Roberto Seijo (Barakaldo, 1964) es el secretario general del principal sindicato de la Ertzaintza, Erne. La seguridad ha vuelto a primer plano este verano por las actuaciones contra los incumplimientos de las medidas sanitarias para prevenir la COVID-19, que en ocasiones han derivado en incidentes, y por episodios como la paliza a un joven de 23 años en Amorebieta-Etxano, que ha revelado el problema de las bandas juveniles. Asegura Seijo que la Policía vasca estaría “preparada” para responder mejor a estos retos pero que hay “mucha gente incompetente” que no prevé los operativos con el personal suficiente. Alerta también de la situación de algunos cuerpos locales.
¿Está capacitada la Ertzaintza para hacer cumplir las restricciones motivadas por la COVID-19?
Estaría preparada siempre y cuando haya modificaciones en los planteamientos de los dispositivos. Falta personal en los operativos y coordinación con las Policías locales para poder hacer mucho más conjuntamente. Hay que hacer mucho más en forma preventiva ahí donde se conozca que se van a hacer los botellones. Deberían acordonarse esas zonas y tener presencia policial antes de que se vayan masificando esos lugares. Creo que en este momento todo se realiza de forma reactiva. Por ejemplo, lo vimos en una de las finales de Copa del Athletic. En la siguiente final lo que se hizo fue algo preventivo a petición, además, de este sindicato. Hubo presencia policial desde muchas horas antes para que no se juntara la gente. Cuando quieren, lo pueden hacer. La Ertzaintza está preparada y puede hacerlo. Tenemos capacidad, pero tenemos mucha gente incompetente dentro del Departamento que es incapaz de hacer las cosas bien.
La plantilla oficial es de 8.000 efectivos y no se ha alcanzado prácticamente nunca. ¿Cuándo se conseguirá al fin ese objetivo? ¿Cuáles son los datos reales en la actualidad?
Tenemos un déficit de mil personas y significa un gran problema. Pero el Departamento puede hacer bolsas de trabajo con personal voluntario de toda la comunidad para refuerzos, porque hay mucha gente joven que ha ido entrando y que posiblemente se apuntaría para hacer esos dispositivos. Pero, claro, esto tiene un coste económico. Volviendo a la plantilla, posiblemente en noviembre baje de los 7.000 antes de que salga la siguiente promoción de Arkaute. Ésta va a paliar durante seis o siete meses este problema, pero luego volverá a bajar por las jubilaciones. El Gobierno vasco no está haciendo el esfuerzo necesario. Deberían solapar diferentes promociones porque, si no, nos vamos hasta el 2030 sin poder completar la plantilla de 8.000. Y son todos de escala básica de investigación y seguridad ciudadana, porque al final sí se completan todas las escalas superiores y algunas secciones de especialidades. En muchos casos es una situación insoportable: algunos comisarios nos trasladan que a veces hay una patrulla para 50.000 personas.
Respecto del tema de las policías locales, en el operativo especial de las fiestas de Vitoria la Policía Local tenía menos efectivos que la Ertzaintza. En otros municipios hay problemas para incorporar interinos y en algunos no hay turnos de noche.
La situación es caótica en las Policías locales en muchos sitios. Ni los ayuntamientos ni el Gobierno Vasco han sido capaces de generar la suficiente capacidad de OPE para poder garantizar un buen servicio de seguridad a los ciudadanos. Sí, hay muchas localidades sin gente de noche. No se quiere reforzar, no se quiere pagar a los policías que voluntariamente puedan ayudar a otros compañeros ante la falta de plantilla. En Vitoria, al final, la Brigada Móvil de la Ertzaintza echó una mano para poder solventar cualquier problema de orden público porque la Policía Local sin refuerzos poco puede hacer.
En los partes de los últimos fines de semana hay numerosos incidentes contra agentes, lanzamientos de botellas y similares. ¿Esto es un fenómeno nuevo?
Sí, así es. Desde mayo es un fenómeno nuevo en Euskadi y por el momento somos incapaces de pararlo y de detenerlo. Hemos visto las imágenes de Villabona, donde tristemente los compañeros tuvieron que retroceder. Estas imágenes no se pueden dar en Euskadi. Al final, es la falta de previsión de este Departamento de Seguridad y la falta de prevención de que toda esa gente no se vaya juntando. Insisto: o hacen llamamientos o hacen dispositivos con personal. Creemos que lo último que pueda hacer un Gobierno es descuidar a su Policía.
Usted ha mostrado su preocupación por la aparición de pandillas organizadas como la que dio una paliza en Amorebieta-Etxano a un joven.
