Otro informe señala que el vertedero de Zaldibar presentaba gran inestabilidad antes de desplomarse en febrero de 2020
A pocos días de que se cumplan dos años del derrumbe del vertedero de Zaldibar, que sepultó a dos trabajadores, Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze, nuevos informes periciales apuntan a que el alud era previsible y a la responsabilidad de la compañía gestora, Verter Recycling. Según un documento del organismo estatal Cedex, publicado por 'Berria', en los días previos al desplome de una instalación construida en la ladera de una montaña se detectaron movimientos de entre 2,2 y 3,5 metros cuando lo ordinario son desplazamientos de entre 0,1 y 0,3 en el año. Ya era conocido que precisamente una de las víctimas, Beltrán, alertó de la aparición de grietas en los días previos sin que la empresa le diera toda la relevancia que requería.
Entiende Cedex que se tenían que haber atendido con más intensidad esos movimientos en el vaso del vertedero de Zaldibar. Es más, desde 2018 había deslizamientos en direcciones no habituales a los normales en una ladera (asentamientos de arriba abajo). Las mediciones de los días previos al alud, según este informe, dejan claro que había “señales” de una “inestabilidad inmediata”. Se subraya que el diseño de las instalaciones había sufrido modificaciones respecto al proyecto original y que la impermeabilización presentaba anomalías.
El documento incide también en la elevada presencia de agua entre la masa de residuos a pesar de que enero de 2020 fue un mes seco. Cuando intervinieron los equipos de rescate -se explica- aparecieron muchas zonas enlodadas y, según Cedex, una hipótesis plausible es que esa acumulación indebida de humedad contribuyó de manera importante al derrumbe. La presencia de líquidos en el interior del vaso no había sido revisada en 2019 aunque en 2017 y 2018 hubo datos anómalos en Zaldibar.
Según un informe interno de Verter Recycling que publicó este periódico, el martes 4 de febrero de 2020, dos días antes del desplome, “el jefe de la contrata de los trabajos de aplanamiento [es decir, Beltrán] se acerca a la oficina para hablar con el director técnico” y “trasladó que el lunes [3 de febrero] descubrió algunos cambios en diferentes puntos del vertedero”. Tras el eufemismo “cambios” se esconden grietas y desplazamientos. “El director técnico comenta que no es capaz de ver la diferencia porque no tiene referencias”, fue la respuesta primera de la compañía.
A las 13.00 horas de ese día, a 50 horas de que la montaña de residuos cayera, se llamó a la ingeniería Geyser HPC. Tras la visita, se estima que “las grietas superiores pueden deberse a pequeños asentamientos diferenciales del vertedero entre zonas de mayor y menor potencia de residuos”. “Hay veces que la masa se recoloca y se da un movimiento y ya no se mueve más”, argumentaron como respuesta en Verter Recycling.
El miércoles 5 se personan nueve topógrafos a tomar mediciones. “No se aprecia ningún movimiento nuevo con relación a los del día anterior”, defiende Verter Recycling. Y no había un solo foco de preocupación: “La grieta inicial de la entrada del vertedero no se ve. Se ven los desplazamientos de tierra superficial en la parte baja del talud 1 y los otros dos puntos junto a la curva de hormigón y en la zona previa al acceso a la explotación [...]. Al verlos, se piensa que pueden ser asentamientos diferenciales”. Es ahí cuando Verter Recycling sentencia que “en los vertederos es normal observar este tipo de movimientos”. No obstante, como medida de “precaución” se optó por que el jueves no se trabajara más en la parte del sellado.
El jueves de autos por la mañana, el director técnico “colocó unos restos de asfaltos” para que sirvieran de “testigo” para controlar la evolución de la grieta. Geyser, por correo electrónico, informa de que “hay un desplazamiento”, aunque Verter Recycling omite lo que revela la Inspección de Trabajo y recogió 'El Diario Vasco', que el riesgo era “inminente”. Tan “inminente” era el problema que “sobre las 15.00 horas se produce el deslizamiento”, un “desgraciado e imprevisible incidente” que dejó “en estado de shock a la plantilla de Verter Recycling”, según su propio testimonio.
En la vía judicial, estos hechos se han traducido en dos causas judiciales. Una de ellas, en la que los gestores Verter Recycling encabezados por José Antonio Barinaga estaban acusados de homicidio imprudente por la muerte de dos trabajadores, se ha alcanzado un acuerdo entre las partes en la que los titulares de Zaldibar han admitido su responsabilidad a cambio de no entrar en prisión. En la segunda, en la que ya no podrán evitar la cárcel si son condenados por tener antecedentes, se analizan posibles delitos medioambientales.
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