La segunda oportunidad de los jóvenes migrantes en Euskadi: “Cuando cruzas el mar, sabes que solo puedes llegar o morir”
Hasta ahora 115 personas han encontrado trabajo, casa o han regulado su situación con el programa 'Trapezistak' que busca sacar de la exclusión social a jóvenes sin red familiar y en riesgo de exclusión
“Es muy difícil llegar a España, pero tuve problemas con mi familia, y en mi país, Marruecos, no había oportunidades para trabajar. Decidí salir y luchar por mi vida cuando todas mis puertas en Marruecos se cerraron y venir aquí, cruzando el mar. El peor momento que puedes pasar en tu vida es cuando cruzas el mar porque solo tienes dos opciones: llegar o morir. Punto”. Con esas palabras se presenta Zohuair N. Mar, de 23 años, tres años después de llegar a Euskadi. Actualmente se encuentra en proceso de regularización, estudia segundo curso del grado medio en Atención sociosanitaria y acaba de volver de sus primeras prácticas como monitor de tiempo libre. “Me ha encantado aprender de los niños de aquí, ha sido la mejor experiencia de mi vida”, indica con una sonrisa.
Claire Tcheuthoua tiene 26 años y llegó hace cinco a Bilbao desde Camerún, tras pasar cerca de dos años en Marruecos, esperando conseguir el dinero suficiente para viajar en patera. “Todas las mañanas me levantaba a las seis para salir a pedir dinero en Marruecos para el transporte a España, cuando lo conseguí me pagué el viaje. Embarcamos a las cuatro de la madrugada y a las cinco de la tarde ya estaba en Bilbao”, explica. Cuando llegó a la estación de autobuses, llamó a una amiga que le aseguró que le daría cobijo hasta que encontrara algo. Sin embargo, esa amiga jamás le respondió el teléfono. “Estuve durmiendo en la calle dos o tres meses, hasta que me hablaron de un albergue en el que tenía que entrar cada tarde a las ocho y salir a las seis de la mañana. Si llegaba un minuto tarde, dormía en la calle y, por las mañanas, no importaba si llovía, a las seis, tenía que salir”, señala la joven.
Por suerte, lejos quedaron aquellos días, ya que, gracias a asociaciones como Askabide y Peñascal, Claire se ha formado en hostelería y repostería y ha logrado firmar este julio su primer contrato laboral. “Cuando me dijeron que me contrataban no me lo podía creer, me hizo mucha ilusión, empecé a llorar de lo emocionada que estaba”, detalla, sin poder evitar volver a emocionarse. Gracias a su contrato de trabajo ha logrado regular su situación en España, pero Claire no se conforma con eso. “Hasta ahora he estudiado para sobrevivir y poder tener un trabajo, ahora que ya tengo trabajo y papeles quiero seguir estudiando para convertirme en lo que me gustaría ser: enfermera”, insiste.
Oualid contaba con estudios universitarios en Psicología y Sociología cuando llegó a España, pero aquí, al no poder convalidar sus estudios por encontrarse en una situación irregular, ha tenido que estudiar un grado superior en agencias de viajes y organización de eventos. Próximamente, también va a empezar un curso en mantenimiento de ascensores. “Estoy buscando trabajo y pendiente de conseguir el arraigo por formación. Ahora comparto piso con un chico de aquí y otro de china y es una oportunidad para aprender mejor el idioma y conocer otros”, explica el joven de Marruecos, que llegó hace tres años a Euskadi y ha logrado salir adelante gracias a la asociación Agintzari. “Sin mis educadoras estaría totalmente perdido”, asegura.
Cuando Hamza El Amrani vivía en su Marruecos natal, estudiaba Literatura Inglesa en la universidad. Desde que llegó a Euskadi, hace dos años, no ha parado de estudiar otras formaciones, con la meta de, algún día, cumplir su sueño de seguir sus estudios universitarios. “He estudiado peluquería, formación en construcción de paneles solares, fabricación mecánica y, ahora, hostelería. Mi pasión es la literatura inglesa, pero quiero encontrar una salida aquí. Los jóvenes a veces nos saltamos la parte emocional y no la expresamos, esa parte emocional que llevaba dentro yo la he encontrado aquí”, confiesa el joven de 28 años.
Zohuair, Claire, Oualid y Hamza son cuatro jóvenes que forman parte del programa 'Trapezistak', un proyecto piloto del Gobierno vasco que cuenta con el objetivo de sacar a personas jóvenes de entre 18 y 25 años de la exclusión social, dándoles herramientas y acompañamiento para que puedan desarrollar el inicio de su vida adulta con garantías y dignidad. El programa, que lleva ese nombre porque trata de dar una segunda oportunidad a personas que han tenido que realizar “malabares y verdaderas acrobacias” para seguir adelante, ha sido presentado este lunes por la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal y el director de Migración y Aisilo, Xabier Legarreta.
Por el momento, 115 jóvenes sin red familiar que viven en distintos pueblos y ciudades de Bizkaia y Gipuzkoa han podido disfrutar del programa, que cuenta con la colaboración de 17 asociaciones que les acompañan, les dan alojamiento, les forman y les ofrecen prácticas laborales. De los participantes, solo tres son mujeres y un 58% no cuenta con una situación administrativa regularizada. La mayoría de ellos, sin embargo, ha finalizado algún tipo de formación profesional y, en ocasiones, varias a la vez.
Un mensaje para quien asume que “quieren vivir del cuento”
“Me gustaría lanzar un mensaje a quienes creen que estos chicos y estas chicas quieren vivir del cuento, de las ayudas. Mensajes que lamentablemente estamos oyendo todos los días y que no se ajustan a la realidad. De los 'trapezistak' el 42% no tiene acceso a medios económicos en forma de ayudas o prestaciones de cualquier otro tipo fuera del programa. Y estas prestaciones se aumentan o se reducen en función de otros ingresos que reciban estas personas”, ha aclarado Artolazabal, quien ha añadido, además, que todo aquel que acceda al programa debe firmar un documento que establece una serie de “derechos y deberes” que cada participante debe cumplir para seguir optando a las ayudas.
“Pese a que la modificación del Reglamento de Extranjería rebajó las exigencias para el acceso al mercado laboral, estos chicos y chicas siguen encontrándose la barrera de la burocracia administrativa. Los tiempos de espera y la dificultad de los trámites migratorios explican el bajo porcentaje de personas en situación regular”, ha criticado la consejera, que ha informado de que, por el momento, 46 de los 115 'trapezistak' está realizando sus prácticas laborales y 7 de ellos las han terminado con un informe favorable.
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