Nosotros llevamos años hablando de esto con la judicatura en Euskadi y con la Fiscalía. Veíamos que había un problema con el tema de delincuencia de menores y de los grupos que se estaban organizando en bandas. Veíamos que el Departamento no daba una respuesta adecuada mientras nuestros compañeros de diferentes centros, de Bilbao, de Sestao o de Vitoria nos trasladaban esa preocupación. Pedimos una unidad que también estaría supeditada de alguna manera a la Fiscalía de Menores para poder realizar las cuestiones preventivas necesarias para evitar o en su caso disolver ese tipo de bandas organizadas y acciones delictivas como lo que ha pasado en Amorebieta-Etxano. Ha habido más peleas, como en los pinares de Plentzia, y otras palizas en Barakaldo o en Bilbao. Hay continuos robos a chavales de móviles. No entendemos que no se quiera hacer este tipo de unidad.
También hay denuncias, sobre todo por parte de la izquierda abertzale, de excesos policiales en las actuaciones de la Ertzaintza.
Creo que es una cosa errónea. Es una pena que la izquierda abertzale no entienda a su propia Policía o a las Policías locales. Ningún policía va a excederse en sus cometidos. Y, si ocurriera en algunos casos de forma individual, hay tribunales de Justicia para el control que se tiene que hacer de las propias actuaciones policiales. Cometen una torpeza para buscar unos votos o buscar un apoyo de una parte de la juventud.
Somos la Policía que laboralmente peor está en Euskadi. Hay compañeros que en algunos casos se van a las Policías locales para estar cerca de casa con mejores retribuciones o incluso a otro tipo de instituciones como son Bomberos.
¿La Ertzaintza es un trabajo atractivo para los jóvenes actualmente?
Viendo cómo estamos actualmente por la falta de trabajo, la verdad es que la Ertzaintza tiene muchas posibilidades. Podríamos hablar de la investigación, del orden público, de la seguridad ciudadana, de la Policía Científica o del rescate de montaña. Hay muchas tareas como para que a la juventud le pueda gustar el trabajo policial. Eso sí, creo que tenemos que mejorar en condiciones laborales. Somos la Policía que laboralmente peor está en Euskadi. Hay compañeros que en algunos casos se van a las Policías locales para estar cerca de casa con mejores retribuciones o incluso a otro tipo de instituciones como son Bomberos.
Ahora que ha pasado casi un año, ¿cómo valora el cambio de Estefanía Beltrán de Heredia por Josu Erkoreka y el de Gervasio Gabirondo por Rodrigo Gartzia?
La de Gervasio Gabirondo ha sido una etapa negra en la Ertzaintza. Han sido ocho años de una persona rechazada por parte de sus propios compañeros, de la mayoría de sus propios compañeros, y por parte de los sindicatos. Puso en marcha un modelo de investigación que ha sido caótico y cambios que estamos sufriendo. Ahora este Departamento de Seguridad ha sido incapaz en estos últimos nueve meses de modificarlos. ¿Gartzia? Es una persona gris. No tiene interlocución con sindicatos ni con el sindicato mayoritario, en este caso. Es una persona amable que en un momento dado no genera rechazo, pero tampoco sabemos verdaderamente ni sus funciones ni el trabajo que está realizando. La verdad es que en algunos momentos pienso que están haciendo buenos a los anteriores. Se ha visto burdamente con un acuerdo discriminatorio con la carrera profesional, porque se castigan las bajas laborales. Hay una diferencia de hasta el 40% con el modelo de Osakidetza.
¿Por esto en los últimos días han pedido apoyo al Ministerio del Interior frente a la gestión del Gobierno vasco?
En la carta que le enviamos al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, le decimos que estamos viviendo una situación tremenda con el tema del botellón. Queríamos hacer pública la incompetencia para crear unos dispositivos adecuados que garanticen la seguridad de los ertzainas. Queríamos alzar la voz sobre este tema. Y queríamos trasladarle al ministro, como han hecho otros sindicatos policiales, que sería conveniente trasladar el Ministerio de Justicia que la Fiscalía actúe con mayor contundencia en la petición de atentados contra agentes de la autoridad. El Gobierno español tiene que hacer algunas modificaciones legislativas para defender adecuadamente a policías, que atacarles no sea gratuito. Y también queríamos llamar la atención pública del Departamento de Seguridad, porque estamos chocando contra un muro. Cuando resultamos agredidos por parte de las personas que sean, no se personan en nuestra defensa. Los ayuntamientos tampoco lo hacen con los policías locales.
La de Gervasio Gabirondo ha sido una etapa negra en la Ertzaintza. Han sido ocho años de una persona rechazada por parte de sus propios compañeros