“Euskadi no sabe los fallecidos por COVID-19. Los estima”, afirma el 'número dos' de la Sanidad vasca
Enésimo enredo estadístico con la pandemia en Euskadi. ¿Cuántos muertos ha habido en las residencias de mayores de Bizkaia a causa de la COVID-19? Por un lado, se encuentra el conteo que cada 48 horas actualiza la Diputación, titular de la red asistencial y con capacidad inspectora, y que marca (a 16 de febrero) 520 muertos con diagnóstico confirmado y 44 más sospechosos. Por otro lado, está el informe de la Fiscalía, que bebe de esas mismas estadísticas y que añade (a 24 de enero) otros 2.123 muertos no atribuibles al coronavirus. Finalmente, existe un informe del Departamento de Salud en el que se menciona que en todos los recursos sociosanitarios ha habido (a 31 de enero) 990 decesos de los que 788 son atribuibles al Sars-Cov-2 y que apunta que en las residencias vive el 84% del total de usuarios de estos centros.
Fuentes de la Diputación de Bizkaia explican que su criterio para anotar un fallecimiento es el de personas muertas tras haber dado positivo en una prueba diagnóstica ocurra el óbito en su centro, en el hospital o en otro lugar al que hayan podido ser derivados, como es el caso de los centros de referencia para casos aparentemente más leves, como Birjinetxe o Unbe en esta fase de la pandemia y antes la Casa del Mar de Santurtzi. Si la persona recibe el alta o se “negativiza” y fallece días o semanas después, ya no computaría. Álava y Gipuzkoa siguen el mismo criterio.
En la primera ola, Bizkaia era la única de las tres Diputaciones que no ofrecía información de la mortalidad de manera regular y solamente comunicaba un dato final al cierre de cada mes. Ahora los comunica cada 48 horas en boletines informativos, aunque no desglosa el centro de origen de los fallecidos. Este protocolo ha detectado 520 decesos, 308 de marzo a julio y 212 de agosto a febrero. El dato está actualizado este martes e incluye un fallecido de esta misma semana. Además, hay registrados 44 casos adicionales de muertos al inicio de la pandemia con sospecha de que pudieran haber contraído el coronavirus pero sin diagnóstico.
Estos datos alimentan un parte semanal que se entrega a la Fiscalía para el control de la pandemia. A 24 de enero, este documento aludía a 500 casos en Bizkaia, un volumen coincidente al que en aquellos días marcaba el registro de la Diputación. Pero el ministerio fiscal hace seguimiento también de la mortalidad general y había entonces 2.123 muertos por otras causas. Durante la pandemia han muerto en Bizkaia el 31,6% de los usuarios y el 6,02% ha sido por la COVID-19. ¿Qué datos hay en Álava y Gipuzkoa? En esa misma fecha, la mortalidad general era del 24,42% en Gipuzkoa y del 24,16% en Álava y la motivada por el virus era del 6,99% en Gipuzkoa y del 5,34% en Álava.
Sin embargo, el enfoque del informe de Salud es completamente diferente. El documento está fechado a 5 de febrero y ha sido elaborado por la Delegación Territorial de Bizkaia. Ahora bien, el 'número dos' de la consejera Gotzone Sagardui, José Luis Quintas, ha asegurado desconocer esos datos. Quintas, ante el Parlamento y en respuesta a preguntas de EH Bildu, ha admitido que existen disparidad de criterios a la hora de calcular los fallecimientos. Y ha dejado esta frase: “Osakidetza no sabe los fallecidos por COVID-19. Los estima”. Y ésta otra: “Son estimaciones: nunca esperen concordancias de datos”. El viceconsejero ha querido matizar que estas desviaciones “ocurren en las 17 comunidades autónomas” y que Euskadi “ha sido una de las que mayor concordancia ha demostrado entre los datos declarados estimados y los que luego han dado los datos exactos”.
