La nueva sede del Basque Culinary Center en Donostia promete aportar al PIB vasco 48,2 millones en cinco años
Un informe institucional sobre el Gastronomy Open Ecosystem (conocido como GOe), el nuevo proyecto en el barrio donostiarra de Gros del Basque Culinary Center (BCC), pone cifras al “impacto directo” que este complejo pretende lograr con su puesta en marcha, bendecida por las instituciones. En concreto, esta auditoría con los logos del Gobierno vasco, de la Diputación de Gipuzkoa y del Ayuntamiento de Donostia, alude a una aportación al PIB de 48,2 millones en cinco años y a 56,7 millones de “gasto generado”. Sin embargo, plantea que en el primer lustro se recuperarán 14,7 millones de euros públicos, equivalente al 61% de la inversión de al menos 24 millones ya prometida.
El documento, que fue registrado en el Parlamento Vasco el 24 de junio, insiste en que “a estas cifras habría que añadir el impacto económico vinculado en el posicionamiento territorial y marca-país que la notoriedad del proyecto vaya a generar”. El informe alude también a la creación de hasta 168 puestos de trabajo, un máximo que llegaría en el último de los cinco años de la prospección. Son 132 empleos el primer año, 139 el segundo, 152 el tercero, 159 el cuarto y el tope de 168 al quinto. Más en detalle, se habla de 300 estudiantes en dos turnos en el área de Formación de 500 metros cuadrados, de 50 “investigadores, científicos o chefs” en los 1.700 metros cuadrados de BCC Innovation -cocinas y laboratorios-, de 150 usuarios en un ‘coworking’ o zona de trabajo compartido de 1.100 metros cuadrados y de 125 personas en el espacio de 900 metros cuadrados para “servicios avanzados y espacios empresa”. Además, habrá “eventos, gastro-hall y exposición”, un lugar “versátil” para diferentes actividades.
En el primer año, según este documento, se prevé una estimación de ingresos de 7,17 millones de euros. El desglose es el que sigue: 2,2 millones en BCC Innovation, 1,48 millones en “restauración”, 1,15 millones correspondientes a “servicios avanzados y espacios empresa”, 0,68 del ‘coworking’, 0,6 de “acuerdos y alianzas con empresas”, 0,52 de másteres y cursos y 0,47 de congresos y eventos. Este análisis estima también la sola noticia de presentación del nuevo edificio en Gros llegó a decenas de países con 120 artículos en diferentes idiomas y 358.000 euros de impacto.
El nuevo edificio de la Universidad de la gastronomía vasca se asentará sobre una parcela de 5.500 metros cuadrados de dominio público, aunque se ha promocionado como un edificio emblemático para la ciudad. Los 24 millones de financiación pública comprometidos son 18 millones del Gobierno vasco y 6 de Diputación de Gipuzkoa. En mayo, la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, defendió la inversión por tratarse de un “proyecto de país” que, además, es de “vital importancia” para Euskadi. No se puede poner en duda el “retorno” de una iniciativa internacional, añadió también en el Parlamento. El Ayuntamiento, en la misma línea, arropa también al Basque Culinary Center: “Que este proyecto se consolide y amplíe su actividad en la ciudad es una apuesta que como ciudad compartimos y agradecemos”
Por el contrario, formaciones políticas como Elkarrekin Podemos-IU han considerado “elitista” el proyecto y también ha suscitado grandes críticas entre vecinos de Gros. Han iniciado una recogida de firmas contra el proyecto y han convocado protestas. “Queremos que no se haga lo que se ha planteado porque es el mayor despropósito desde hace décadas. Deberían pensar en la ciudad y no tanto en los negocios. En esa parcela cedida podrían realizar un ambulatorio, viviendas para jóvenes o cualquier otra cosa que pudiera beneficiar a toda la ciudadanía y no sólo a unos pocos. Además, están construyendo en una de las pocas zonas verdes que hay en el barrio”, estima Félix Soto, portavoz de la asociación de vecinos Uliako Auzo Elkartea.
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