El pianista madrileño Moisés P. Sánchez ha hecho las delicias del público congregado esta noche en el Iradier Arena para disfrutar de la tercera jornada del Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz a ritmo de las teclas y el protagonismo indudable de su piano. Un piano que empezó a tocar con apenas tres años impulsado por su padre quien “tenía entre ceja y ceja que su hijo iba a ser pianista” y vaya si lo logró.
“Feliz de estar en un festival tan mítico” como el de Vitoria, Sánchez ha demostrado ser un virtuoso del teclado capaz de abrir las fronteras del propio jazz y combinarlo con otros estilos musicales como el rock sinfónico, la música clásica y la contemporánea en una demostración de versatilidad inaudita y lo hace sin desvirtuar la esencia jazzística de su música.
El pianista madrileño está consagrado como uno de los valores más importantes del jazz europeo por la capacidad que tiene a la hora de tocar muchos estilos que incorpora a su manera de entender el jazz desde la improvisación, los arreglos, la armonía y la composición.
Esta noche ha actuado como protagonista tras acompañar ayer al contrabajista Caminero y lo ha hecho junto a la cantante y teclado, Cristina Mora, el trompetista Miron Rafajlovic, Toño Miguel al contrabajo y Borja Barrueta a la batería dentro de un quinteto que transmite una buena sinergia de grupo que traspasa el ámbito meramente musical.
Un concierto en el que el público se ha sumergido en un interesante y variado universo musical donde su último trabajo “There is always madness” ha copado el protagonismo con seis de las ocho canciones que han interpretado durante la hora y cuarto que ha durado su directo.
Ha arrancado con el tema “Ligth into Darkness” en la que los músicos envuelven a la voz de Mora para quedarse Sánchez desnudo con un solo de piano y, posteriormente, dar rienda a unos constantes cambios de ritmo marcados por la improvisación. El quinteto ha desgranado temas recientes como “Fear of solitude” y “Say something funny”, pero también han tenido cabida “Simbiosis Parte II” de su premiado disco “Metamorfosis” y el precioso “Sol” de sus inicios junto a Toño y Barrueta.
El pianista ha transmitido su pasión e intensidad sobre el escenario. Se divierte y disfruta tocando y el público lo ha sabido valorar con numerosos aplausos y puesto en pie en su despedida brindándole una sonora ovación. El piano ha sido el absoluto protagonista de la jornada de hoy, ya que la velada arrancaba con la actuación de la pianista, compositora y arreglista danesa Kathrine Windfeld que este año, por fin, sí que ha podido actuar en Vitoria tras suspenderse el festival el pasado año a causa del coronavirus.
Windfeld era la única artista confirmada desde la pasada edición tras ganar el Rising Stars Jazz Award como la artista de jazz más prometedora de Europa, un galardón en cuyo proceso de elección toman parte diez prestigiosos festivales del ámbito internacional, entre los que se encuentra la cita vitoriana.
Un premio que, como no podía ser de otra manera, ha suscitado el interés internacional hacia su carrera y el del público congregado en Vitoria deseoso de conocer el hacer de esta nueva promesa europea del jazz.
La artista danesa ha transmitido su energía y liderazgo sobre el escenario y el público ha disfrutado de sus orquestaciones para big band de mano del sexteto formado por Tomasz Dabrowski (trompeta), Hannes Bennich (saxo alto y soprano), Marek Konarski (saxo tenor), Johannes Vaht (contrabajo) y Henrik Holst Hansen (batería).
El grupo ha ofrecido un concierto sobrio, correcto y disciplinado con protagonismo repartido entre sus músicos, fomentado por las composiciones de Windfled que van dirigidas al grupo como un todo, sin pretensiones de alzarse con el protagonismo de la interpretación.
La pianista, recién llegada de sus últimos conciertos en Aarhus y Copenhague, se ha mostrado “entusiasmada” de tocar en Vitoria y ha interactuado con el público para presentar casi la totalidad de los nueve temas que han formado parte del repertorio de un concierto de una hora y 12 minutos de duración.
Canciones más melódicas y evocadoras como “December elegy” y las baladas “Wasp” y “Leaving Portland”, mezclándose con ritmos más frenéticos y desenfrenados de mano de “Ferry ” y “Aircraft” para finalizar con “Orca” que da nombre a su cuarto y últimos disco y que han satisfecho el gusto de los espectadores. Un público, eso sí, deseoso de regresar al polideportivo de Mendizorroza en busca de una mejor calidad de sonido que respete y dignifique el trabajo de unos músicos tan talentosos.
La jornada de mañana sábado ofrecerá el plato fuerte del festival con la velada de clausura de mano de dos de los mejores baterías de la actualidad en el mundo del jazz, la francesa Anne Paceo y el mexicano Antonio Sánchez quienes tocarán a la tarde noche en el Iradier Arena. La batería será también la protagonista del concierto del Teatro Principal con Lucía Martínez junto a The Fearless, mientras que las voces de Dora y el soul de The Sey Sisters darán calidez a la jornada mañanera en el Iradier Arena.