se cuánto tiempo llevaban sufriendo esa situación ni si su nuevo contrato supera con mucho el verano o alcanza al salario mínimo. Pero el propio ministerio de Empleo nos confirma que el desempleo en los menores de 25 años se ha incrementado durante el mes de julio en 6.487 personas respecto al mes anterior.
Prometo que no son ganas de fastidiar. Pero es que mientras los datos oficiales se transforman también este verano en coartada para que los distintos representantes del Gobierno popular puedan seguir con su mantra de lo bien que pinta ya la recuperación, en el entorno que me rodea continuo observando inquietud, preocupación y angustia ante un futuro mucho más incierto de lo que nos cuentan.
Y si no que se lo digan a alguno de quienes habitan en esos 740.000 hogares sin ingresos de ningún tipo registrados por la última encuesta de población activa (EPA). Para las personas que residen en ellos resulta casi enojoso el mero discurso de la esperanza. El contexto, las mejores circunstancias, las buenas
expectativas no ofrecen consuelo posible.
Que se lo cuenten a esos dos millones y medio de personas que no tienen trabajo y que tampoco perciben prestación o ayuda alguna. Estos habrán escuchado que Gobierno, sindicatos y empresarios se han emplazado para después de vacaciones (las suyas) a efectos de discutir sobre una posible asignación. No se ha llegado a precisar de qué tipo de ayuda están hablando, pero lo
que si ha dicho la ministra Fátima Bañez es que habrá “recursos suficientes” par financiarla.
La pena es que no tengan un poquitín más de vergüenza. Que hayan dejado pasar los meses y la ocasión de abordar unas situaciones que no admitían (ni admiten) aplazamiento da idea del objetivo que se esconde tras el aparente interés por unos ciudadanos que apenas cuentan. Y es un interés estrictamente electoral.
Dicen que hablarán en septiembre para que lo que finalmente se acuerde pueda entrar en vigor antes de que las urnas se abran de nuevo a los ciudadanos. Por eso el Gobierno tiene ahora prisa. Debe conseguir que cale su mensaje en torno a la próxima salida de la crisis y a lo duro y difícil que ha resultado su trabajo para conseguirlo. Quiere, en resumen, lograr que la realidad que viven millones de ciudadanos no le trastoque el ensayado discurso de la felicidad que se acerca (y la mayoría no percibe).
Yo no echaría las campanas al vuelo. Es más. Hasta temo que se trate de una de esas serpientes de verano que, traspasadas la época estival, te ponen de nuevo en una realidad que es más bien dura, desabrida y dolorosa. Y me refiero a esas 29.841 personas que en España han desaparecido en julio de las listas de demandantes de empleo (se supone que porque han encontrado trabajo) y de las que 371 residen en la Comunidad Autónoma Vasca.
Los datos hechos públicos por el Gobierno confirman ¡cómo no! la noticia esperada con ansiedad por el presidente Mariano Rajoy, que ahora ya vuelve ser feliz porque hay menos personas en paro que las que él y su equipo encontraron cuando, tras ganar las elecciones con mensajes bien distintos, llegaron al ejecutivo en noviembre de 2011.