Eneko Andueza exprime su lema de ser “el que decide” y multiplica el peso del PSE-EE en el nuevo Gobierno de Pradales
En la campaña de las elecciones autonómicas, en medio de la pugna entre PNV y EH Bildu que se saldó con victoria en votos para los primeros pero con un inédito empate en escaños, un tercero se arrogó el protagonismo de ser el que “decide” en la política vasca. Eneko Andueza (Eibar, 1979), secretario general del PSE-EE desde 2021, quiso hacer ver que Euskadi no es “cosa de dos”. Y no lo ha sido. Dos meses y medio después, ya hay un nuevo Gobierno en marcha con Imanol Pradales a la cabeza. Los socialistas proporcionan al nuevo referente institucional del PNV mayoría absoluta y, a la vez, le han arrancado la mayor cuota de poder de las tres coaliciones que se han firmado en las últimas legislaturas. Pasan de tres a cinco consejeros, al menos manejarán 2.500 millones de presupuesto y han ganado de una tacada las competencias de Prisiones, Memoria Histórica, Justicia, gestión de fondos europeos, Estadística, Economía y hasta la futura Seguridad Social vasca cuando se ponga en marcha. El que “decide”, como se jacta él, está exultante con el resultado de las negociaciones.
En un contexto complejo para los socialistas en España, Euskadi y Catalunya se han convertido en oasis de buenas noticias electorales para Pedro Sánchez. Andueza, de hecho, enmarca el éxito de las negociaciones para la gobernabilidad vasca en un ciclo de éxito en las urnas. Los socialistas vascos venían de los peores resultados de su historia debido al gran empuje que tuvo Podemos tras su aparición fulgurante en 2014. También los morados tuvieron en Euskadi y singularmente en Álava sus mejores números y la izquierda socialdemócrata creada por Pablo Iglesias sufrió un sorpaso que redujo su presencia en el Parlamento Vasco a apenas nueve escaños.
Pero las buenas noticias no eran tales hace solamente un año. En 2023, en las municipales, el PSE-EE empezó perdiendo 24.000 votos. Pero mantuvo más o menos sus feudos (Irún, Eibar, Ermua o Portugalete) y superó al PNV en Vitoria para lograr, gracias también al PP, la alcaldía de la capital a pesar de la histórica victoria de EH Bildu. En las forales, el PSE-EE se dejó escaños en Álava y en Gipuzkoa, aunque ha mantenido su cuota de poder en las tres diputaciones dentro de coaliciones con el PNV. Sin embargo, en las generales el PSE-EE ganó en Euskadi. La campaña de Sánchez dirigida a parar a la derecha funcionó. También en las europeas, por cierto, donde apenas 2.000 papeletas le impidieron superar a la fortísima EH Bildu. El PSE-EE ganó en las tres capitales y en Bizkaia y en Álava, también el voto CERA, y solamente se le escapó Gipuzkoa. El PP no es rival directo de los socialistas aquí.
En las autonómicas, el PSE-EE mejoró en apenas seis décimas su dato de 2020, pero una conjunción de factores hizo de esas 28.000 papeletas nuevas un gran resultado. Los socialistas, de nuevo, se sitúan por encima de los 150.000 sufragios, una barrera psicológica. Además, el sistema electoral hizo que los restos en Bizkaia y Gipuzkoa le beneficiaran frente a Sumar y que pasara de diez a doce escaños. El PP, por ejemplo, ganó 37.000 y apenas saltó de seis a siete. Por otro lado, el socio mayoritario de su coalición, el PNV, sufrió un fuerte desgaste de gestión y se dejó cuatro escaños, de 31 a 27. Los socialistas, con esos dos escaños, siguieron como garantes de la mayoría absoluta y con más peso dentro de la coalición de Gobierno. Un alto dirigente destaca el hecho de que, “a diferencia del 90% de casos en Europa”, el socio mayoritario no se ha comido la gestión del minoritario y que el PSE-EE ha logrado ver premiada su posición frente al PNV tras ocho años de coaliciones.
“En una coyuntura muy complicada para nosotros, con un escenario en que todo el mundo se empeñaba en plantear las elecciones como una cosa de dos, como un choque entre PNV y [EH] Bildu, supimos meter la cabeza y hacer ver que el PSE-EE era un tercero en liza. Hicimos una gran campaña. Nos dejamos la piel y demostramos que, tal y como decía nuestro lema de campaña, nosotros íbamos a decidir cuál iba a ser el futuro de Euskadi. Obtuvimos un extraordinario resultado, con dos escaños más, con la mayoría parlamentarias del Gobierno dependiendo de nosotros”, se jactó el pasado miércoles Andueza en su discurso ante el comité nacional (vasco) de los socialistas, el máximo órgano interno entre congresos.
