La escritora Remei Sipi (1952, Boiko, Guinea Ecuatorial) recibe a elDiario.es/Euskadi en un hotel ubicado cerca de la Gran Vía de Bilbao durante su visita a la ciudad para presentar la charla cuyo nombre es el mismo que el de su libro “Mujeres africanas, más allá del tópico de la jovialidad” en el festival compARTE ANTIRRACISMO, que ha tenido lugar este sábado.
A pesar de que contengan el mismo nombre, Sipi asegura que no ha venido a presentar el libro, sino a tratar de los temas que habla en él como los movimientos sociales de las mujeres africanas, las relaciones sociales y economía popular -entre ellas la práctica del tontine- o la ablación genital femenina. Una forma de “aportar su granito de arena”, para acabar con el desconocimiento de la sociedad sobre África.
Remei Sipi llegó a España hace más 50 años. Es escritora, editora, investigadora y militante. Ha participado en movimientos de mujeres migrantes y guineanas y es cofundadora de varias asociaciones como E’Waiso Ipola, Yemanjá. Además, ha creado la editorial May especializada en libros sobre África.
Usted ha escrito el libro “Mujeres africanas más allá del tópico de la jovialidad”. ¿A qué se refiere con el tópico a la jovialidad?
Generalmente cuando hablan de las mujeres africanas dicen “ay, qué contentas estáis, siempre os estáis riendo”, no ven otras cosas más allá de que somos alegres, que con todas las peripecias que tenemos en el continente siempre nos estamos riendo y siempre estamos contentas. Pero detrás de cada mujer africana hay una persona sentimientos más allá de esa jovialidad con la que nos presentan a veces.
¿Qué más tópicos sobre las mujeres africanas sigue habiendo a día de hoy?
Que somos unas madres proliferas, que tenemos muchos hijos, que somos sumisas. De acuerdo, tenemos hijos, pero la que te está hablando es africana y solo tiene una hija. Dentro de lo que podríamos decir feminismo y avance de los derechos humanos, no solamente las mujeres, también el continente en general tiene aún problemas de dictaduras, problemas de no reconocimiento. Las mujeres africanas son grandes creadoras de estrategia para sobrevivir en ese entorno.
¿Cómo se puede acabar con ese tipo de tópicos?
Con formación e información. El occidente adolece de muy poca información sobre la realidad de África, por eso saqué el libro y otros que he escrito porque yo no estoy en posesión de la verdad, pero conozco más verdades quizás que pueden ayudar y puedo aportar mi granito de arena para pasar la información.
¿Por qué cree que hay tan poca información sobre África? ¿En España no se leen textos sobre África?
En España se lee poco, no solo sobre África, en general. Pero sí que es verdad sobre África se lee muy poco. Sobre todo porque hay muy poco traducido en castellano. Para España hasta hace poco el tema del bilinguismo o de las lenguas no era su fuerte. Hoy en día mis nietos, con 8 y 12 años, te hablan inglés, te hablan catalán y te hablan castellano. La gente de mi generación o hablas euskera y castellano y aún, pero inglés o francés ya no. Entonces, la gran mayoría de la producción sobre África estaba en inglés o en francés porque son países que han colonizado, también como es España, pero que quizás han cuidado más que los textos de los africanos de las zonas en las que han colonizado circulen. Aquí en España, no. Se sabe muy poco sobre el hecho de que Guinea Ecuatorial era española.
En los barrios bajos españoles también hay precariedad y entonces ahí el enfrentamiento les hace decir a los jóvenes africanos "ostras, quizás estaba mejor en mi país que aquí"
¿En Europa se entiende la realidad de las personas migrantes al abandonar su país?
Entenderlo sí lo entienden, pero no quieren interiorizarlo porque primero, en España falta la memoria histórica de que ellos también han emigrado y segundo, le falta la solidaridad con los otros. Cada uno quiere vivir en su confort y entonces no le hace espacio al otro. Desconocen la situación de precariedad, de dictaduras y exclusión social que pasa en África, entonces los jóvenes africanos tanto chicos como chicas van a buscarse la vida donde piensan que lo van a encontrar con más facilidad y el occidental se siente amenazado pensando que les van a quitar el trabajo o la vivienda. Todas esas lamentaciones que no tienen lugar.
