El lehendakari, Iñigo Urkullu, intercambió llamadas, reuniones y mensajes de SMS, Whastapp o Telegram con decenas de personas el verano-otoño de 2017, cuando ejerció como mediador en Catalunya. El dirigente vasco almacena copias de todo ello, así como notas sobre los encuentros o sobre sus impresiones personales de sus interlocutores. En no pocas ocasiones reenviaba los mensajes de unos a otros. En general, son textos largos y con estilo alambicado muy propio de él. En su castellano cambia el orden e imperan las subordinadas. En esta guía, recorremos quiénes fueron los principales interlocutores de Urkullu en aquella época.
Carles Puigdemont
Desde que el 19 de junio se reunieran por espacio de cuatro horas en el palacio de Sant Jaume, Urkullu y Puigdemont mantuvieron una intensa interlocución. Urkullu llegó al 27 de octubre “desazonado” por el cambio “dramático” de posición del president, que le había garantizado que no formalizaría la declaración unilateral de independencia. Por tierra, mar y aire, con un punto de reiteración e incluso escribiéndole discursos completos, el lehendakari le requirió para que abandonara posiciones maximalistas y optara por una vía legal y pactada. Creía Urkullu que estaba poniendo en riesgo el autogobierno catalán y ahondando una “fractura social”. Vio atisbos de un “enfrentamiento civil”.
¿Qué pensaba Urkullu de Puigdemont? “Un referéndum hecho sin las suficientes garantías no puede ser la base legal y legítima para avanzar hacia la independencia, aunque sea la prohibición del Gobierno de España el motivo de la ausencia de garantías (Me parezca bien o mal la prohibición, ese referéndum no se puede tomar en serio como base legal y legítima para llevar a cabo la independencia)”. “El proceso que habéis desarrollado en Cataluña ha mostrado al mundo la gran capacidad de organización, firmeza y determinación. Es indudable que marcará un hito en vuestra historia y ofrecerá un legado positivo porque ha evidenciado la existencia de una voluntad social netamente diferenciada que, de manera mayoritaria, demanda la adopción de soluciones políticas […]. Pero, sinceramente, no parece que alcanza la mayoría significativa de la sociedad, por lo que mucho es también el riesgo de pérdida de lo conseguido en sentido de autogobierno y bases para una solución acordada. Lo alcanzable es más si se actúa desde el realismo y la responsabilidad, desde la suma de fuerzas también fuera de Cataluña […]. Lo alcanzable es más que en el caso de que la sociedad cayera en un ejercicio mantenido en el tiempo de fractura social y frustración de una parte muy importante de aquella”. Tras los acontecimientos de 2017, el PNV no se presentó a las elecciones europeas en coalición con los nacionalistas catalanes, que presentaron a Puigdemont como candidato.
Oriol Junqueras
En los archivos de Urkullu, no consta una relación especialmente intensa ni con el entonces ‘vicepresident’ ni con otros dirigentes de ERC. Sin embargo, sí es partícipe indirecto de las conversaciones. De hecho, es Junqueras quien insta al lehendakari a través de Puigdemont a arañar al Gobierno central “indicios” de que no se aplicaría el 155 si se frenaba la DUI a última hora. Una de las claves políticas del ‘procés’, en opinión de Urkullu, es la “feroz batalla” entre los dos partidos soberanistas por la hegemonía. Y cree que Junqueras había “ganado” esa pugna “en un juego donde lo peor de la política se ha encarnado en él”.
Santi Vila
Tras varias reformas en el Govern, Santi Vila se quedó en el verano de 2017 como uno de los pocos consejeros neoconvergentes críticos con la línea de Carles Puigdemont. Y también recurrió a Urkullu para tratar de frenar la declaración unilateral de independencia. El lehendakari le comentó al ‘president’ la situación sobre su ‘conseller’, “de quien si te fuese necesario, ofrecería el nombre”. Vila hablaba con el Gobierno central, con la Iglesia y con Urkullu. Acabó dimitiendo el 26 de octubre, en puertas de la DUI. “Te agradezco y te reconozco. Tú eres honrado. Sea que yo siga como Lehendakari como si no (siendo que quizás a mí me sea difícil aparecer por Cataluña), estaré encantado de, si tienes ocasión, si vienes a Euskadi y darte un abrazo físico que hoy te envío figurado pero sentido”. En el juicio del ‘procés’, cuando compareció como testigo, Urkullu le dio una palmada de ánimo a Vila -y solamente a él- cuando salía de la sala.