El mismo 22 de abril, Andueza ya salió a la palestra diciendo que el PSE-EE tendría que tener “más peso” en el futuro Gobierno vasco y la contraparte, el PNV, lo encajó con resignación. Andueza, que se ha ganado entre sus adversarios políticos la fama de vehemente, iba a presentar una factura más abultada sí o sí. Tras varias de semanas de negociaciones en las que Andueza ha situado a Ekain Rico y Pau Blasi para cerrar un programa compartido con los nacionalistas y a Miguel Ángel Morales para perfilar la estructura y el reparto de carteras, el final de camino es que cinco consejeros del PSE-EE han tomado posesión esta semana. La mayor presencia socialista se disimula porque el PNV ha ampliado también en dos sus carteras. Pradales ha alumbrado el Gobierno más amplio de la historia de la democracia vasca. Como adelantó este periódico días antes de que esto se produjera, es tan grande que no cabe en los escaños habilitados para el Gobierno en el Parlamento Vasco. Son 14 huecos para 16 miembros del gabinete, por lo que tocará hacer obras este verano en el legislativo.
El PSE-EE mantiene todas sus competencias anteriores y gana funciones muy simbólicas. Aunque formalmente es el lehendakari el que elige a sus consejeros, Andueza también ha “decidido” quiénes son esos cinco socialistas. Mikel Torres, secretario general en Bizkaia y alcalde de Portugalete desde 2008, se ha convertido en vicelehendakari segundo y consejero de Economía, Trabajo y Empleo. Dice de él el secretario general que es de su máxima confianza. Andueza es eibarrés pero reside ahora en Portugalete, como también Pradales. Sigue Javier Hurtado, el consejero más joven de Iñigo Urkullu y ahora también de Pradales cuatro años después. Dirige Turismo, Comercio y Consumo. La cartera de Iñaki Arriola, que ha dejado la política, se ha dividido en dos, la parte de Vivienda para Denis Itxaso, exdelegado del Gobierno, y la de Movilidad para Susana García Chueca, dos guipuzcoanos. Finalmente, regresa al Gobierno María Jesús San José para una nueva cartera de Justicia y Derechos Humanos que controlará también las Prisiones vascas. El PSE-EE está ahora sumergido en un carrusel de nombramientos para ocupar los nuevos puestos.
Uno de los negociadores del PSE-EE insiste en privado, sin embargo, el que mayor éxito de los socialistas no es precisamente el incremento de los cargos. Pide que se revise el detalle de la redacción del programa y que se compare con el del PSE-EE y el del PNV. En ese mismo comité nacional, Andueza habló a sus cargos de ello. “[Es] Un Gobierno con mayor presencia socialista, como no podía ser de otra manera después del resultado de las elecciones, pasando de tres a cinco consejerías. Con más peso político, con más relevancia, con mayor proyección y con mucha mayor responsabilidad. [Pero es] Un programa de Gobierno que, en un porcentaje altísimo, es nuestro programa electoral. Que lleva la firma, pero, sobre todo, el trabajo, las ideas, y las propuestas socialistas”, afirmó. Dio algunos ejemplos, como que el PNV haya rectificado y devuelto las políticas de Igualdad a Presidencia, que se haya aceptado incorporar a 2.000 sanitarios para recuperar el “prestigio” de Osakidetza o que se haya acomodado a las vías exclusivamente constitucionales la futura reforma del Estatuto. Cuando se firmó la coalición, Andueza llegó a decir delante del presidente del PNV, Andoni Ortuzar, que Euskadi iba a tener un “Gobierno progresista”.
Andueza, además, ha decidido también no entrar al Gobierno, no ser vicelehendakari. El PSE-EE tendrá una bicefalia como la del PNV o la de EH Bildu. El secretario general combina argumentos personales -desea poder conciliar mejor su vida familiar y la actividad política- con la necesidad de poder tener libertad para seguir haciendo lo que ha hecho desde 2021 con el PNV, es decir, seguir siendo exigente. En los últimos años, Andueza ha levantado la voz contra el PNV y llegó a decir que del último Gobierno de Urkullu solamente era salvable la parte gestionada por los socialistas y no la gestión educativa, sanitaria o de Seguridad. En la investidura, Andueza también dejó un recado a Pradales. Ejercerá de apoyo “leal” pero mantendrá la “exigencia” y le dijo que debería “enmendar” la trayectoria de Urkullu en los últimos años.
El PSE-EE actual, eso sí, no parece capaz de romper su alianza estratégica con el PNV. Es todo un matrimonio de conveniencia que se extiende más allá del Gobierno vasco a las tres capitales, a las tres diputaciones y a los principales municipios vascos. Técnicamente, en el Parlamento existe una mayoría de izquierdas en la que el PSE-EE podría “decidir” con EH Bildu un modelo alternativo al del PNV. Pero las posiciones son mucho más distantes aquí que en Pamplona o en Madrid. Andueza fue quien introdujo a ETA en la campaña vasca como una gran sima que les separa de la izquierda abertzale y critican también su “modelo de país”. Un dato: en Álava PNV y PSE-EE se acaban de apoyar con naturalidad en el PP para acordar un paquete de inversiones presupuestarias.
Andueza quiere seguir en la misma línea ya que entiende que es la del éxito. “Tenemos un claro horizonte en el que podemos seguir creciendo, en el que debemos recuperar espacios y conquistar otros nuevos, en el que debemos seguir modernizando y renovando nuestras estructuras y nuestros cuadros, una oportunidad de fortalecer nuestro proyecto político, ganando aún más autonomía en nuestro discurso a todos los niveles. Tenemos un gran futuro por delante”, les dijo el miércoles a sus cuadros en el comité nacional.
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