Los candidatos de los seis principales partidos vascos han huido de Vitoria esta mañana lluviosa, la última del verano. Así que el “mitin” estrella de la jornada en la capital vasca ha sido el protagonizado por dos siglas que no se presentan a las elecciones, los sindicatos ELA y LAB, pero que han sido capaces de reunir a unas 3.000 personas entre la manifestación y los discursos posteriores de sus líderes, pronunciados en un escenario junto a unas oficinas de Lehendakaritza blindadas por la Ertzaintza. Ainhoa Etxaide y Adolfo ‘Txiki’ Muñoz han argumentado que ellos no han elegido la fecha en su andanada contra el Gobierno del PNV por “despreciar” a la mayoría sindical vasca, pero tampoco han negado el contenido “político” de una jornada en la que el lehendakari, Iñigo Urkullu, y su consejera Aratxa Tapia se han llevado duras descalificaciones como supuestos paladines de un “thatcherismo con label vasco”.
La manifestación de hoy, a cuatro días de las elecciones, pone el broche a una legislatura en la que el Gobierno de Urkullu y los sindicatos, en general, no han vivido precisamente un idilio. Los conflictos en Lanbide (donde hay previstas nuevas movilizaciones), en Osakidetza y en la Ertzaintza han sido una constante.
Hay que remontarse en el tiempo hasta el mes de julio, justo antes del parón vacacional, para entender la movilización de hoy. En la mesa de diálogo social, en la que no participan ELA y LAB, el Gobierno y la patronal Confebask acordaron con la mayoría sindical allí sentada (pero minoría en el conjunto de la comunidad autónoma), es decir, con CCOO y UGT, sortear el bloqueo y explorar la senda de los convenios de eficacia limitada en las empresas cuando alrededor de 380.000 trabajadores no tienen actualizado su marco laboral.
Fue un “golpe de Estado a las libertades sindicales”, en palabras de la lideresa de LAB, Etxaide, que no se ha amilanado por la lluvia que la ha acompañado en su dura alocución, realizada a partes iguales en euskara y castellano. Para ‘Txiki’ Muñoz aquello fue tanto como si España le dijera al PNV que sus 27 escaños en el Parlamento Vasco no le sirven de nada.
Ambos sindicatos han llegado a decir que la patronal vasca “deja a Hitler a la izquierda” (insisten en que buscó la ilegalización de ELA y LAB) y que el Gobierno (lo han personalizado en Tapia) está a su servicio. Según su interpretación, ambos han diseñado una ‘hoja de ruta’ neoliberal y han buscado la legitimación obrera más “barata y cómoda” para sacarla adelante, en referencia a CCOO y UGT. Etxaide ha ironizado con que UGT, de tradición socialista, haya planteado recientemente a trabajadores que voten al PP. “Confebask quería eliminarnos como sindicatos y el Gobierno, ahora, hacer irrelevante el resultado de las elecciones sindicales”, ha repetido Muñoz, muy aplaudido por los asistentes a la movilización.
De manera preventiva, el líder de ELA se ha defendido de quienes le acusan de bloquear una salida para cientos de miles de trabajadores al no sentarse en las mesas de negociación. “Lehendakari, ¿en qué mesas no está ELA? ELA está en todas las mesas de negociación colectiva de todos los sectores y empresas. Pero no estamos en la mesa diálogo social que usted ha montado para que quienes acuden apoyen sus políticas. A esa mesa sólo acuden quienes esperan del Gobierno que les gratifique con financiación pública”, se ha desquitado Muñoz. Definitivamente, ya no queda nada de aquella ELA-STV que montó el PNV como sindicato para los trabajadores vascos frente al socialismo de la UGT, quizás únicamente que comparten la interpretación del ‘Euzko Gudariak’ al final de sus actos o que el presidente ‘jeltzale’, Andoni Ortuzar, siga pagando su cuota de afiliado religiosamente.
Tres operarios de Petronor se han desplazado hasta Vitoria para engrosar la columna que ha recorrido el centro de la ciudad desde Correos hasta las oficinas de Lehendakaritza. “Es evidente que ELA ya no está supeditado al PNV”, conceden, aunque rechazan también que, como LAB, se haya unido a la estrategia de la izquierda abertzale. Cerca de ellos, Mikel Otero, quizás en su condición de delegado de LAB pero sin poder evitar ser el ‘número dos’ de la lista de EH Bildu en estas elecciones, ha cambiado por unas horas la campaña por la pancarta. Ayer, Arnaldo Otegi invitó al PNV a compartir un Gobierno con ellos y con Podemos.
La jornada, en todo caso, ha dejado una imagen de unidad entre ELA y LAB que no es tan frecuente como puede parecer. La propia Etxaide ha admitido las “diferencias” históricas entre ambas organizaciones –no hace tanto, con el fin de la ultraactividad automática de los convenios tras la reforma laboral del PP LAB se acercó más a CCOO y UGT-, aunque ha dejado claro que no hay matices que puedan frenar una unidad de acción en defensa de un marco vasco de relaciones laborales. También ha señalado que esta confluencia genera “expectativas” entre los militantes de ambas organizaciones.