Los jóvenes africanos y africanas que llegan a Europa se encuentran con una realidad que no se esperan. Situaciones de pobreza, exclusión, racismo.
Lo que se pinta de occidente es idílico y llegan aquí y se sorprenden porque aparte de que hay una exclusión social y de que les miran de menos, aparte de todo eso, también aquí hay problemas sociales. Ellos vienen y no se van a los altos estamentos, van a los barrios bajos y en los barrios bajos españoles también hay precariedad y entonces ahí el enfrentamiento les hace decir “ostras, quizás estaba mejor en mi país que aquí”.
¿Y qué se puede hacer ante estas situaciones?
Lo que se tiene que hacer es crear en la sociedad civil conciencia de solidaridad. Conciencia de que hay unos privilegios y los privilegios traen unas responsabilidades. Si tú tienes el privilegio de haber nacido en un sitio donde todo es no diré fácil, pero sí más asequible, tú tienes la responsabilidad de repartir parte de este privilegio. Los privilegios conllevan responsabilidades. Yo creo que hace falta mucha pedagogía en el norte para que se mueva de su confort. Yo no digo que lo dejen, pero que se muevan un poco y repartan su confort.
Usted es escritora. ¿Sobre qué tipo de historias escribe?
De todo, pero escribo más ensayos sobre la situación de las mujeres africanas en África. Obviamente, no abarco todo África, pero escojo temas y los desgloso. También escribo sobre las mujeres inmigrantes africanas que están aquí y tengo libros de cuentos y los leo en las escuelas.
¿Cómo surgió su interés por ser escritora?
Fue por casualidad. Cuando vi que la sociedad adolecía de información y yo, dentro de mis posibilidades tenía un ratito que podía ir metiendo en la sociedad mi granito de arena, empecé a escribir. Empecé a escribir cuentos porque yo vengo de una sociedad de transmisión oral y recopilé cuentos que me contaban cuando era pequeña. Pensé que los relatos y cuentos llevaban una carga de sabiduría muy importante. Cuando cuentas cuentos, aunque se cuenten en una lengua que el que los escucha no entiende, la forma de explicarlo, las expresiones hacen que rápidamente se den cuenta si se trata de un cuento alegre o uno triste. Para que mis nietos y para que los niños nacidos aquí no tengan solamente Blancanieves y los siete enanitos, por eso escribo cuentos.
Yo soy negra y feminista, pero en algunos puntos coincido más con mis hermanas catalanas que con mis hermanas de mi pueblo en África
¿Cuáles son las luchas de una feminista negra dentro del feminismo europeo?
Yo no tengo ninguna lucha. Si dijera que tengo una lucha sería porque no creo en mi feminismo. Yo hablo con las feministas de aquí, discutimos y yo pongo sobre la mesa lo que yo creo que es mi feminismo desde mis orígenes. El feminismo no lo inventó la mujer del norte, ya existía en África. Yo en mi libro recojo teorías feministas en un apartado al que llamo 'Feminismo negro' de mujeres feministas que algunas viven y otras no viven. Yo no lucho, yo pongo sobre la mesa lo que nosotras entendemos como feminismo y de dónde parte nuestro feminismo, en nuestra casa, con nuestras abuelas, etc. Pero que yo no luche no significa que no haya quién luche y diga “¿Acaso no soy una mujer?”, como dijo la gran feminista afroamericana Sojourner Truth, entonces lo respeto, pero yo ni lucho ni impongo, debato.
¿Qué se puede hacer para mejorar y que el movimiento feminista dé cabida a todas?
Respetarnos y no creer que has inventado la rueda. Si crees que has inventado la rueda, entonces las demás no tendrán cabida, porque tú impondrás tu feminismo. Yo no tengo la receta, pero diría que es respetarnos y conocernos. Eso nos llevará a compartir. ¿Verdad que hay diferentes partidos políticos? Pues lo mismo pasa con el feminismo. No podemos ser uniformes y pensar todas igual. Yo soy negra y feminista, pero en algunos puntos coincido más con mis hermanas catalanas que con mis hermanas de mi pueblo en África y todas somos feministas.