Marta Pascal
Marta Pascal era la coordinadora del PDeCAT en 2017 y heredera del ala más pactista de la antigua Convergència, asociada históricamente al PNV. Fue una de las personas que recurrió a Urkullu para parar la vía unilateral. “Soy muy consciente de vuestra situación personal y colectiva. Muy consciente. Y alabo, por lo tanto, tu, y de quienes te acompañan en tu entorno más próximo, coherencia y, sin lugar a dudas, el ejercicio de responsabilidad ante el sufrimiento y desgarro. Zorionak! Me seguiréis teniendo a vuestra disposición”, le escribió el lehendakari al final del proceso. Pascal ha seguido muy vinculada al PNV y, de hecho, acompañó a Urkullu en el cierre de la reciente campaña electoral vasca. Ahora lidera un nuevo partido catalanista que, significativamente, tiene como siglas PNC, Partit Nacionalista de Catalunya.
Andoni Ortuzar
El presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV tiene una querencia muy importante hacia Catalunya y también mucha facilidad para las relaciones públicas. Como Urkullu, se metió de lleno en la negociación catalana. Ambos compartían estrategia y se repartían los papeles, como tantas otras veces en tantas otras negociaciones políticas. Puigdemont, en su libro, transcribe una cena con Ortuzar en la que éste le implora que no declare la independencia. “Si renunciáis a la independencia, el Gobierno de Madrid hablará de lo que queráis. En Madrid quieren desescalar. Pero tenéis que renunciar a pronunciar la declaración de independencia. El presidente Rajoy no tiene ganas de aplicar el 155. En realidad, no quiere hacerlo, lo que pasa es que le aprietan mucho”. “Entiendo que el PNV le ha puesto muy buena voluntad y que tiene ganas de que lleguemos a acuerdos. Pero no me piden que desacelere. Me piden que me rinda. Y eso no lo puedo hacer”, escribe Puigdemont sobre esas conversaciones.
Joseba Aurrekoetxea
Joseba Aurrekoetxea, ‘burukide’ del PNV, es tan desconocido como influyente. No hay proceso negociador en el que no participe ni campaña electoral que no dirija. Engrasó algunos contactos con Catalunya y, como persona de la máxima confianza de Ortuzar y Urkullu, estuvo al corriente de la situación. Constan también reuniones con otros dirigentes como Koldo Mediavilla, así como con los líderes territoriales José Antonio Suso (ABB), Itxaso Atutxa (BBB) y Joseba Egibar (GBB).
Matteo Zuppi
Arzobispo de Bolonia y padre de la comunidad de San Egidio, Matteo Zuppi es conocido por haber participado en varios procesos internacionales de reconciliación. De hecho, en 2017 estuvo presente en la entrega de las armas escenificada por ETA en Iparralde. Su presencia suscitó críticas de diversas partes, y el Vaticano tuvo que aclarar que el religioso no había acudido en nombre de la Santa Sede, sino a título personal y “como mediador de conflictos”. Urkullu lo ha alabado en más de una ocasión y durante el proceso de mediación en Catalunya intercambió correos electrónicos y habló por teléfono con él.
Juan José Omella
Juan José Omella es desde 2015 arzobispo de Barcelona, y recientemente ha sido nombrado presidente de la Conferencia Episcopal española. A él recurrió Urkullu el 21 de octubre de 2017, cuando, tras hablar con el president, creía que ya no había “nada que hacer”. También le trasladó unos días después que estaba “defraudado”. “Eminentísima! Permítame que me pronuncie pareciendo que me entrometo en terreno de catequesis religiosa, pero se me hace imperdonable la irresponsabilidad del President y del Presidente”, le escribió. Asimismo, le enviaba recortes de prensa críticos con su labor mediadora y le comentaba que estaba “molesto” con la “falta de respeto y, sobre todo, la arrogancia de quienes dictan cómo han de ser las cosas sin asumir su responsabilidad en la división generada en la sociedad”.