Al contrario que en Bizkaia, Osakidetza ofrecía diariamente datos de mortalidad en la primera ola pero eliminó esa información en julio. Ahora ofrece una cifra cada miércoles referida a la semana anterior. La última actualizado eleva a más de 3.700 esta cifra. Además, aunque no los elimina de la suma global, sí se depuran aquellos casos que se estima que no han muerto con la COVID-19 como “causa directa”. Según Quintas, se anotan en ese listado todos los muertos que tengan una prueba positiva en los “dos meses” anteriores a la fecha de la defunción. Y ha añadido que en las residencias sólo se tienen en cuenta los muertos en las zonas de COVID-19, una vez sectorizado el centro tras la aparición de un brote. La duda surge cuando una persona que se ha recuperado totalmente de la enfermedad fallece, por ejemplo, por ser atropellada en ese período. ¿También entraría en la estimación? ¿No tiene herramientas la Sanidad vasca para discernirlo?
Quintas ha indicado que el “registro de mortalidad oficial” se nutre de los certificados médicos y que ése es un proceso que “no es sencillo” y que lleva su tiempo. Eso sí, ha indicado que los facultativos pueden anotar como muerto por COVID-19 a alguien sin diagnosticar si sus síntomas son compatibles. “Creo que la gente no lo comprende”, ha admitido en la Cámara el viceconsejero de Salud ante las preguntas de la oposición.
Así las cosas, quedan en el aire si los 44 muertos en residencias como Abeletxe de Ermua responden o no a un brote de COVID-19. Según la estadística oficial, únicamente cinco de ellos tuvieron como causa directa de la defunción el coronavirus y ésta no sería la instalación con más letalidad de Euskadi, una clasificación que lidera Iturbide de Arrasate-Mondragón con 26. Las familias de los usuarios, en cambio, llevan tiempo denunciando “desinformación” sobre su caso.
Residencias: 17 brotes, 75 casos activos y 2 fallecidos más
Entretanto, quedan 17 brotes activos en las residencias vascas después de que ya no se notifiquen positivos en el centro Calzada de Gernika o en la Cruz Roja de Irún. Por territorios, son siete en Álava y en Bizkaia y tres en Gipuzkoa. Eso sí, los casos activos son ya apenas 75 por efecto de la vacunación. Eran 500 a finales de 2020. En Gipuzkoa, por ejemplo, únicamente quedan cuatro mayores enfermos. La consejera Sagardui ha insistido en que está muy próximo el final de la campaña de inmunización en las residencias con la inoculación de la segunda dosis. Eso sí, además del muerto registrado en Bizkaia, esta semana ha habido otro más en Álava, en el centro Roure de Vitoria. Igualmente, Bizkaia ha confirmado un positivo de una profesional que ya tenía la pauta completa de la vacuna, aunque no ha originado ningún brote en su residencia. El diputado del ramo, Sergio Murillo, ha pedido cautela y ha asumido que queda mucho por conocer sobre la contagiosidad del coronavirus entre los inmunizados.
Por otro lado, la consejera de Salud ha indicado que este viernes aspira a dar inicio a la vacunación de profesionales en centros de día para mayores con viales de AstraZeneca, destinados a menores de 55 años. Son los mismos que se emplean en la Ertzaintza. Las tres Diputaciones trabajan ya en afinar el protocolo porque, además, serán equipos propios y no de Osakidetza los que suministren las vacunas. Puntualizan, en todo caso, que el trabajo está aún en curso y que es pronto para aventurar si se podrá cumplir el plazo fijado, ya que es un proceso que comporta dificultades logísticas. En cuanto a los mayores usuarios, los hay que han sido asociados a la residencia adjunta al centro pero los más tendrán que esperar a que se active con Pfizer la inoculación del suero a su grupo de edad. Euskadi desea activar la semana próxima esta fase con los mayores de 80 años, pero empezando por los de más de 100 y así sucesivamente hasta cubrir a un grupo de unas 152.000 personas y que tardará meses en quedar protegido.
“Vacunamos en función de la disponibilidad. No me gusta aventurar fechas [...]. Es un equilibrio difícil de hacer”, ha enfatizado Sagardui, quien ha compartido con el Parlamento que “ser los últimos” en la lista de comunidades autónomas en volumen de vacunas utilizadas “no significa hacerlo peor”.
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