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Los brotes se multiplican en los hospitales vascos, con al menos 136 contagiados en cuatro centros

Desde que Osakidetza comunicara el martes la aparición de un brote de coronavirus en el hospital de Gorliz que afectaba a más de 70 personas, se ha sucedido en Euskadi una cascada de anuncios: el Aita Menni de Arrasate-Mondragón, Basurto y, por último, el Donostia. Entre pacientes y profesionales de todos los centros, suman ya 136 afectados. Aunque no ofrece cifras precisas, el portavoz del programa de vigilancia y control de la pandemia, Ignacio Garitano, insiste en que “la situación es bastante diferente” a la de la primera ola, pues el conocimiento de la enfermedad es mucho mayor. Aun así, pide a los sanitarios que tengan “cuidado en los tiempos muertos y de descanso”.

En el hospital psiquiátrico Aita Menni, de Arrasate-Mondragón, se registró un brote de coronavirus el pasado sábado que ya suma 30 pacientes y 9 trabajadores que han dado positivo en el virus. Además de eso, desde el sindicato ELA señalan a elDiario.es/Euskadi que “hay otros trabajadores con síntomas, pero no realizan la prueba PCR a todos los trabajadores, solo a los que trabajan en la unidad en la que se ha producido el brote”.

Según este sindicato, que preside el comité de empresa del hospital, el brote se produjo debido a que, a raíz de la falta de personal, “trabajadores de la planta COVID-19 del hospital de Eibar y de otras unidades acudieron a la unidad golpeada a cubrir unos turnos”. 

“En declaraciones a los medios de comunicación, la dirección de la empresa del hospital Aita Menni ha acusado al sindicato de mentir ante el brote de positivos que hoy golpea el hospital. En la negociación del convenio, una de nuestras principales reivindicaciones es la falta de personal y la mejora de la calidad asistencial. Mienten diciendo que esto no tiene nada que ver con el brote de positivos, ya que la falta de personal ha hecho que los trabajadores pasen de una unidad a otra porque faltaba gente para reforzar la unidad afectada. Se ha puesto de manifiesto que esta empresa defiende solo el interés económico y no el del colectivo de trabajadores”, han denunciado desde ELA, que lleva 3 años de lucha por una renovación del convenio. 

Las trabajadoras también han criticado que no se están realizando test PCR a todos los empleados del centro, sino tan solo al personal de la unidad afectada. “A estos últimos se les ha hecho como consecuencia de la insistencia del comité de riesgos laborales, que en principio no tenían intención de hacerles. Es muy importante que todo el personal tenga la tranquilidad de trabajar con seguridad y también los pacientes”, han añadido.  

Para denunciar las condiciones laborales y la situación del hospital, las trabajadoras se han concentrado este jueves frente a él con pancartas y cacerolas y han asegurado que no van a permitir que “se ponga en riesgo la seguridad y la salud de trabajadores y pacientes” y que “seguirán luchando” para lograr un convenio laboral que mejore sus condiciones laborales.

“¡Si somos todos Osakidetza!”

El brote de otro hospital de la red de Osakidetza, el de Gorliz, apareció hace ya dos semanas, el 30 de octubre. Un paciente del ala derecha, de la segunda planta, presentó síntomas. Se cree que el contagio lo pudo originar una visita. Las autoridades sanitarias, sin embargo, no lo hicieron público hasta este martes, cuando se decidió restringir. Aitziber Zalbide, que trabaja en Gorliz como fisioterapeuta y que atiende la llamada de elDiario.es/Euskadi desde su domicilio porque contrajo el virus allí, lamenta que la dirección del hospital tardara tanto en brindarles información sobre lo ocurrido. La primera nota, según esta representante de LAB, llegó el miércoles: apuntaba a un total de 45 profesionales “de todas las categorías” —salvo operarios de limpieza— contagiados. Al parecer, la situación está ya controlada entre los profesionales, pues los positivos están aislados en su domicilio y la práctica totalidad del resto se ha sometido ya a dos pruebas PCR con resultado negativo.

A ellos se suman, no obstante, tres decenas de internos. Por las características del edificio, de más de un siglo de antigüedad, las habitaciones albergan habitualmente a cuatro pacientes. Ante la aparición del brote, se ha decidido reducir la ocupación de cada una de ellas a la mitad. La planta donde se originó el brote está ya cerrada y quedan, en total, poco más de ochenta pacientes ingresados en todo el hospital. “Desde el martes, la segunda planta izquierda está cerrada y en el resto de plantas quedan muy pocos pacientes, porque muchos han pedido el alta voluntaria”, explica Zalbide. La intención de la dirección del hospital es vaciar todas las zonas afectadas —sobre todo, las de la segunda planta— al completo para poder desinfectarlas correctamente. Desde el lunes tampoco se permiten las visitas, con la excepción de los pacientes de paliativos.

Algunos de los pacientes de Gorliz con COVID-19 se están derivando al hospital bilbaíno de Santa Marina. Osakidetza no lo ha confirmado, pero Zalbide asegura que estos traslados se están produciendo. A partir del 30 de octubre, fecha en la que apareció el brote, la presión sobre Santa Marina comenzó a incrementarse. De hecho, según los datos hechos públicos en el boletín asistencial de este jueves, cuenta con veinticinco internos más que el 23 de octubre.

En este hospital, en el que los pacientes, por la naturaleza de sus patologías, no suele llevar mascarilla, el virus se propaga con mayor facilidad. Los trabajadores, por su parte, emplean, por lo general, mascarillas quirúrgicas, y no FFP2, pues su centro se considera 'limpio', que no atiende a pacientes con COVID-19. A Zalbide, sin embargo, le sorprende que, tras la aparición del brote, la dirección se conforme con añadir una pantalla facial a su protección. “En Basurto [donde este miércoles se ha declarado otro brote] sí que les van a dejar usar las FFP2 a partir de ahora. A nosotros nos dicen que con la pantalla facial y la quirúrgica ya vale. Pero ¡si somos todos Osakidetza! Nos van a añadir la pantalla facial, que no es una protección respiratoria. Nos han dicho que es lo que dicta el protocolo, pero viendo que en Basurto sí van a usarlas... Nosotros nos quedamos en los mínimos. Si el protocolo dice eso, igual habría que darle una vuelta al protocolo”, reflexiona.

elDiario.es/Euskadi

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