Juan María Uriarte
Natural de Bizkaia, Juan María Uriarte fue obispo de San Sebastián entre los años 2000 y 2009. Un par de años antes, en 1998, cuando todavía ejercía las funciones eclesiásticas en Zamora, el Gobierno 'popular' de José María Aznar lo eligió y ETA lo aceptó para liderar las conversaciones durante la tregua de aquel año. Sin embargo, la negociación fue un rotundo fracaso, pues ETA rompió la tregua y abrió la puerta a una época especialmente sanguinaria. En el ‘procés’, Uriarte facilitó a Urkullu contactos con representantes de la Iglesia catalana.
Abades de Poblet y Montserrat
Urkullu mantuvo una línea directa de comunicación con Octavi Vilá y Josep Maria Soler, abades de Poblet y Montserrat. “Si te parece -le propone a Puigdemont en un correo electrónico-, además de la relación directa entre ambos, tú y yo utilizamos la vía mencionada para depósito de un esfuerzo en un tercero (los Padres Abad), que me merecen el máximo respeto. Me hacen llegar sus conclusiones tras los encuentros”. Fueron también estos dos abades quienes, por medio de Juan María Uriarte, emplazaron al lehendakari a un encuentro con el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.
Soraya Sáenz de Santamaría
Urkullu se encontró con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en la sala VIP del aeropuerto de El Prat el 19 de junio de 2017. El lehendakari había viajado a Barcelona por el trigésimo aniversario del atentado de ETA en Hipercor y estuvo reunido con Carles Puigdemont después. Ahí le planteó que intermediara y pudo trasladárselo a la ‘número dos’ del Gobierno sin dilación. Sáenz de Santamaría fue comisionada por el presidente, Mariano Rajoy, para liderar la ‘operación Cataluña’ y llegó a tener despacho en Barcelona.
Mariano Rajoy
Tras el encuentro en El Prat con la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría expuso la propuesta de mediación de Urkullu a Mariano Rajoy. El 19 de julio de 2017 mantuvieron un encuentro secreto en La Moncloa para hablar de la situación catalana. Desde entonces, la comunicación entre ambos mandatarios fue continuada. Urkullu le afeó a Rajoy la actuación de la Guardia Civil en septiembre que acabó con los ‘Jordis’ en prisión o que los agentes enviados salieran hacia Catalunya al grito de ‘¡A por ellos!’. Se sintió defraudado porque le había prometido una respuesta medida en Catalunya. También por plantear la aplicación del 155 (“El recurso al 155 representa el fracaso de la política. Pero, con todo, lo más grave es que su mera aplicación no sólo no va a resolver nada, sino que va a agravar aún más la situación de desencuentro y ruptura”). Después del referéndum y antes de la independencia, Urkullu creyó haber evitado el choque de trenes: “Estimado presidente! No sé cuál será la disposición final del President Puigdemont para esta tarde. Tan solo quiero que sepas que, a lo largo de los últimos días, lo he intentado todo hasta este mismo momento para que todo sea mínimamente razonable. Mantengo la esperanza en que sea posible un futuro de convivencia mejor. Un abrazo”.
Alfonso Alonso
El presidente del PP vasco en aquellos años llegaba de ser ministro de Rajoy y leal colaborador de Saénz de Santamaría. El presidente lo utilizó para trasladar algunos mensajes a Urkullu en algunos momentos del verano-otoño de 2017. También Jorge Moragas, del gabinete de La Moncloa, o Rafael Catalá participaron en conversaciones cruzadas.
Felipe VI
Urkullu, tras una petición del dirigente de la antigua Convergència Francesc Homs al ‘burukide’ del PNV Joseba Aurrekoetxea, acabó hablando con el jefe del Estado, el rey Felipe VI, para mostrarle su malestar por el discurso televisado que pronunció 48 horas después del referéndum del 1 de octubre. El lehendakari le trasladó su malestar por el tono del mensaje, pero también le puso al corriente de sus conversaciones con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Es el único momento en el que Urkullu implica a la Corona en toda su labor de mediación.
