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'A pulmón', el documental que recuerda la historia de las mujeres que soñaron con hacer cine en Euskadi

Maialen Ferreira

Donostia —
28 de septiembre de 2023 21:45 h

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Se atrevieron a mostrar en una pantalla, por primera vez, la belleza de lo cotidiano. A transmitir el amor que se siente vistiendo a la otra persona, en lugar de desnudándola. A dibujar la crudeza de una guerra, desde una perspectiva diferente y nunca antes vista. Son las mujeres cineastas que se armaron de valor para ponerse tras una cámara a contar la vida desde sus ojos, por ellas mismas y por todas aquellas que no se atrevieron a hacerlo antes.

A pulmón, mujeres cineastas, el documental de Bertha Gaztelumendi (Irun, 1962) y Rosa Zufia (Tudela, 1958), muestra la filmografía de directoras de cine vascas a lo largo de la historia, tanto de las que llevan décadas en la profesión, entre ellas, Isabel Herguera, Arantxa Echevarría o Helena Taberna como las emergentes, como Lara Izaguirre o Estíbaliz Urresola. Todas ellas llevan tiempo unidas, no solo por su sueño en común, sino por compartir su ilusión, sus ganas de seguir creando y ese apoyo que es complicado de encontrar en la industria cinematográfica.

“Entre ellas hay una complicidad y colaboración enorme, es emocionante verlas juntas. Muchas de ellas trabajan en red, cuando necesitan profesionales para rodar una nueva película se contratan entre ellas, se ayudan, porque si no existiera ese apoyo, sería complicado salir del agujero que es a veces esta industria”, reconocen Zufia y Gaztelumendi en una entrevista con este periódico. A pesar de su complicidad, que rompe con los estereotipos de que las mujeres son enemigas o competencia entre ellas, las directoras del documentan notan cierta diferencia entre las más mayores y las jóvenes. “La diferencia principal es que antes estaban solas, mientras que ahora hay una red entre ellas. Eso y que las aulas de las escuelas de cine están repletas hoy en día de mujeres. Ahí se nota el verdadero cambio”, detalla Zufia.

A pulmón muestra tres mujeres que bucean en apnea, contienen su respiración, sin apoyo, como aquellas mujeres que se iniciaron el cine en un mundo de hombres. Mientras, van pasando clips de las películas realizadas por las cineastas junto a entrevistas de ellas. En un momento del documental, las buceadoras se quitan los tacones que llevaban debajo del agua y los tiran, riendo, liberadas. “Con esa escena hacemos referencia a los estereotipos, a la necesidad de liberarse de algunas cargas. Queríamos que el mar fuese el hilo conductor porque ha sido un lugar que cumplía un papel muy importante en las películas de las cineastas que mostramos”, explica Gaztelumendi.

Según las directoras, a pesar de que hay temas universales que pueden ser tratados por hombres y por mujeres, es la perspectiva la que cambia. “No tiene nada que ver una guerra vista por un hombre, que vista por una mujer. Ese cambio del punto de vista es lo que realmente falta en la mitad de las historias, que las historias sean para hombres y para mujeres. Cuando estás hablando desde ti misma, ya estás poniendo tu punto de vista encima de la mesa, por lo que tu película va a ser distinta a la que pueda realizar un hombre bajo su punto de vista y con su mirada”, detalla Zufia.

La violencia machista está en el cine hecho por mujeres porque es una preocupación. Desgraciadamente está porque sucede, porque es el universo de las mujeres

Una de las partes más duras que refleja el documental es una escena de ''amour violé, película dirigida por Yannick Bellon en 1978 en la que unos hombres agreden a una mujer que va en bicicleta, abusan de ella y la introducen a su furgoneta. “Es una película crudísima. Nosotras la ponemos hasta que introducen a la mujer en la furgoneta y no se ve más en el documental, pero es terrible porque en aquellos tiempos la sociedad no era consciente de lo que implicaban las violaciones y ella fue crudísima y retrató todo como pasaba realmente”, indica Gaztelumendi, que también recoge en el documental imágenes de la película Nagore, de Helena Taberna, que muestra la realidad de la madre de Nagore Laffage, asesinada en Pamplona en Sanfermines en 2008. La madre de la joven asesinada cuenta, visiblemente emocionada, cómo en el juicio le preguntaron si su hija “era ligona” después de haber sido asesinada por Diego Yllanes, psiquiatra de 27 años que estaba haciendo el MIR en la Clínica Universitaria de Pamplona, donde ella se encontraba realizando prácticas, aquella noche en la que ambos se encontraron.

“La violencia machista es un tema que las mujeres cineastas tratan en sus películas porque es una preocupación. Somos las víctimas de esa violencia de género. En el visionado que hacemos de las películas de las cineastas vascas era un tema recurrente y pensamos que lógicamente tenía que estar. Desgraciadamente está porque sucede, porque es el universo de las mujeres. Son las preocupaciones que ellas ponen encima de la mesa para expresarse artísticamente. Y es que el mundo de las mujeres y el de los hombres es diferente en ese sentido, en esa óptica”, reconoce Gaztelumendi.

Después de las escenas de violencia machista, las tres buceadoras salen a la superficie, donde les espera un grupo de mujeres en bañador y en cuyas espaldas se leen las letras 'me too'. Todas sonríen, se abrazan y saltan juntas al agua. “Es una escena que emociona mucho. Nos gustaría que, cuando el público la vea y vea el documental, descubra la riqueza y calidad que tienen las mujeres cineastas y que ha estado invisibilizada hasta ahora. Que les pique la curiosidad, busquen e intenten ver sus películas”, explica Zufia.

Otro de los puntos fuertes del documental es cuando las cineastas hablan de todas aquellas que no han logrado serlo por no atreverse a soñar y a creer que algún día podrían hacer una película. “Cuántas realizadoras se han quedado a medio camino o cuántas mujeres no han sabido siquiera que podían haber sido grandes cineastas es una de las reflexiones importantes que hacemos. Hay muchos talentos que nunca han llegado a emerger porque han pensado que no serían capaces de hacer una película. La discriminación ha paralizado muchas opciones de vida que podrían haber sido diferentes”, concluye Gaztelumendi.

La riqueza y la calidad que tienen las mujeres cineastas ha estado invisibilizada hasta ahora

Por esas mujeres que no se atrevieron a convertirse en cineastas y por las que siguen intentándolo pese a las dificultades para encontrar financiación y otros obstáculos de la industria han creado A pulmón. “Hace años íbamos a festivales y no había ninguna mujer, pero hemos visto la evolución y hemos llegado a este momento tan dulce en el cine dirigido por mujeres donde son ellas las que recogen ahora los premios en los festivales. Pensamos que es un buen momento para celebrar lo que está pasando y para mirar atrás, hacer un homenaje y contribuir en que no quede en el olvido todo el trabajo que se ha hecho, porque, aunque eran pocas, ahí estaban y han hecho un trabajo muy interesante que siempre inspirará a las cineastas del presente y a las que lleguen en el futuro”, sentencia Zufía sobre la película, que ha sido estrenada en el Festival de Cine de San Sebastián este martes 26 de septiembre en el Teatro Victoria Eugenia como parte de la Gala del Cine Vasco.