El Gobierno de Iñigo Urkullu no necesita ningún apoyo de la oposición para aprobar los presupuestos de 2021 porque después de las elecciones de 2020 la coalición de PNV y PSE-EE salió reforzada con mayoría absoluta. Se acabó la geometría variable de la pasada legislatura, que empezó con dos pactos económicos con el PP de Alfonso Alonso, que siguió con un intento frustrado con EH Bildu tras la moción de censura a Mariano Rajoy y que acabó con un pacto con Podemos y Equo (sin IU). En todo caso, a escasos días de que el 19 de enero a las 12.00 horas el registro del Parlamento cierre el plazo para presentar enmiendas de totalidad, el Ejecutivo promete dar “cariño” a las propuestas de Elkarrekin Podemos-IU, valoradas en 392 millones, con el ánimo de hacer más amplia la mayoría y lanzar un mensaje de consenso a la sociedad en plena pandemia.
“Vamos a intentarlo. Es el único grupo que se ha remangado”, confiesan en el Ejecutivo, que tiene en el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, a su negociador. De momento, tras una primera reunión que, según la portavoz morada, Miren Gorrotxategi, ha llegado tarde, las partes se han dado prisa en cerrar una segunda cita para este jueves. Y eso que la coalición de izquierdas tiene que manejarse por medios telemáticos por un caso de COVID-19 entre su personal técnico.
El movimiento político no deja de ser sorprendente en tanto que no es, ni mucho menos, la continuidad natural de las conversaciones del pasado año. Como ironizó Azpiazu al presentar las cuentas a finales del pasado año, este es “otro Podemos”. Sus antiguos dirigentes abandonaron la política al vencer Gorrotxategi en las primarias electorales. De los negociadores del año pasado, Lander Martínez, Rosa Martínez, Cristina Macazaga y José Ramón Becerra, no queda nadie. Una de las bazas de Gorrotxategi fue, precisamente, apelar a una alternativa de izquierdas al PNV y no a contemportizar con la formación nacionalista, a la que encuadran en la derecha. En una entrevista con este periódico, confesó que había votado en contra del pacto presupuestario de 2020 en el 'referéndum' interno que se hizo en su momento. En cuanto a la otra pata de la coalición, IU, se desmarcó de sus socios y votó en contra de las cuentas de Urkullu.
Gorrotxategi, en todo caso, ha lanzado una posición posibilista en sus intervenciones públicas recientes. Ya remarcó que no acudían a la negociación con “líneas rojas”, si bien sus propuestas parecen muy alejadas de la posición política del Gobierno y más en un caso en que no necesita apartarse de su modelo porque ya tiene los votos garantizados en el Parlamento. “Es un ejercicio de responsabilidad”, explica Gorrotxategi sobre su disposición al diálogo. Desde el punto de vista técnico, lo que demandan Podemos e IU es exprimir el margen de déficit y endeudamiento para disponer de más recursos con los que reforzar la sanidad, las políticas de vivienda o las de cuidados.
Este mensaje de acercamiento a Elkarrekin Podemos-IU lleva implícita una carga de profundidad hacia EH Bildu. Para ellos no hay “cariño”. La coalición también ha presentado una propuesta, en este caso de 429 millones y con puntos coincidentes con el documento de Elkarrekin Podemos-IU, como la petición de disolución de la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi (SHESA) o el fin de los recortes en la renta de garantía de ingresos, el salario social que se abona a las personas sin recursos o con pensiones y nóminas bajas. Pero la diferencia estriba, más que en los números, en el tono. “El Ejecutivo no ha sembrado el terreno para el acuerdo”, asume la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, que ve que “el escenario no es muy alentador”.
“No me parece lógico en un Gobierno que no se quita de la boca la palabra 'auzolan'”, abunda Iriarte sobre el trato gélido que el gabinete de Urkullu dispensa “ a la primera fuerza de la oposición” con “gran diferencia” hacia las demás, según sus reflexiones. Iriarte ha demandado una segunda reunión al Ejecutivo pero, por el momento, no hay constancia de que haya cerrada una fecha y una hora. EH Bildu desea negociar de una vez no solamente las cuentas sino la propuesta vasca para captar 5.700 millones en fondos europeos o una reforma fiscal -un asunto que compete de manera directa a las Juntas Generales de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa y no al Parlamento Vasco- y la creación “inmediata” de una “tasa extraoridinaria COVID-19”.
Quienes ya están fuera de juego son PP+Cs y Vox. Carlos Iturgaiz, líder de la coalición de 'populares' y naranjas, adelantó a Azpiazu que caminarían hacia la enmienda de totalidad y da por hecho el pacto con Elkarrekin Podemos-IU. Una de sus líneas argumentales recurrentes es que el de Urkullu es un Gobierno que sigue la senda “socialcomunista” del de Pedro Sánchez, por lo que entiende que los socios en Madrid se unirán también en Vitoria. En cuanto a la formación de ultraderecha, aunque se sentó con el Gobierno, el diálogo no pasó de un formalismo.
elDiario.es/Euskadi
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