Las aulas de la educación pública vasca -que en Euskadi apenas tiene un peso del 50% del total del sistema- tendrán menos alumnos por cada profesor a partir del curso que viene, una fórmula que busca mantener y estabilizar el empleo de los docentes y ampliar el número de clases ante la progresiva caída de la natalidad en Euskadi y la consecuente reducción de alumnado en los colegios vascos. Este curso arrancó con 5.200 alumnos menos. Además, se reforzará el inglés, la educación física, y la innovación, con un profesor responsable de este ámbito en cada centro.
El Departamento de Educación del Gobierno vasco ha suscrito un acuerdo con el 80,18% de la representación sindical, Steilas, LAB, CCOO y UGT, -ELA se ha quedado fuera- que supone como principal novedad la modificación de las ratios máximas establecidas para las diferentes etapas educativas, lo que implica la reducción de número de alumnos por cada clase. Este es el segundo gran acuerdo que consigue el departamento que dirige Jokin Bildarratz después de conseguir el apoyo del 90% del Parlamento a para sentar las bases sobre las que se levantará la próxima reforma educativa. “Hoy es un buen día para la educación”, se ha felicitado el consejero.
La medida afectará a todos los ciclos educativos salvo dos, el primero de Educación Infantil y el de Secundaria, que no se modifican, y se aplicará de forma progresiva a partir del curso 23-24. En las aulas de dos años habrá un ratio máximo de 12 alumnos por profesor (hasta ahora no se establecía tope de alumnado), en Educación Infantil, el primer ciclo se mantendrá en 18 alumnos, y el segundo bajará de los 23 actuales a 20, en Primaria se pasará de los 25 actuales a 23 alumnos, mientras que en Secundaria, la ratio se mantiene en 25, y en Bachillerato se bajará de los 30 actuales a 27.
Según ha detallado el consejero de Educación, la medida se empezará implementar a partir del próximo curso 2023/2024, empezando por los cursos impares y en los siguientes años se seguirá con los pares. Es decir, arrancará por las aulas de 3 y 4 años el año que viene, y a partir de ahí todo los cursos impares, y en 2024/2025 se aplicará a los cursos pares y en las aulas de Bachiller.
El acuerdo incluye también como novedad que la enseñanza de inglés comenzará un año antes, a los tres años, y que, por lo tanto, se reforzará el profesorado de esta materia, se crea la figura del docente de innovación para cada centro y se refuerza el profesorado para la Educación física y las enseñanzas vinculadas a necesidades educativas especiales. Teniendo en cuenta que, además, el pacto al que se ha llegado con los sindicatos implica la conversión de plazas no estructurales en estructurales, dobles tutorías y más recursos destinados al ejercicio de funciones directivas, se precisarán mayores necesidades de profesorado, aunque desde el Departamento de Educación no han querido dar una cifra cerrada, porque dependerá, dicen, de múltiples factores, entre los que tendrá un peso esencial la evolución de la natalidad. Sin embargo, calculan que, si el acuerdo se pusiera en marcha este año, sería necesario contar con 300 profesores destinados a las nuevas tareas -inglés, innovación, educación física- bien mediante plazas nuevas, o de movimientos dentro las propias plantillas. El acuerdo no hace referencia a las condiciones laborales de estos docentes que se negociarán “más adelante”.
Bildarratz ha puesto en valor la apuesta del Departamento por “el diálogo” como “la manera de trabajar para trasladar a nuestros centros una tranquilidad y que la Educación sea verdaderamente lo más nos preocupa y sea una política de país, y no una política de debate o de tensión”. El consejero no ha querido valorar el hecho de que ELA se haya quedado fuera, porque “más que valorar el que no firma hay que valorar el que firma”, y ha insistido en que el hecho de que “más del 80% de la representación sindical haya firmado, habla muy buen de todos” los que se han implicado. En todo caso, ha indicado que hay que “seguir trabajando, ambicionando el diálogo con todos los partidos políticos y con todas las fuerzas sindicales”. “Y también trabajaremos para que ELA pueda estar”, ha añadido.
ELA no ve mejoras y cree que solo se quiere “desviar la atención”
ELA, si embargo, ha considerado que el acuerdo no supone mejoras y que solo tiene el objetivo de “ocultar la falta de voluntad del Departamento de Educación para consolidar los puestos de trabajo 13.000 docentes temporales y desviar el foco de este tema”. Además, el sindicato critica que en el documento “no se especifica cuál es el impacto real” que los contenidos del acuerdo pueden tener en las escuelas. En cualquier caso, considera que en cuanto a los ratios, el nivel de disminución es “mínimo”.