El ex alto cargo del PNV Jon Buesa Blanco ha devuelto la escultura romana de Baco que apareció en unas excavaciones que hicieron aflorar el yacimiento alavés de Arkaia en 1976 y de la que la Diputación de Álava había perdido el rastro, según ha adelantado 'El Correo'. Buesa, que prestó declaración ante el juzgado de instrucción número 3 de Vitoria, habría reconocido que tenía el busto en su poder. Posteriormente, la Ertzaintza y técnicos de la Diputación se habrían encargado de trasladarlo al Museo de Arqueología de Álava (Bibat), que ahora tendrá que revisarlo y comprobar si es auténtico. La Diputación recalca la importancia de guardar el secreto de sumario y no confirma los hechos, pero asegura que serían “evidentemente una muy buena noticia”. “Está bajo secreto de sumario. No se puede decir nada”, han indicado también a elDiario.es/Euskadi fuentes del entorno del acusado.
Jon Buesa Blanco fue juntero del PNV en las Juntas Generales de Álava. Hermano del dirigente socialista asesinado por ETA Fernando Buesa, ha sido un conocido empresario en Vitoria dedicado a la ingeniería civil. Durante años, ha tenido un despacho en la calle de Manuel Iradier, donde llegaron a estar domiciliadas tres empresas. En el sumario del 'caso De Miguel', el mayor de corrupción en Álava, se descubrió que el parque tecnológico de Miñano había simulado un concurso en el que competían entre sí las tres y tras el cual, lógicamente, una de ellas se llevó la adjudicación. Una de esas tres firmas era de su socio Sergio Fernández Oleaga y se llamaba Stoa. Es una de los sociedades clave de la trama, ya que se demostró que Fernández Oleaga abonaba comisiones para recibir contratos.
La escultura original de Baco se la habría entregado en mano el operario que la descubrió entre los demás restos de Arkaia. En ese momento, Jon Buesa era ingeniero de obras públicas de la Diputación de Álava. El Museo de Arqueología se encargó de documentar con fotografías la escultura y elaboró incluso una réplica en yeso. La Diputación sí tenía localizada esta pieza, que estuvo en el museo hasta el año 2009, cuando se llevó a cabo una reorganización de la colección.
El asunto generó preocupación entre arqueólogos. La Plataforma Estatal de Profesionales de la Arqueología llegó a emitir un comunicado en el que mostraba su indignación por el tratamiento que se le había dado a un patrimonio que consideraba “robado y perdido”. “No sabemos muy bien cómo esta pieza terminó en manos privadas, y en la actualidad tanto la Diputación Foral de Álava como el resto de administraciones se desentienden del caso y no investigan el paradero de esta pieza que resulta importante por su escasez en tierras vascas”, protestaba.
“Su lugar no son unas manos particulares”
La Diputación de Álava, por su parte, se mostró en un principio contraria a tomar cartas en el asunto, pero apenas unos días después rectificó y por boca de su diputado general, Ramiro González (PNV), defendió que el busto tenía que ser una pieza “pública”, “en manos de la Diputación”. “Es deplorable cualquier apropiación de un bien patrimonio de todos los alaveses”, se quejó, y prometió que la Diputación haría “todo lo que esté en su mano dentro de la ley” para recuperarla.
“Fue a través de nuestras conversaciones con la Ertzaintza que se decidió llevar el tema a la Fiscalía, y por nuestra parte interpusimos una denuncia con el objeto de intentar conseguir la recuperación de la mencionada pieza, su vuelta a dominio público y su incorporación definitiva a la colección del Museo de Arqueología de Álava. El Gobierno foral, de forma discreta, desde el momento en el que se enteró de la cuestión está haciendo todo lo posible para ubicar la pieza, como paso previo para algún día recuperarla. Siempre hemos dicho que su presunta apropiación, en el curso de unas obras de la Diputación Foral, nos parecía un hecho deplorable ocurriera cuando ocurriera”, señalan ahora fuentes de la Diputación. “Es un bien patrimonial y su lugar no son unas manos particulares, sino el Museo de Arqueología. Así lo hemos manifestado desde el inicio”, añaden.
Jorge Ibarrondo, portavoz de Cultura del PP en las Juntas Generales de Álava, ha tildado de vergonzoso “semejante comportamiento, apropiándose de un patrimonio histórico público, mintiendo públicamente, ocultando información y negándose a colaborar con Álava”. “Es un éxito de la oposición del Partido Popular al Gobierno foral que propició un proceso de recuperación del patrimonio. Esperamos explicaciones del PNV con respecto a esta deshonra de su compañero”, ha proclamado.
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