Jean-Claude Juncker y Donald Tusk
El luxemburgués Jean-Claude Juncker fue presidente de la Comisión Europea desde 2014 hasta 2019. A lo largo del 21 de septiembre de 2017, un día intenso con reunión en el Parlamento Vasco y conversaciones con Rajoy, Urkullu intercambió muchos mensajes con él; algunos, suscritos hasta en cuatro idiomas (euskara, castellano, inglés y francés). También le escribió al luxemburgués el 19 de octubre, para adjuntarle la declaración que iba a hacer en Lehendakaritza. Ese mismo escrito lo recibió de igual manera Donald Tusk, el polaco presidente del Consejo Europeo, con quien también se carteó el lehendakari. En marzo de 2018, y aunque con las objeciones de los consejeros socialistas del Gobierno, Urkullu envió un documento en el que pedía a Juncker que desde Europa se articulase una “directiva de claridad” para dar cauce a un ejercicio “legal, pactado y con garantías” del derecho a decidir.
Pedro Sánchez
En 2017, Pedro Sánchez era el líder del PSOE y Urkullu siempre ha sostenido que los socialistas jugaban un papel fundamental que podría condicionar la política de Estado en Catalunya aun desde la oposición. La primera reunión con Sánchez sobre el ‘procés’ se produjo apenas 24 horas después de que el lehendakari visitara a Rajoy en La Moncloa. “Viviste conmigo lo relativo a Catalunya y el procés”, le recordaba al ahora presidente Urkullu en un mensaje. Aunque luego la relación se recondujo -de hecho, el PNV fue decisivo en la moción de censura de 2018-, el lehendakari protestó por que el líder del PSOE se hubiese apropiado de una de sus propuestas para encauzar el contencioso catalán.“Pedro Sánchez haciendo suyo un planteamiento que yo había hecho al Presidente. [...]. Me parece todo miserable”, le contó a Marta Pascal. Cuando accedió a La Moncloa, Urkullu le insistió en buscar una “tercera vía” en España y en Catalunya en defensa de una consulta pactada y avalada por Europa, algo que evidentemente no ha logrado. No obstante, han seguido conversando sobre la situación hasta el punto de Urkullu le pidió, por escrito, que le mantuviera informado. Esto le comentaba en 2019: “Estimado presidente! Sabes que me tienes a tu disposición para ayudar en lo que en mi mano esté en relación a Catalunya. Son muchas (lo digo sin petulancia) las peticiones de entrevistas que he rechazado así como diversas las peticiones de encuentros con agentes de Catalunya (que algunas sí he mantenido y seguiré manteniendo de manera absolutamente discreta). Me vendría bien estar lo más informado posible -siempre desde la discreción total incluso en Euskadi- para responder en dichos encuentros a los análisis más certeros posibles, siempre y cuando lo consideres pertinente”.
Idoia Mendia
Urkullu nunca perdió la perspectiva de que no sólo era lehendakari por el PNV, sino de un Gobierno de coalición en Euskadi integrado también por consejeros del PSE-EE. El lehendakari deja constancia de que hizo partícipe a la secretaria general de los socialistas vascos de algunos de sus movimientos, sobre todo los que guardaban relación con Pedro Sánchez. “Te escribo como Lehendakari, y como Lehendakari de un gobierno de coalición EAJ-PNV y PSE, por lo tanto, con la mirada puesta en la posición que el PSOE y PSE mantienen y mantengan”, le contó a Puigdemont. También tuvo contactos con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, a quien agradeció sus esfuerzos y valentía tras la declaración de independencia.
Francina Armengol y Ximo Puig
Urkullu trató de implicar en las conversaciones sobre Catalunya a los presidentes de las dos comunidades autónomas consideradas por el independentismo como parte de los Països Catalans. Con el valenciano Ximo Puig sí constan algunas conversaciones, pero también hay contactos indirectos con la balear Francina Armengol. Ambos son socialistas.
Emili Cuatrecasas
El 18 de octubre, Urkullu anota en su diario que ha recibido llamadas “en nombre de determinados empresarios de Cataluña” pidiéndole “que intermedie”. Entre esas llamadas se encontraba la de Emili Cuatrecasas, un conocido abogado. Asimismo, también entabló conversaciones con otros empresarios como Joaquim Coello, Juan José López Burniol (La Caixa) y Marian Puig (dueño de renombradas marcas de perfumería como Nina Ricci, Carolina Herrera o Paco Rabanne). Con ellos coincidió en sendas reuniones celebradas a finales de octubre en Barcelona y Vitoria, y les pidió, según 'El Periódico', que planteasen a Puigdemont la convocatoria de elecciones para así evitar el 155.