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'Progreso', una obra teatral sobre la historia del plástico para reflexionar acerca de la destrucción humana

Obra 'Progreso', de la dramaturga y directora Olatz Gorrotxategi

Maialen Ferreira

Bilbao —

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“Un iceberg de la Antártida pierde su último trozo de hielo desapareciendo para siempre. En Groenlandia se ve volar una gaviota, un ave jamás vista antes. En Nepal, una multinacional de comida rápida lanza 10.000 panfletos sobre el Himalaya. Una botella de plástico llega a la playa de una isla del mar de las Molucas. Al otro lado del mundo, en las antípodas, una tribu desconocida comienza su éxodo. El progreso ha llegado y lo estamos registrando en tiempo real”. Así empieza 'Progreso', una obra de teatro que muestra un documental en directo sobre la historia del plástico y el maltrato que la especie humana da al planeta para reflexionar sobre quiénes son los responsables.

“'Progreso' se trata de un documental, dentro de un documental que está dentro de otro documental. Somos un grupo de documentalistas que estamos en escena aprovechando que solemos trabajar mucho el teatro documento. Trabajamos mucho la cámara en vivo y grabamos un documental sobre el plástico en directo donde hacemos planos de cine y utilizamos lenguaje audiovisual. De repente, nos encontramos con una sociedad en el escenario que está empezando a desarrollarse desde los albores, desde el principio de su historia. Y el tercer documental somos nosotras viendo cómo miramos a esa sociedad, qué estamos contando nosotras a través de la cámara. Ese tercer documental hablasobre nosotras que estamos en escena”, explica a este periódico su autora, la dramaturga y directora Olatz Gorrotxategi.

Al presentar la obra, que se estrenará en el auditorio de Azkuna Zentroa en Bilbao el 9 de febrero, a las 13 horas, en castellano para todos los públicos y el día 10 de febrero, a las 12 horas, en euskera y solo para público escolar, Gorrotxategi lanza un mensaje de alerta: “La obra es apta para todos los públicos siempre que sea un público responsable: cualquier ruido o movimiento brusco puede alterar a la nueva sociedad de Homo sapiens que evolucionará durante la obra, ya que esta especie animal, que ocupa el último lugar en la escala evolutiva, puede ser muy susceptible y atacar”. Preguntada por esta cuestión, habla sobre la vulnerabilidad del ser humano. “Somos animales y a veces se nos olvida que somos vulnerables, que nos podemos sentir atacadas, de manera metafórica también, y podemos llegar a atacar y hacer daño. Ese daño puede ser emocional, pero también con acciones como las guerras o la destrucción”, reconoce.

En la mayoría de sus obras, la dramaturga realiza analogías para hacer llegar su mensaje. En esta ocasión, la analogía es la propia historia del plástico. “Es un material que viene a ayudar a toda la humanidad a crear objetos a bajo costo para que lleguen absolutamente a todo el planeta, para que todo el planeta pueda tener un cubo de plástico, por ejemplo, que son necesidades básicas para nosotras, pero que le cambian la vida a gente que viven en otros lugares. Entonces, una cosa que nace como algo tan maravilloso de repente puede ser nuestra destrucción. Y es un paralelismo con la propia historia del ser humano, de los homo sapiens, que algo que podría ser maravilloso, como la creación de una especie que ha evolucionado, que es inteligente, puede llegar también al fracaso de la especia, a maltratar el planeta o a generar guerras. Esa es la analogía de este espectáculo”, explica.

A pesar de ello, Gorrotxategi busca con su obra dejar claro que los responsables no son los individuos, sino el propio sistema que empuja a consumir. “Creo que las personas hacemos todo lo que podemos. Creo que la responsabilidad no es nuestra. Podría serlo en un porcentaje muy bajo, pero nosotras consumimos porque se nos obliga a consumir, porque es algo que se potencia. Consumimos de manera tan exagerada porque las empresas, las fábricas y la gente que crea estos productos no buscan otras maneras de consumo. No les importa con tal de que ese material sea fácil, rápido de construir y sea barato. No les interesa buscar otro tipo de materiales y no piensan qué va a ser de ese objeto después de que termine su vida útil. Es absurdísimo. Te dan una pajita de papel dentro de un pástico en los zumos. No tiene sentido. Es algo que no necesitamos. Nadie necesita consumir así. Pero la responsabilidad no creo que sea de las consumidoras, nos obligan a hacerlo, nos meten necesidades en la cabeza. Y este mundo precario tampoco ayuda porque la gente prefiere comprar ropa de China porque es más barata que apostar por productos locales. La responsabilidad es de alguien que está bastante por encima de nosotras”, concluye la autora de la pieza, que en clave de humor, es un trabajo de teatro documento con vídeos en directo a cargo de la fotógrafa y editora Indi Costa.

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