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Trabajadoras de limpieza del Guggenheim reivindican una mejora de sus condiciones laborales con un encierro de San Fermín

El personal de limpieza del Museo Guggenheim de Bilbao escenifica un encierro de San Fermín frente a la escultura 'Puppy'

Beatriz Olaizola

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“Al Guggenheim pedimos, por ser nuestro patrón, mejoras laborales, es la solución”. Es el cántico modificado de San Fermín que el personal de limpieza del Museo Guggenheim ha cantado este viernes en un encierro escenificado en la explanada del museo para reivindicar mejoras salariales y la eliminación de la brecha salarial. El pasado once de junio el sindicato ELA, en representación de la plantilla, convocó una huelga hasta el 21 del mismo mes, pero que ahora han decidido prolongar hasta el 15 de septiembre. 

Desde hace 28 días, el personal de limpieza del Guggenheim ha protagonizado protestas cada mediodía frente a la entrada principal del museo para denunciar “una situación de precariedad, cargas de trabajo insostenibles y sueldos que no superan los 900 euros mensuales”. Este viernes han simulado un encierro de San Fermín con pañuelos rojos al cuello, periódicos en alto, fregonas de colores, banderas del sindicato, confeti y consignas como “Guggenheim, escucha, limpieza en lucha”. Sin embargo, la contratación del servicio no depende del museo, sino de la empresa Ferrovial Servicios, a la que han acusado de “priorizar el beneficio económico ante la salud de las trabajadoras, ahorrando costes en la contratación de personal”. 

Marimar García es una de las trabajadoras en huelga. En total son 19. Ella lleva 21 años trabajando en la limpieza del museo y se queja de los horarios “insostenibles”: “Tenemos metros y metros que limpiar y bloques de trabajo que no nos permiten hacer la comida para nuestra familia. Libramos un día y si queremos librar dos tenemos que hacer 53 horas a la semana”. También ha sido crítica con el salario y considera que “no les valoran” y que ella cobra “exactamente lo mismo que cuando entró”. Unos 15.900 euros al año. “No tienes vida. Debes estar 24 horas con el teléfono por si te llaman, porque el horario que nos dan para todo el año luego nos lo cambian. Si falta una persona, por lo que sea, no se coge a nadie, simplemente se reparte el trabajo”. Ha contado que es habitual que les llamen “de un día para otro” y que “no hay suficiente horario de descanso” entre jornadas. 

Además de la precariedad, Maite Leizegi, representante de ELA, ha denunciado el “clasismo y desprecio” de los que es víctima la plantilla y la brecha salarial entre el personal de limpieza viaria, en su mayoría hombres, y el personal de limpieza de edificios y locales, al que pertenecen las trabajadoras del museo. “La diferencia son casi 8.000 euros anuales”, ha señalado. Una cantidad que “la empresa Ferrovial Servicios y el Guggenheim no reconocen”. También ha explicado que las trabajadoras en huelga reivindican “un convenio propio”, aunque la lucha por unos salarios iguales entre hombres y mujeres se traslade al ámbito provincial. “La propuesta planteada es para un plazo de cuatro años y hablamos de un grupo de 19 personas, lo que para el museo es una nimiedad. Lo que ocurre es que estamos cuestionando su modelo. Un modelo que tienen en común la mayoría de las instituciones públicas y donde todo está subcontratado a cualquier precio. La empresa que más barato lo quiera hacer será a la que se lo adjudiquen”, ha criticado Leizegi. 

Para Marimar, el trato que recibe el personal de limpieza es “cercano a la tiranía” y el “desprecio” y la “indiferencia” se exacerban cuando la persona trabajadora es mujer. Según ha detallado Leizegi, la plantilla en huelga “ha tenido acercamientos con el museo” y el último de ellos “fue una reunión sin intención de acercar posturas ni negociar”. Ha asegurado que lo planteado en el encuentro se realizó “desde el clasismo” y que a pesar de que reconocieron la labor de las trabajadoras, “no vieron la necesidad de ofrecer una subida salarial”. En el sindicato también denuncian que el Guggenheim está “vulnerando el derecho a huelga” porque “los exteriores del museo están limpios”. Leizegi ha explicado que ya han interpuesto una denuncia en Inspección de Trabajo. “Si solo hay tres personas que no están secundando la huelga, eso significa que aquí está cogiendo el trapo hasta el director del museo”, se ha quejado. 

Fuentes cercanas a la empresa adjudicataria han expuesto a este diario que la protesta “en realidad es una reivindicación a nivel provincial” y que no comprenden su vinculación con el museo porque, han alegado, “ellos están por encima” del Convenio Colectivo Provincial de Limpieza de Edificios y Locales. “Tenemos un plus dentro del museo, el salario medio es superior al salario medio del convenio y cuentan con días de vacaciones adicionales. En ese sentido no vemos que su reivindicación nos pueda interpelar”. También han añadido que, de cara a la situación que “han vivido dentro del sector turístico”, que se produzca “ahora esto en verano” les da “un poco de pena”.

“Nosotras invisibles, estamos aquí”, han gritado las trabajadoras durante el 'encierro', que se ha prolongado una hora y ha atraído la mirada de turistas curiosos que se preguntaban por qué una veintena de personas lanzaban papeles al aire frente a 'Puppy'. Leizegi ha señalado que ahora “el colectivo está muy fuerte y unido”, pero que no siempre ha sido así. Marimar ha recordado “el miedo que tenían” hace unos años: “Se toman represalias. Por opinar que los puestos no están bien repartidos hay un castigo hacia ti”. Por ahora el objetivo del personal en huelga es seguir protestando frente al Guggenheim durante el mes de julio y agosto “hasta que vean que no hay alternativa, se elimine la brecha salarial y se suban las cuantías de los salarios en un plazo de cuatro años”.

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